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Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas

Panamá se involucra con la identidad de los pueblos originarios

El país quiere ser un referente en la economía de América Central y en la lucha a favor de los Derechos Humanos indígenas

Una mujer de la etnia cuná.
Una mujer de la etnia cuná.D. Montané (Unicef)

Los cuna son un motivo de visita turística entre los visitantes del país centroamericano. Las mujeres cuna, con sus vestimentas coloristas, venden sus típicas molas a los turistas atraídos por esta exótica e idílica comarca natural: San Blas. Sin embargo, pocas veces uno se detiene a pensar qué hay más allá de esta minoría, que es uno de los siete pueblos originarios de Panamá y que forman parte de las estadísticas de pobreza, como sucede con todas las poblaciones indígenas en las diferentes partes del mundo.

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Panamá es un país con una población de 3,6 millones de personas, un ingreso per cápita de 10,522 euros y un Índice de Pobreza Extrema de un 14,2%. Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entre los Objetivos del Milenio se encuentra reducir a la mitad el porcentaje de personas con ingresos inferiores a un dólar por día. Los indígenas panameños se encuentran en estos parámetros de extrema pobreza.

Panamá no es muy conocido por hablar de la lucha de estos pueblos. Otros temas como el crecimiento inmobiliario, la tasa de desempleo, que es de un 4%, o sus oportunidades de inversión solapan la agenda informativa. Sin embargo, ahora que estrenan Gobierno quieren ir un paso más allá e integrar y reconocer la diferencia de población que aquí vive. El 12,3% de los panameños se reconocen como pertenecientes a los pueblos indígenas. Las comarcas y territorios indígenas representan más del 24% del territorio nacional.

En Nueva York se ha realizado una mesa redonda para debatir las medidas de integración de la población originaria. A este foro asistió la vicepresidenta de la República de Panamá, Isabel Saint Malo de Alvarado, el diputado Ausencio Palacio y varios representantes de la comarca Cuna Yala. La reciente creación del Ministerio la Política Indígena es el ejemplo de que el país quiere iniciar un nuevo camino. "Panamá vive una nueva etapa en donde se demuestra el respeto hacía los indígenas. Tenemos que establecer objetivos comunes, trabajar en la inclusión de la educación bilingüe o en el mecanismo de consulta", afirmó la viceministra.

La realidad no siempre es tan rosa, como afirmó el diputado Ausencio Palacio, quién aseguraba que la lucha por los Derechos Humanos de los indígenas acaba de comenzar: "Panamá lucha por sus recursos naturales y estos pueblos no tienen sus propias leyes. Lo que le queremos pedir al Gobierno es que haga partícipe a las comunidades para su desarrollo; no queremos tener que cortar las carreteras y salir a la calle a reclamar los derechos que les corresponden. Panamá ha costado sangre y dolor a la población indígena. No tienen luz eléctrica, viven en la extrema pobreza. Si hay pobreza no hay desarrollo".

Panamá se une al reto establecido en la Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas: La integración de estas minorías debe ser una prioridad en todas las agendas gubernamentales para que la sociedad avance en su desarrollo.

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