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Reportaje:

Hawking vuelve a perder la apuesta

El científico británico reformula su teoría sobre los agujeros negros

En 1997, el físico teórico Stephen Hawking perdió una apuesta sobre una cuestión científica con dos colegas, John Preskill y Kip Thorne, y tuvo que pagar 100 dólares y reconocer la derrota con el mensaje correspondiente bordado en su ropa. Ahora, siete años después, Hawking ha vuelto a perder otra apuesta, también ante Preskill, y deberá comprarle una enciclopedia y tragarse su teoría sobre los agujeros negros como una vez dijo él que éstos lo engullían todo. Porque no, al parecer estos cuerpos celestes no se lo tragan todo.

Hawking, famoso por sus libros de divulgación científica —algo abstrusos, a decir verdad— y por ocupar la cátedra en Cambridge que una vez fue de Isaac Newton, apostó en 1991 a que las singularidades desnudas no podían existir. Seis años después admitía su derrota, que achacaba a un detalle "técnico". Una singularidad es un punto matemático en el que el espacio-tiempo pierde su sentido, y que cae fuera tanto de los mecanismos de la física cuántica como de la teoría de la relatividad. Los científicos creen que algo así es lo que se esconde dentro de los agujeros negros, aunque son éstos los que precisamente ocultan su presencia. Así las cosas, en una vuelta de tuerca aún más exótica, una singularidad desnuda lo sería por ser visible, es decir, por carecer del manto protector de un agujero negro. ¿Un ejemplo? Según Preskill, el Big Bang que creo nuestro universo hace 15.000 millones de años.

Hawking, Preskill y Thorne pertenecen a la élite científica dedicada al estudio teórico de la física a nivel cosmológico. Como informó en su momento el diario estadounidense The New York Times, suelen juntarse en las reuniones científicas celebradas en todo el mundo, y al parecer se entretienen intercambiando conjeturas sobre agujeros de gusano, viajes estelares y máquinas del tiempo. Y a veces cruzan apuestas.

Por entonces, Hawking perdió la apuesta y mandó imprimir camisetas con la leyenda "La Naturaleza aborrece las singularidades desnudas". En esta ocasión ha reconocido su derrota durante una conferencia ofrecida hoy en Dublín, y ha prometido comprarle una enciclopedia sobre béisbol. Eso sí, ha admitido además que intentó colarle una de críquet, pero "Preskill no admitió la superioridad [de este deporte frente al béisbol]".

¿Por qué una enciclopedia? Ésa quizá sea la parte más sencilla de explicar. Según el texto de la apuesta, "el perdedor debía pagar su deuda con la enciclopedia que eligiera el ganador, de la que la información se puede recuperar cuando se desee". Y es que el científico británico había apostado —en esta ocasión, de la mano con Thorne— con su colega del Instituto Tecnológico de California a que "la información que se traga un agujero negro permanece para siempre escondida del universo exterior, y no puede ser recuperada aunque el agujero se evapore y desaparezca". Preskill, en cambio, creía que existe un mecanismo por el que esa información sí aparecería al evaporarse el agujero negro.

Hawking ha reconocido ahora su error, aunque anunciándolo de una forma algo más triunfalista: "Quiero informar de que creo que he resuelto uno de los grandes problemas de la física teórica". "Siento defraudar a los aficionados a la ciencia-ficción pero la información se preserva, no hay posibilidad de usar los agujeros negros para viajar a otros universos. No hay un mini-universo ramificándose, como pensaba antes". O sea que si a alguien se le ocurre meterse en un agujero negro, su "masa energética será devuelta a nuestro universo" cuando éste se evapore, "con la información sobre cómo era esta persona, ahora algo irreconocible" por efecto de la gravedad.

El científico británico ha reescrito pues su famosa teoría sobre los agujeros negros, tras sostener durante más de 25 años que no tenían fondo y operaban como un punto en el que la energía y la materia desaparecen o son lanzadas a otro mundo paralelo. Nada más formarse comienzan a evaporarse, emitiendo energía en forma de radiación —bautizada como radiación Hawking— y perdiendo materia hasta desaparecer, con toda su información, en una gran explosión. Pero según el científico, esa radiación no contiene información, de forma que, tras la desaparición del agujero, la información se pierde. El problema radica en que un axioma de la física cuántica observa que la información no puede eliminarse.

En su reformulación actual, Hawking sostiene que el borde del agujero negro, su horizonte, tiene pequeñas irregularidades, o cómo dice él, está sujeto a fluctuaciones cuánticas, que permiten que la información que contienen se vaya filtrando al exterior gradualmente, ofreciendo "una imagen consistente" de su interior.

¿Cómo han reaccionado sus colegas? Preskill ha dicho, señalando las cámaras de televisión a su alrededor: "Siempre tuve la esperanza de que cuando Stephen me diera la razón habría al menos un testigo, pero esto excede mis sueños". Thorne ha dicho: "A mí me parece una tesis adorable, pero aún debo conocer los detalles". El resto de la comunidad científica esperará a ver publicada la teoría para juzgar.

Preskill, con la enciclopedia que le ha tenido que regalar Hawking.
Preskill, con la enciclopedia que le ha tenido que regalar Hawking.REUTERS

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