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Brasil estudia repartir preservativos mayores tras recibir quejas de usuarios

El Gobierno brasileño que preside Luiz Inácio Lula da Silva ha sido informado por algunas ONG que trabajan en la prevención del sida de que muchos brasileños se quejan de que los preservativos distribuidos gratuitamente les quedan pequeños, acrecentando así la posibilidad de ruptura y el peligro de contagio de enfermedades.

Se estudiará este problema mediante un sondeo nacional para saber qué porcentaje de ciudadanos necesitarían condones mayores.

El Gobierno va a distribuir gratis este año 600 millones de preservativos, 200 millones de ellos sólo en los carnavales, que duran una semana y no se interrumpen ni siquiera durante el miércoles de ceniza. Este año, gracias en parte al clima primaveral, la gente se ha echado a la calle para volver a la antigua costumbre de los llamados carnavales da rua, es decir, los bloques que salen por las calles, con los tríos eléctricos, y en los que participa toda la población y de todas las edades.

Contrariamente a lo que se suele pensar, los días de carnaval son los que se registra menos violencia callejera, aunque pueda haber episodios aislados debidos a excesos de bebida o drogas. Lo que los caracteriza es la explosión de fiesta, de música, de ritmo y de exhibición de los cuerpos. Más que un carnaval de violencia, es un carnaval de sensualidad.

En Brasil, la sexualidad no está teñida de sentimientos de pecado o de culpa. Es una manifestación más de la vida. Hasta la Iglesia es más permisiva con ella que en otros lugares. Obispos y cardenales de este pais ya han sido advertidos varias veces por el Vaticano por tolerar el uso del preservativo para prevenir el sida, alegando que una vida vale más a los ojos de Dios que la fidelidad a una norma canónica o eclesiástica.

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