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Turbio encuentro en un parque

Dirigidos por José Luis Gómez, los actores Nausicaa Bonnín y Antonio de la Torre estrenan la obra ‘Grooming’, de Paco Bezarra, en el Teatro de La Abadía

Rocío García

Ninguno de los dos duda un segundo. Están ante los personajes más turbios que han interpretado nunca. Nausicaa Bonnín y Antonio de la Torre estrenaron ayer en el Teatro de La Abadía de Madrid, Grooming, una historia repleta de deseos oscuros, mentiras y mucha soledad. Escrita por Paco Bezerra, premio Nacional de Literatura Dramática en 2009, y dirigida por José Luis Gómez, la obra se sumerge en el mundo turbio de las parafilias y las patologías sexuales. Los dos actores se estrenan con José Luis Gómez y con ese teatro de la palabra, marca de La Abadía, como vehículo expresivo y conductor. “Es como torear con un Mihura”, resume entre encantado y miedoso De la Torre.

Es una cita a ciegas en un parque. Una adolescente, traje floreado, calcetines y rebeca, descansa en un banco. Bajo una farola, la joven está como adormilada. En el suelo varias latas de refrescos tiradas y a un lado un columpio vacío. Un hombre trajeado y con una cabeza de conejo aparece por una esquina. La chica despierta, el hombre se descubre y los dos se sientan en el banco. Empieza un duelo, un combate de poder y manipulación, de realidades y deseos, pero también de encuentro y de reconocimiento mutuo, con muchos saltos y sorpresas. Grooming, concepto inglés que se refiere al ciberacoso sexual, entra de lleno en los comportamientos parafílicos, en esa gente que solo consigue excitarse sexualmente con algo muy determinado y extraño.

'Grooming' habla de dos personas que están muy solas y que sufren un impulso enfermizo irrefrenable

“Para mí, el mayor reto de esto personaje es afrontarlo como si no fuera un enfermo, sino el de un hombre que sufre, que tiene un impulso dañino, superior a su fuerza y autocontrol, y esto le lleva a una conducta criminal. Intentar presentarlo con cierta normalidad, siendo en este caso una palabra muy delicada. Grooming habla de dos personas que están muy solas y que sufren un impulso enfermizo irrefrenable con el que terminan encontrando un punto de unión”, explica De la Torre (Málaga, 1968), sentado en la cálida biblioteca de La Abadía, justo enfrente de su compañera Nausicaa Bonnín (Barcelona, 1985). La actriz destaca la valentía de Bezerra y de Gómez para hablar de todo esto, de estos bajos fondos, en un escenario. “Me congratula mucho hacer una obra así para no quedarnos solo en lo formal y lo bonito”, asegura Bonnín , una intérprete fajada en el teatro en Cataluña que con esta obra se estrena a lo grande en Madrid y que, tras el éxito conseguido en el cine con Tres días con la familia, de Mar Coll, desea con ansia seguir explorando en la gran pantalla. Lo contrario que De la Torre, asiduo del cine y que con Grooming se enfrenta a su tercer personaje en el teatro y sin duda el más potente.

Antonio de la Torre y Nausicaa Bonnín en un momento de los ensayos de 'Grooming'.
Antonio de la Torre y Nausicaa Bonnín en un momento de los ensayos de 'Grooming'.JORDI SOCÍAS

Consultaron con un psiquiatra especialista en parafilias para intentar saber qué es lo que pasa por la cabeza de este tipo de personas afectadas. La primera pregunta que hizo De la Torre, que no olvida su primera profesión, la de periodista, fue la de saber cuánta gente puede sufrir comportamientos parafílicos. “Nos dijo que muchos, pero que al ser una conducta secreta e inconfesable no se podía dar una cifra más o menos aproximada y nos puso el ejemplo del monstruo de Amstetten [el individuo austríaco que tuvo encerrada a su hija durante 24 años, a la que violó de manera sistemática y con la que tuvo siete hijos-nietos]. También nos habló de que los parafílicos saben que su conducta no es buena pero que están tan desligados de la realidad que ellos mismos generan una estructura moral de protección”.

Me congratula mucho hacer una obra así para no quedarnos solo en lo formal y lo bonito

Sin querer contar mucho de la obra, los dos actores resaltan, quizás como medida de protección ante tanta desolación, la historia de amor que va surgiendo entre estos dos desconocidos que se reconocen en sus carencias afectivas, que pasan de ser víctimas a verdugos y viceversa. “Lo perturbador pero también lo humano es que hay una especie de confort en la soledad, de reconocimiento de que no eres tú el único monstruo”, explica Bonnín. “Yo confieso que me he roto a llorar algunas veces en los ensayos”, añade De la Torre.

Y así, entre referencias cinematográficas a Hitchcock y Alicia en el País de las Maravillas, se va desarrollando esta oscura historia repleta de cajones que se abren y cierran y que albergan angustias y dolor.

 

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