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Un periodista confiesa en la BBC que mató a su novio enfermo

El presentador asfixió a su pareja con una almohada - El caso agita el debate sobre suicidio asistido en vísperas de que Londres deba clarificar su legislación

Ray Gosling, un veterano y polémico periodista de la BBC y activista gay, ha revolucionado el debate que vive Reino Unido acerca de la eutanasia y el suicidio asistido, al confesar en un documental que hace años mató a su amante, enfermo irreversible, cumpliendo así un pacto entre ellos. "Sufría un dolor terrible, yo estaba ahí y lo veía. Es algo que te rompe en pedazos. Cuando amas a alguien, es difícil verle sufrir", declaró a los espectadores del programa Inside out, de la BBC East Midlands. "Teníamos un pacto", aclaró en el programa.

Gosling, de 70 años, reflexiona en el documental sobre los dilemas que afronta la gente cuando se acerca la muerte. Se pregunta qué quiere él mismo que pase cuando llegue ese momento. Qué tipo de funeral. Qué ataúd. Dónde ser enterrado. Habla con gente que se plantea cuestiones sobre la eutanasia, como una mujer que meses atrás planeaba llevar a morir a Suiza a su marido, enfermo de demencia, pero que ya no sabe qué pensar porque la salud de él ha mejorado y ahora tiene días de mayor lucidez.

"Me pidió que no le dejara seguir si el dolor crecía. No fue un crimen", justifica
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En un momento dado, con el trasfondo de un verde cementerio, Gosling dice mirando a la cámara: "Todo el mundo me ha revelado algo a mí y ahora soy yo quien tiene que revelarles algo a ellos. Una vez maté a alguien... Era un chaval joven, había sido mi amante y tenía sida". Y prosigue: "En un hospital, en una tarde calurosa, el doctor dijo: 'No podemos hacer nada', y él sufría un dolor terrible. Le dije al doctor: 'Déjeme un momento', y se marchó. Cogí una almohada y le sofoqué hasta que murió. El doctor volvió y le dije: 'Se ha ido'. Nunca se dijo ni una palabra más", añade, aguantando apenas el llanto.

Ni en el programa ni en entrevistas posteriores en la BBC ha explicado ni quién era el joven, ni quién era el médico, ni en qué hospital o en qué ciudad o cuándo pasó todo. Quizás para proteger al médico, o para no violentar a la familia -"Algunos saben lo que pasó; otros, no. Es mejor así", ha dicho-, o simplemente para protegerse a sí mismo ante posibles acciones legales contra él.

Gosling no ha decidido contar todo esto porque tenga mala conciencia. "No me arrepiento en absoluto. Era un pacto entre nosotros. Me había dicho que si el dolor aumentaba y no había nada que hacer, que no le dejara seguir de esa manera. Era una situación terrible. Yo le amaba con locura. No creo que sea un crimen", asegura.

No tiene miedo de las repercusiones legales de su confesión y de que la policía vaya a investigar el asunto. "Que lo intenten. No les voy a decir nada. Nada. Ése era el pacto. Teníamos un pacto". La policía de Nottinghamshire ya ha anunciado la apertura de una investigación y ha asegurado que no tenía conocimiento del asunto hasta que el programa se emitió, el lunes por la noche. La BBC ha sido acusada de ocultar información a la policía. "La primera noticia que tuvo la BBC sobre el asunto fue cuando se rodó el programa", ha declarado un portavoz de la corporación. "La BBC no tenía la obligación legal de informar a la policía en esas circunstancias".

El veterano periodista y activista asegura que su declaración tampoco forma parte de una campaña a favor de la eutanasia o el suicidio asistido, y que lo único que quiere es que se hable de estas cosas "porque están ocurriendo todos los días". Pero el programa se ha aireado apenas unas semanas antes de que el Gobierno tenga que clarificar la confusa legislación actual sobre suicidio asistido y el programa ha sido ensalzado o criticado según las posiciones de cada uno respecto a ese tema. La clarificación es obligatoria después de que Debbie Purdy, enferma de esclerosis múltiple, llevara la ley a los tribunales para asegurarse de que, si algún día necesita que su marido la ayude a morir, éste no sea procesado.

