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¿Se quedan viejas las escuelas de negocios?

Los problemas de ESADE reabren el debate sobre el futuro de la formación directiva

Carmen Sánchez-Silva
Campus de Esade en Sant Cugat del Vallés (Barcelona)
Campus de Esade en Sant Cugat del Vallés (Barcelona)

La crisis ha llegado a una de las tres grandes escuelas de negocios españolas que, hasta ahora, estaban esquivándola gracias a su mayor presencia en el exterior y a su prestigio internacional, al estar situadas entre las 25 primeras del mundo, según el ranking de referencia del sector, elaborado por Financial Times. ESADE espera registrar por primera vez pérdidas durante este curso 2012-2013 y por eso ha recurrido a un ajuste de plantilla que afectará a casi el 8,5% de sus 709 trabajadores, según explica Francisco Longo, secretario general de la escuela barcelonesa, que estima que los números rojos pueden llegar a situarse en tres millones de euros, una cifra que otras fuentes creen que se queda corta.

La escuela de negocios perteneciente a la Compañía de Jesús espera, no obstante, volver a la senda de los beneficios el próximo curso, indica Longo, implementando, junto al ajuste de personal, otras medidas como la racionalización de espacios, la entrada en nuevos mercados y concentrando su actividad en el negocio principal.

Pero el despido colectivo puesto en marcha por ESADE el pasado jueves (tras la firma de un preacuerdo con el comité de empresa) es algo inédito en los centros de formación de ejecutivos de primer orden que, sin embargo, sí han realizado despidos individuales selectivos, según Longo.

Muchos centros españoles no han actualizado sus prácticas educativas

“En el sector todas las escuelas han recortado empleo, introduciendo la misma disciplina que está aplicando el conjunto de las empresas del país”, asegura Jorge Ruiz, secretario general de la Asociación Española de Escuelas de Negocios (AEEN), que agrupa a una docena de centros de mediano tamaño, “que ya han hecho sus deberes de reestructuración”, y está buscando soluciones de viabilidad para ellos a través de la fusión de programas, la internacionalización y las fórmulas de financiación alternativas.

“Las escuelas no están separadas del mundo de los negocios”, coincide José Luis Bozal, director de la Asociación Española de Escuelas de Dirección de Empresas (AEEDE), donde están presentes 13 de las instituciones formativas de mayor tamaño, entre ellas las tres líderes: IESE (cuyo director general ha rechazado participar en este reportaje), IE Business School y ESADE.

La caída de la demanda nacional de cursos para ejecutivos, una de las causas a las que ESADE atribuye sus pérdidas, y los números rojos de esta escuela han vuelto a plantear en el sector el debate sobre si el modelo educativo y rector seguido por estas instituciones es el apropiado, tras la mala gestión y la falta de ética con que los directivos de las empresas han respondido a la crisis, que ha llevado a cuestionarlo en todo el mundo. Un debate que arrancó con la crisis económica en Estados Unidos y se propagó por el resto del mundo, y que ha llevado a dudar sobre el producto estrella de estos centros, el MBA (master in business administration). “Tenemos una discusión internacional muy fuerte sobre el modelo de las escuelas de negocios, pues los gestores de las grandes compañías que han protagonizado la crisis han sido formados en ellas”, indica Bozal.

Los directivos cuestionan los MBA, los precios y los formatos poco flexibles

“El modelo de las escuelas de negocios tradicionales ha fracasado, como nos están demostrando las empresas durante esta crisis”, afirma Carmen Martinell, directora general de la Fundación Privada Instituto de Educación Continua, de la Universidad Pompeu Fabra, que en 2011 lanzó la escuela de negocios Barcelona School of Management. “Pero eso no quiere decir que todo el sector esté en crisis”, explica Martinell, para quien los centros que innovan e incorporan nuevos formatos y metodologías para solucionar los retos de la empresa de hoy (“prácticos, no teóricos y siguiendo el método del caso”) están teniendo éxito a pesar de la crisis. Desde su punto de vista, esta nueva formación de ejecutivos se basa en la transversalidad, la personalización y la resolución de problemas reales, además de en formatos basados en las nuevas tecnologías.

