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¡Viva el Partido de los Trabajadores y las Mujeres!

El Partido Popular no solo ha evolucionado en pocos días hasta erigirse en el Partido de los Trabajadores, el defensor de los sueldos de funcionarios y pensionistas, sino también en el de las mujeres. El esperpento ocurrido en el Senado, donde el PP ha logrado a última hora el apoyo de CiU para aprobar una moción que solicite la prohibición del burka, ha mostrado una vez más la loca carrera que parece haberse emprendido en el concurso de: Cómo ganar votos inventando problemas y sus soluciones.

Se dice estos días que Piqué tiene más puntos en la cara que España en el Mundial, y que hay más mociones de prohibición que burkas por la calle. Pero eso es lo de menos. Todos los partidos, alentados por el éxito de la xenófoba Plataforma per Catalunya, por una crisis que seca el discurso político y enciende el populista, han encontrado al fin un territorio en el que pueden conjugar a la vez dos factores que suelen ser incompatibles: el juego xenófobo y lo políticamente correcto; la islamofobia y la defensa de la mujer. Mientras parecen hablar de derechos de la mujer, están hablando de imposiciones al inmigrante. Mientras parecen defender la libertad, están jugando a los valores de mano dura. Mientras parecen luchar por principios, luchan por su voto.

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Nadie en su sano juicio puede defender el burka, pero seamos conscientes de que la carrera de prohibiciones tiene otros motivos. Al llegar al Senado, el Partido Popular intenta presentarse como el que defiende a las mujeres frente a un PSOE que mira para otro lado. Y este, a diferencia de aquel, ni siquiera ha logrado articular un discurso coherente: aunque ha apoyado la prohibición en Lleida, Barcelona o Tarragona, entre otros, se ha opuesto en el Senado español. Lo hizo con una moción alternativa (de condena sin prohibición) que ni siquiera logró retener el apoyo firmado por CiU. Resultado del concurso: Partido Popular 1, PSOE O. Esperemos que, al menos en Sudáfrica, lo hagamos mejor.

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