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La Politécnica pide un adelanto a la Generalitat para pagar las nóminas

La gerente, que el lunes deja el cargo, asegura que el campus no es viable

La Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) actualmente no es viable económicamente y no llega a final de año, así que se ha visto obligada a pedir un adelanto a la Generalitat para pagar las nóminas de diciembre. Es el negro panorama que la gerente de la UPC, Carme López, dibuja en su carta de despedida que ayer envió a todos los trabajadores. La figura de gerente es un cargo de confianza, así que cesará este lunes, cuando Enric Fossas sea investido nuevo rector.

“La nómina de noviembre está asegurada. En cuanto a la de diciembre, tal y como ha sucedido en los dos últimos años, tenemos dificultades y por eso hemos pedido a la Generalitat que aporte la cantidad suficiente para que se pueda hacer frente a su pago”, explica López en la misiva. La UPC pide a la Secretaría de Universidades que reste este adelanto de la deuda que mantiene la Generalitat con el campus, que cifran en 29 millones.

Precisamente los impagos, los recortes presupuestarios y una financiación inadecuada son algunas de las causas que ha esgrimido el rector saliente de la UPC, Antoni Giró, para justificar la situación actual de asfixia económica que viven, que se plasma en una losa de déficit de 111 millones de euros, que se espera que vuelva a crecer este año, según fuentes del campus.

“Se ha acumulado un déficit

Si un ápice de autocrítica, López, que ostenta la gerencia desde julio de 2010, defiende su gestión durante estos tres año y medio, marcados por la “política de contención y disminución del gasto”, y carga contra los anteriores gestores económicos. “Se ha acumulado un déficit elevado, que actualmente es insostenible […] La crisis ha puesto en evidencia la situación económica real que la UPC arrastra desde hace años, y que no está relacionada directamente con los recortes de las subvenciones públicas”, defiende.

Las estadísticas muestran cómo los números rojos del campus se desbocaron esta última década, a razón de entre cinco y 14 millones de déficit anual, incluso en la época de bonanza. Cuando Giró tomó el mando de la UPC, en 2006, el campus ya arrastraba un desequilibrio de 69 millones, que ascendió a los 82 millones cuatro años más tarde, justo antes de que se iniciaran los recortes del gobierno catalán.

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“La estructura actual económica hace muy difícil la viabilidad de la UPC”, sentencia la gerente, que urge a tomar medidas al nuevo equipo de gobierno, como aumentar los ingresos de fuentes privadas, cerrar los servicios deficitarios —entre ellos, titulaciones y facultades— y racionalizar la plantilla de profesorado. El ahogo de la universidad estalló a finales del curso pasado con el despido de 340 personas y sonadas movilizaciones.

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