La deuda como trasfondo

Aunque en el entorno de las escuelas de negocios nadie dude de que ESADE va a superar este “episodio de dificultad”, lo cierto es que los representantes de estas instituciones creen que va a afectar a la reputación del centro y del sector en general. “Es una conmoción para el negocio”, afirman algunos.

ESADE vincula sus problemas económicos a la rémora que supone para ella su escuela de idiomas, Esade Executive Language Center, que representa un 4% de su facturación (80 millones de euros) y el 35% de sus pérdidas, según la institución, y al descenso de la demanda nacional para sus cursos. Y trata de desviarlos de uno de sus proyectos estrella, Creápolis, un parque de innovación que estrenó en 2010, tras un fuerte endeudamiento (que rechaza cuantificar) y que el sector pone en el centro de su complicada situación financiera.

A pesar de ello, la apuesta por la innovación que supone este parque ubicado en Sant Cugat del Vallés (Barcelona) es el futuro de las escuelas de negocios, en opinión de José Luis Bozal, director de AEEDE, donde los centros de formación de directivos asociados, indica, han conseguido atraer a más de 5.000 estudiantes de fuera de España, “lo que les ha dado estabilidad”.

En España las escuelas de negocios están centrando sus últimos lanzamientos en programas relacionados con la innovación, el emprendimiento, las nuevas tecnologías y la oferta dirigida a las pymes.

Para Santiago Íñiguez, decano de IE Business School, “las escuelas de negocios han cambiado varias veces de modelo de negocio y de modelo educativo durante su historia. Actualmente hacen falta centros con mayor escala y más internacionales. Estamos viviendo un proceso de fusión de escuelas de negocios en Francia, Finlandia, Reino Unido... que va a llegar a España, donde se va a racionalizar el sector a través de estas concentraciones (a pesar de que en el 50% de los casos destruyen valor como sucede en las empresas) e incluso con el cierre de algún centro que no haya abandonado el sistema tradicional de formación”.

Íñiguez suma a esas tendencias “las turbulencias que sufrimos en el sector con la irrupción de las nuevas tecnologías y las Mooc (massive open online courses), que están cambiando la manera de educar”. En su opinión, las escuelas de negocios que continúen con el arquetipo tradicional se verán amenazadas. Algo que, según él, no va a suceder con los tres centros estrella, que tienen un negocio diversificado que permite complementar áreas cuya demanda se resiente (hoy la formación ejecutiva no reglada) con las otras. En el caso de IE Business School, dice, “el 70% de nuestros ingresos proceden de fuera de España, y eso nos blinda”. La escuela madrileña facturará este curso 104 millones de euros, levemente por encima del año anterior.

“La generación de valor y la forma de hacer negocios ha cambiado, por eso la demanda, los directivos, exigen a las escuelas de negocios que formen de otra manera. También hay reticencia a los precios que cobran por sus programas y se les critica no haber evolucionado lo suficiente en el terreno del e-learning”, sostiene Joan Torrent, director de UOC Business School, un centro con tres años de andadura, que basa su metodología en la resolución de los problemas reales de las empresas, el desarrollo de competencias transversales, la interacción, la formación de equipos y la oferta para las pequeñas y medianas empresas y emprendedores.

El centro de formación de directivos dependiente de la Universitat Oberta de Catalunya ha triplicado el número de estudiantes en estos tres años, indica Torrent, y ha situado sus ingresos en un millón de euros. Sus beneficios representan el 20% de la facturación.

En el caso de la también catalana Barcelona School of Management, sus ingresos ya representan el 60% del total facturado por la Fundación Privada Instituto de Educación Continua, de 15 millones de euros, según Carmen Martinell, quien asegura que los beneficios obtenidos por el centro de educación de ejecutivos se reinvierten. “Este curso hemos destinado 150.000 euros al programa de becas talento, que cubren entre el 25% y el 75% del coste de los programas”.

Y es que las becas se han convertido en la fórmula que usan las escuelas para que la demanda nacional no se resienta tanto. “Se están rebajando los precios del sector entre un 25% y un 40% a través de ellas”, afirma Jorge Ruiz.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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