El suicidio asistido sigue siendo formalmente ilegal en Reino Unido. Las personas que han acompañado a al menos 115 británicos a morir en la clínica suiza Dignitas desde 2002 podrían haber sido procesadas y condenadas a 14 años de cárcel. En septiembre, la fiscalía clarificó las directrices que rigen la aplicación de la ley, de 1961: no se procesará a quien ayude a morir de buena fe a un enfermo incurable que haya tomado la decisión sin presiones.

A juicio del doctor Peter Saunders, de la organización Care Not Killing, opuesta al suicidio asistido, si hay algo que demuestra el caso de Gosling "es la necesidad de extender los cuidados paliativos". "Por el testimonio que conocemos, éste no es un caso de suicidio asistido, sino de asesinato: acabar activamente con la vida de otro".

Pero para Sarah Wootton, directora de Dignity in Dying, "este caso vuelve a demostrar que la ley está desfasada con lo que la sociedad quiere y necesita". "Éste es un problema actual, que nos puede afectar a todos, y hace falta una legislación formal sobre el suicidio asistido para ayudar a quienes quieren tener una elección al final de su vida, además de proteger a la gente que puede ser vulnerable a la coacción".

El periodista británico Ray Gosling ha admitido que mató a un amante que estaba desahuciado.
El periodista británico Ray Gosling ha admitido que mató a un amante que estaba desahuciado.

Reportero de sí mismo

Periodista, escritor, documentalista de televisión, locutor de radio, activista gay, inconformista, tierno, caótico... Ray Gosling es un poco de todo eso. Aunque nació en Chester (1939), 30 kilómetros al sur de Liverpool, siendo aún un niño se mudó con sus padres a las East Midlands, "mi país", como le gusta decir a él.

Gosling nunca ha sido demasiado ajeno a la polémica. Su activismo gay empezó cuando aún no contaba los años por decenas, y se mantiene vivo: aún ahora gestiona una página web, Gay Monitor, consagrada a difundir casos de discriminación contra los homosexuales en Reino Unido.

Su periodismo ha estado siempre muy cerca de la vida cotidiana. Su primer documental, Two town mad (1962), era una comparación de la vida en Leicester y en Nottingham. Tras pasar muchos años en la radio, en 2000 volvió a la televisión para explicar las miserias de su propia vida: en 1998 había sido declarado en bancarrota. Su pareja de siempre, Bryn, estaba enfermo de cáncer de páncreas, y él lo dejó todo para cuidarle hasta su muerte, en 1999. En el polémico programa del lunes, Gosling desveló no sólo cómo ayudó a morir a su amante anónimo sino su decisión de reposar para siempre en la misma tumba que Bryn.

La lucha por la muerte digna en Europa

- Reino Unido. Diane Pretty, una mujer nacida en Luton (Reino Unido) en 1958, tenía una enfermedad neurodegenerativa que le obligaba a depender de su marido y las enfermeras para todos los aspectos de su vida. En 2001 intentó que la justicia británica cambiara las leyes del país, que prohíben la eutanasia y asistir a las personas que solicitan ayuda para suicidarse. No lo consiguió, y, en 2002, llevó su caso al Tribunal de Estrasburgo, que rechazó su petición. Murió el 11 de mayo de 2002.

- Francia. Chantal Sébire fue diagnosticada en 2000 de un estesioneuroblastoma, un cáncer muy raro (200 casos en el mundo) que le deformó el rostro. La mujer intentó que el Gobierno francés dejara que un médico le quitara la vida. En 2008, le ofrecieron la posibilidad de inducirle un coma. Murió poco después, con 52 años.

- Italia. Eluana Englaro fue la protagonista involuntaria de la lucha de su padre para que la dejaran de alimentar. Había pasado 17 años en un estado vegetativo que la autopsia posterior demostró que era irreversible. Al final, su padre, Beppino, consiguió que una clínica la desenchufara.

- España. En 2006, Inmaculada Echevarría pidió "una inyección" que le parara el corazón. Llevaba 30 de sus 51 años inmovilizada en un hospital, con un respirador. Cinco meses después consiguió que se le aplicara la ley, y le desconectaran el respirador. Murió en marzo de 2007.

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