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De la G a la A: un bloque de pisos sin aislamiento pasa a ser de consumo casi nulo

En diez meses, un edificio en Fuencarral se convierte en proyecto piloto de rehabilitación energética integral

Sandra López Letón
Cubierta del edificio que ha pasado de calificación energética G, la peor, a la A.
Cubierta del edificio que ha pasado de calificación energética G, la peor, a la A.

Superada la incredulidad y la desconfianza inicial por lo que aquellos señores les estaban contando, los vecinos dijeron sí a la rehabilitación energética gratuita de su bloque, situado en la calle Doctor Juan Bravo número 19, en el barrio de Fuencarral (Madrid).

Su edificio era un sumidero de energía, sin ningún aislamiento en ventanas, fachadas y tejado. Sin estanqueidad, con instalaciones eléctricas desprotegidas y antiguas, con consumos de calefacción elevadísimos... Nada raro. Es el edificio típico de los sesenta y como este hay miles. Con dos plantas, una cubierta transitable y accesible y planta baja de uso comercial dedicada a taller de vehículos. "Es un tipo de inmueble muy extendido que permite pasar a ser una prueba piloto muy representativa", explica Pedro Parra, gerente de la Asociación Nacional Española de Rehabilitación y Reforma (ANERR).

Y así, aquel edificio simplón se ha transformado en un proyecto piloto de rehabilitación energética integral (PREI), capitaneado por ANERR, en el que han participado 57 fabricantes y proveedores de servicios, que han invertido de forma conjunta entre 150.000 y 200.000 euros. Aunque este edificio es atípico. Una rehabilitación energética tipo cuesta entre 12.000 y 15.000 euros por piso.

El antes y el después salta a la vista. Desde la cubierta hasta el vídeo portero o los grifos. Nada es como era. Aunque lo más crucial no se ve si no es con una cámara termográfica.

La rehabilitación —que comenzó en febrero de 2013 y finalizó el pasado diciembre— ha conseguido ahorros energéticos superiores al 80% y según la tasadora Tinsa el inmueble se ha revalorizado un 20%.

Además, el edificio ha pasado de una calificación energética G (la peor posible) con emisiones de CO2 de 79 kilos por metro cuadrado y año, a una letra A (la mejor), con 5,9 kilos de CO2 por metro cuadrado y año. Esto significa una reducción del 92,5% de las emisiones. Se ha transformado en un edificio de consumo de energía casi nulo.

Fachada del bloque de viviendas, antes de la intervención, que ha sido costeada por 57 empresas.
Fachada del bloque de viviendas, antes de la intervención, que ha sido costeada por 57 empresas.

Este "avatar" mejorado será un showroom, un museo de la rehabilitación energética. "El día 25 empiezan las visitas guiadas para mostrar a los ciudadanos las actuaciones realizadas, podríamos decir que es un muestrario a escala real", indica Parra.

"Es un claro ejemplo de cómo se puede optimizar energéticamente un edificio de viviendas construido de una forma ineficiente. Además, es un bloque muy replicable en miles de edificios en toda España", indica Pedro A. Prieto, director de Ahorro y Eficiencia Energética del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía).

Pero un proyecto de este calado tiene multitud de trabas. La primera los propios vecinos. "Se les mostró la gran bajada de consumos de gas, electricidad y agua que iban a tener, la ganancia de confort y la revalorización tras la obra. No obstante, no fue fácil. El desconocimiento general hizo que se tuvieran que explicar de forma pormenorizada todas las ventajas, ante su incredulidad", indican en ANERR.

La obra realizada en la finca de la calle Doctor Juan Bravo no es un experimento de laboratorio, se han aplicado soluciones existentes en el mercado.

Lo primordial era la envolvente, donde se han realizado trabajos de aislamiento en las fachadas que, además, han permitido ocultar las nuevas instalaciones.

Ventanas y puertas de balcones han sido sustituidas, así como los vidrios. También se han colocado toldos y persianas.

Fachada del bloque de viviendas, después de la intervención.
Fachada del bloque de viviendas, después de la intervención.

Cada vivienda tiene diferentes sistemas térmicos para poder mostrar las opciones que hay en el mercado: caldera de condensación con radiadores de baja temperatura, bomba aerotérmica, suelo y techo radiante y bombas de calor.

El edificio tiene ahora placas solares fotovoltaicas para autogeneración eléctrica y solares térmicas para agua caliente sanitaria. Y en el garaje, un punto de carga para coches eléctricos.

La amortización teórica de las actuaciones en la envolvente e instalaciones térmicas se producirá dentro de 16 años y medio.

La instalación eléctrica se ha modificado por completo y se ha incluido detección de presencia y sistemas de regulación de la iluminación.

También las instalaciones hidráulicas: mejora de la eficiencia, control de consumo y aparatos sanitarios nuevos. No podía faltar la domótica para el control de la climatización, medición de consumos, iluminación y monitorización del edificio. Hay fibra óptica y vídeo portero.

El proyecto de Fuencarral comparte protagonismo con otro. Los vecinos del número 15 de la calle de La del Manojo de Rosas, en el barrio madrileño de Ciudad de los Ángeles, también saben lo que es una rehabilitación energética integral. La actuación forma parte de un programa piloto impulsado por la organización conservacionista WWF y la Fundación Reale, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid. Los vecinos han conseguido un ahorro mensual de energía por encima del 50%.

