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Tras los pasos de la sutil memoria de Machado en Segovia

El escritor vivió 13 años en la ciudad castellana, en la que conoció a Guiomar y vivió grandes momentos pero con la que mantuvo una relación en cierto modo distante.- Aprovechamos el Hay Festival para recorrer sus rincones

En el Instituto de Enseñanza Secundaria Mariano Quintanilla, entonces Instituto General y Técnico, hay una placa que recuerda que allí ejerció como profesor Antonio Machado. El discreto homenaje fue promovido por la dictadura en la década de los sesenta, después de que justo al terminar la Guerra Civil los profesores del centro emitieran un comunicado de prensa y un acta, hoy desaparecida, en la que repudiaban al escritor.

La anécdota ilustra la extraña relación que tuvo el autor de Campos de Castilla con una ciudad en la que vivió de 1919 a 1932, aunque la eligió sólo porque era el destino más próximo a Madrid al que podía optar y desde donde siempre que podía partía hacia la capital para estar con su familia. De hecho, nos cuenta Vidal, guía turístico que nos adentra en los entresijos machadianos de Segovia, el escritor consiguió concentrar sus obligaciones en la cátedra de francés del instituto, las clases de literatura y lengua y sus labores como jefe de estudios de lunes a miércoles. Luego 'huía' a la capital.

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El amor de Guiomar y el hotel Comercio

Recibido con alharacas y grandes esperanzas por la prensa de la ciudad a su llegada en 1919, pronto se vio que Segovia no iba a ser para Machado lo que supuso Soria y la ciudad tiene muy poca presencia en su obra. A lo largo del tiempo, la relación de Segovia con el poeta tampoco ha sido sencilla y puede que por eso sea más complicado rastrear los pasos de Machado en la ciudad. La escultura que le homenajea frente al Teatro Juan Bravo, donde el 14 de febrero de 1931 intervino en el primer mitin de la Agrupación al Servicio de la República junto a José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala, no fue colocada hasta el año pasado. A sus pies, los versos más famosos del poeta a la ciudad: "Verdad que el agua del Eresma nos va lamiendo el corazón... ¡Torres de Segovia, cigüeñas al sol!"

A unos metros del teatro, el 14 de abril de ese mismo año, Machado izaba la bandera tricolor en el Ayuntamiento. Lo recuerda así en un artículo de 1937 para la Nueva España:"Mi amigo Antonio Ballesteros y yo izamos en el Ayuntamiento la bandera tricolor. Se cantó La Marsellesa; sonaron los compases del Himno de Riego. La Internacional no había sonado todavía. Era muy legítimo nuestro regocijo"

No muy lejos de allí, en la esquina de la calle Infanta Isabel con Herrería estaba hasta la década de los setenta el Hotel Comercio, donde un 2 de junio de 1928 Machado se encontró con Pilar Valderrama, Guiomar en los sueños y versos del poeta. En el edificio actual, que alberga en su planta baja una tienda de ropa para niños no queda ni rastro de esa parte de la historia personal del escritor, de ese amor arrebatado y, decía Guiomar, meramente platónico. Quizás para compensar en cierto sentido, la estación de AVE de Segovia recibe el nombre de la amante del escritor.

En la pensión de Luisa Torrego

"El caminito de mi devoción" llamaba Machado al trayecto desde la modesta pensión de Luisa Torrego, en la calle de los Desamparados, más allá de la Plaza Mayor, en la que se aloja durante toda su estancia en Segovia, hasta el instituto, situado en la parte alta del acueducto. Lo recorremos varias veces, de arriba abajo, con guías y en soledad, buscando al poeta y al final nos detenemos en la pensión, donde ha quedado indeleble la huella de Machado. La sensación es extraña. Después de buscar con ahínco el rastro del poeta nos encontramos de lleno con un lugar en el que se siente su presencia, una modesta habitación, una cocina y unos libros, un contexto que, al contrario que el aula donde dio clase o el Hotel Comercio, se ha mantenido como el primer día gracias al trabajo de la Academia de San Quirce, antes Universidad Popular Segoviana, que la compró en 1952.

El caso de la Universidad Popular, a la que Machado se incorpora en 1920 es único. José Miguel Merino de Cáceres, arquitecto y académico numerario de San Quirce nos cuenta los vericuetos que vivió la institución para mantenerse en cierto modo ajena a la tutela de la dictadura y, finalmente convertida en Centro de Estudios Segovianos de Investigación de Arte, Historia y Poesía en 1947 y en la Academia de San Quirce después (1955), mantener el recuerdo de la historia segoviana de Machado.

Viudita casadera

Hay otros puntos más desconocidos, ajenos a la historia, pero que dejan también pistas sobre la vida de Machado en Segovia y que sirven para cerrar este periplo. La iglesia de San Millán, gran conjunto románico situado a pocos minutos del Acueducto, es uno de ellos. Machado llega a Segovia siete años después de la muerte por tuberculosis de su mujer, la joven Leonor y, como se verá después con Guiomar, en la ciudad vuelve a despertar a los impulsos sexuales y el amor. A una viuda que va a misa, le dedica estos versos:

En San Millán

a misa de alba

tocando están.

Escuchad señora,

los campaniles del alba

los faisanes de la aurora

Mal dice el negro atavío,

negro manto y negra toca,

con el carmín de esa boca

Nunca se viera

de misa tan de mañana

Escultura homenaje a Machado delante del Teatro Juan Bravo de Segovia.
Escultura homenaje a Machado delante del Teatro Juan Bravo de Segovia.J. C. G.

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