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¿Fue el tatarabuelo un criminal?

Una web permite a los australianos saber si descienden de alguno de los delincuentes que llegaron al país entre el siglo XVIII y XIX

Australia fue una gran prisión entre finales del siglo XVIII y mediados del XIX. Allí, a las antípodas de Occidente, enviaba Reino Unido a sus delincuentes, en una travesía marítima de siete meses a la que algunos no sobrevivían. De aquellos convictos, la inmensa mayoría condenados por delitos menores, desciende parte de la población australiana actual. Concretamente son unos cuatro millones de personas, un 22%, que proceden de un ancestro que llegó al puerto de Sydney entre 1778 y 1868, según un estudio accesible en la página ancestry.com.au.

En este mismo sitio cada australiano rastrear la identidad de su antepasado, saber de dónde procedía e incluso conocer la sentencia a las que fue condenado. El registro, el más completo en la materia, recoge los datos de 163.000 presos. Uno que ya ha localizado sus raíces en una de aquellas deportaciones ha sido el primer ministro australiano, John Howard. Otros son Kevin Rudd, el líder de la oposición laborista, y Ned Nelly, el bandolero australiano más famoso, hijo del convicto Red Nelly.

Las deportaciones alcanzaron su punto máximo en 1833, cuando unas 36 naves de la flota británica transportaron a unos 7.000 presos hasta las colonias penitenciarias australianas. El informe detalla que un 83% eran varones, de entre 15 y 30 años. El 70% procedía de Inglaterra, el 24% de Irlanda y el 5% de Escocia. Sólo un 2% eran culpables de delitos graves, como asesinato y agresiones.

"Asesinos, piratas, estafadores y carteristas están descritos con detalle en esta ilustrativa e importante colección que revela lo meticulosos que eran los británico en sus registros", ha señalado Josh Hanna, director del estudio.

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