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Medio Ambiente promueve una investigación para desalar agua de pozos salobres en futuras sequías

La fundación ProDTI, de la Universidad de Sevilla, diseña prototipos con telecontrol

La reserva estratégica para hacer frente a las recurrentes sequías está en el subsuelo. Los pozos aportan ahora casi un tercio del agua consumida en Andalucía, pero en muchos casos el exceso de sal imposibilita la utilización de aguas subterráneas. La Consejería de Medio Ambiente quiere impulsar la desalación de pozos como medida de emergencia para garantizar el consumo en pequeñas localidades en tiempos de sequía. Un grupo de investigadores de la fundación ProDTI, de la Universidad de Sevilla, diseña ya prototipos con telecontrol digital por encargo del Instituto Andaluz del Agua.

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La intrusión marina y la utilización intensiva de fertilizantes en la agricultura ha aumentado el nivel de salinidad en muchos acuíferos: el agua potable se ha convertido en salobre, impidiendo su uso para consumo urbano y, en muchos casos, para la propia agricultura. "Es una situación habitual en municipios próximos a la costa de Almería y Granada", explica Hermelindo Castro, director del Instituto del Agua de Andalucía.

Este organismo, dependiente de la Agencia Andaluza del Agua , firmó un convenio con la Universidad de Sevilla y la fundación ProDTI para confeccionar "un mapa de los pozos de agua salobre que hay en Andalucía" y estudiar la posibilidad de desalarla en situaciones de emergencia. "La idea es que, en épocas de sequía, se utilicen desaladoras de manera provisional para garantizar el consumo urbano a partir de esos pozos salobres", añade Castro, quien puntualiza que es una medida pensada para localidades "de menos de 10.000 habitantes".

Del diseño de esas pequeñas desaladoras se encarga la fundación ProDTI. "Estamos construyendo seis prototipos que son el resultado de siete años de trabajo de investigación", explica Eduardo Yaglián, gerente de la fundación, en la nave de Dos Hermanas (Sevilla) donde se ensamblan los componentes. La idea sobre la que trabajan los investigadores es la de crear unos pocos modelos que puedan utilizarse en distintos pozos. "Deben ser simples y efectivas", agrega Alberto Menéndez, catedrático de Electrónica y presidente de la fundación. La principal aportación del grupo investigador reside en la automatización de la máquina. "Usamos sistemas digitales lo más pequeños posibles y empleamos materiales estandarizados, para que el coste sea reducido", detalla el director de la fundación.

Los sistemas digitales permitirán además controlar a distancia el funcionamiento de la desaladora. El objetivo es que la máquina sea casi autosuficiente y, sólo haya que suministrar periódicamente los aditivos que usa en el proceso de desalación. "Si algo va mal, lo detectarían los sensores que hay en la máquina, que intentaría autoregularse. Y si no es posible, envía una señal al centro comarcal de seguimiento, que enviaría entonces un equipo técnico", indica Yaglián. De esta forma, el pequeño municipio donde se instalase la desaladora no tendría que asumir el mantenimiento de la maquina. Una vez que la fundación determine las características técnicas de estas desaladoras, la Junta convocaría un concurso público para proveerse de varias máquinas en colaboración con consorcios comarcales.

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