Y poco más. "La rehabilitación integral de edificios, arquitectónica y energética, es una actividad prácticamente inexistente en España. Por el contrario, el potencial de ahorro puede alcanzar hasta el 80% del consumo energético de los edificios, para los que la energía ya constituye un 30% de sus costes de mantenimiento y con tendencia a subir pronto hasta el 50%. Estos márgenes nos dan idea del potencial que la rehabilitación puede tener para la economía del país y para la revalorización de los edificios", dice Javier García Breva, experto en políticas energéticas y presidente de N2E.

Todos los inmuebles son susceptibles de mejora. "En estos momentos una de las mayores necesidades es rehabilitar los sumideros energéticos que constituyen la mayoría de los edificios", puntualiza Parra, que adelanta que harán más proyectos piloto, aunque ya con la participación económica de vecinos.

Según datos del Ministerio de Fomento, más del 58 % del parque edificado es anterior a 1980; hay 20 millones de viviendas que tienen entre 35 y 55 años, y 6 millones más anteriores a 1960. Son viviendas sin aislamiento y con instalaciones obsoletas.

Los datos que se van conociendo de las certificaciones energéticas efectuadas indican que más del 95% de los edificios construidos en España necesitan actuaciones de eficiencia energética y su calificación está entre las letras D y G, indica García Breva.

Un filón. La eficiencia energética de edificios es una de las políticas en las que se debería de basar la reactivación de la economía y del empleo, según los expertos. Rehabilitar entre 250.000 y 400.000 viviendas anuales generaría entre 180.000 y 290.000 empleos directos con un volumen de actividad económica de entre 9.000 y 14.400 millones de euros anuales, según Fomento.

¿Quién paga?

La financiación de las comunidades de propietarios. Este es el verdadero hueso duro de la rehabilitación energética en España. El coste medio de una transformación energética es de 14.000 euros por vivienda media —calculada en 81 metros cuadrados—, según una guía elaborada por WWF y Fundación Reale.

"Es imprescindible mejorar la financiación para comunidades de propietarios, razón por la que estoy convencido de que encontraremos, entre todos, fórmulas que lo hagan posible", señala Salvador Díez Lloris, presidente del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas (CGCAFE). "Nuestra propuesta en el Grupo de Trabajo de Fomento consiste en líneas de financiación a intereses razonables a través del ICO y con avales públicos". Las ayudas deben complementarse con otros incentivos fiscales (IVA reducido, rebajas en las licencias de obras, deducciones en IRPF...)".

Hay fórmulas para que los vecinos puedan encontrar financiación. La que se aplica en toda Europa es la de contratos de servicios energéticos para financiar las inversiones en eficiencia mediante los ahorros obtenidos en la factura de la luz. "Pero en España la reforma eléctrica del Gobierno impide cualquier inversión en eficiencia porque al rebajar la parte de la tarifa que mide el consumo de energía, la viabilidad económica de los proyectos no sale", critica Javier García Breva, experto en políticas energéticas y Presidente de N2E. "Tenemos una deficiente política fiscal y política económica que no considera el ahorro de energía como innovación tecnológica", critica.

Y eso que en los próximos siete años España dispondrá de 4.000 millones de euros para respaldar los proyectos que busquen la eficiencia energética —sumando los fondos FEDER y el programa HORIZON 2020—. "Esperemos que no suceda lo que ya ha pasado con los Fondos FEDER del periodo anterior, del que solo se han ejecutado 13.393 millones de euros de los 23.052 millones estipulados para España, aunque aún quedan unos meses por delante para intentar aplicar el resto del presupuesto de estos fondos", indica Díez.

En cuanto a las ayudas, el sector está a la espera de las subvenciones del Plan Estatal de Fomento del Alquiler de Viviendas, la Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbana, que incluye hasta 11.000 euros por vivienda. Aún no están disponibles. En el caso de Madrid, falta la firma del convenio entre el Ministerio de Fomento y la Comunidad.

Mientras todos estos nudos se deshacen, o no, el IDAE tiene dinero para la rehabilitación de edificios como el de Fuencarral. Es el Programa de Ayudas para la Rehabilitación Energética de Edificios Existentes del sector Residencial, dotado con 125 millones de euros. Finaliza el 30 de octubre de 2015 o hasta que se agote el presupuesto. "Todavía hay presupuesto disponible, aunque cada semana se incrementa el número de solicitudes", señalan.

La falta de concienciación por parte de los propietarios es otra de las barreras. Según el presidente del CGCAFE, la mayor parte de la población considera que las cantidades destinadas a este fin son un gasto y no lo que son, una inversión. Es conocida la escasa cultura de mantenimiento de los españoles, "con tendencia a realizar reparaciones puntuales cuando se producen incidencias y sin planificar a medio y largo plazo programas de conservación y mejora de las diferentes instalaciones y servicios".

"Además de la evidente revalorización de los inmuebles rehabilitados, tampoco se perciben los importantes ahorros económicos en los gastos futuros de mantenimiento".

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Sobre la firma

Sandra López Letón
Redactora especializada en el sector inmobiliario, del que informa desde hace más de dos décadas. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en EL PAÍS. Actualmente, escribe en el suplemento de información económica 'Negocios'. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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