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Petrobras salva la primera subasta de gas terrestre en Brasil

La falta de interés extranjero y la polémica por la oferta de bloques de gas no convencional en áreas terrestres marcan la concesión

La estatal Petrobras ha salvado la subasta de 240 yacimientos de gas organizada por el Gobierno de Brasil. La evidente falta de interés de compañías extranjeras y la polémica por la oferta de yacimientos de gas no convencional en áreas terrestres (su exploración se lleva a cabo a través de una técnica conocida como fragmentación hidráulica, que puede implicar riesgos de contaminación del terreno y de las aguas acumuladas en el subsuelo), han marcado esta duodécima subasta organizada por la Agencia Nacional de Petróleo (ANP). “Las mayores petroleras del mundo prefieren la exploración de petróleo y en esta ronda el foco estaba puesto en bloques de gas en tierra”, justificó la presidenta de la ANP, Marga Chambriard. La realidad es que tan solo el 30% de los bloques ofertados fueron rematados (72 de 240), y de ellos, 49 han sido adjudicados a Petrobras, ya sea en pujas individuales o en consorcio con otras compañías. El resultado de la subasta, aunque ciertamente positivo en términos de recaudación, viene a confirmar los recelos de las compañías extranjeras a asumir riesgos en territorio brasileño, puesto que en las áreas subastadas aún no existe un marco regulador para la extracción de gas no convencional.

Con esta ronda de adjudicaciones, Brasil ha recaudado algo más de 165 millones de reales (algo más de 70 millones de dólares), un 755% por encima de las ofertas de partida, algo que supera las expectativas de la ANP. Ello ha sido posible gracias a las potentes pujas de Petrobras, que han salvado varias de las rondas y abultado los números finales de las adjudicaciones. Queda en el aire la pregunta de si estas ofertas responden en el fondo a una estrategia del propio Gobierno brasileño para rescatar a la subasta de un fiasco.

Petrobras, que registra un inquietante nivel de endeudamiento, traba durante los últimos meses una dura disputa con el Gobierno para aumentar los precios de la gasolina y escapar de los números rojos. Por esta razón ha llamado la atención el expresivo desembolso de la compañía en esta decimosegunda subasta energética organizada por el Gobierno desde 1998. “Petrobras siempre ha sido protagonista en las doce subastas organizadas por la la ANP”, argumentó el ministro interino de Minas y Energía, Márcio Zimmerman.

De las doce compañías que han pujado, cuatro son extranjeras: la colombiana Alvopetro, Trayectoria (Panamá), Geopark (Bermudas) y la francobrasileña GDF. Según la ANP, la inversión mínima que las ganadoras deberán realizar asciende a 500 millones de reales (215 millones de dólares) durante un periodo que varía entre cinco y ocho años. Las cifras, aunque superan los mínimos establecidos en las reglas de la subasta, son anecdóticas en comparación con el torrente de millones registrado en la reciente adjudicación del yacimiento de Libra, localizado en la cuenda de Santos, en aguas profundas del Atlántico, o con la subasta de campos de petróleo celebrada el pasado mayo, en la que se recaudaron 2.800 millones de reales (1.200 millones de dólares).

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Chambriard hizo hincapié en el hecho de que Brasil, por primera vez, haya sacado a subasta yacimientos de gas en áreas terrestres inexploradas. “Brasil necesita desarrollar la producción de gas en yacimientos terrestres. Es importante para que en el futuro podamos tener una mayor suficiencia”, reforzó Zimmerman. El gigante sudamericano actualmente está en la trigésimo segunda posición en la lista de países con mayores reservas de gas probadas. Con la exploración en nuevas áreas terrestres, el Gobierno de Brasilia espera escalar posiciones hasta situarse entre los diez primeros de la lista, con un potencial de extracción de diez billones de metros cúbicos en cinco de las áreas subastadas (Recôncavo, Paraná, Parecis, Parnaíba y São Francisco). Casi el 50% de los bloques ofertados están en áreas inexploradas, denominadas “nuevas fronteras” por el Gobierno.

Las organizaciones medioambientales llevan días en pie de guerra ante la posibilidad de que con esta subasta en Brasil se generalice la técnica de la fragmentación hidráulica, consistente en inyectar en la tierra agua y químicos a gran presión para abrir grietas que faciliten la liberación del gas. Según organizaciones como Greenpeace, ello implica un grave de riesgo de contaminación de las aguas freáticas y de la propia tierra. En el área amazónica del norte de Acre Petrobras se ha adjudicado el yacimiento de Madre de Dios, uno de los que más preocupación suscita a los ecologistas.

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