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La comunidad internacional intenta acordar en China un borrador para la cumbre del clima de Cancún

Cerca de 200 países tratan de relanzar las negociaciones para la reducción de las emisiones de gases contaminantes tras el fracaso de Copenhague

Representantes de cerca de 200 países están reunidos desde hoy, y hasta el próximo sábado, en la ciudad portuaria china de Tianjin para intentar acordar un borrador de negociación que sea debatido en la próxima cumbre mundial sobre el cambio climático, que tendrá lugar a partir del 29 de noviembre en Cancún (México). Los participantes en la reunión preparatoria quieren hacer avanzar el proceso para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento del planeta, tras el desesperanzador resultado de la cumbre del año pasado en Copenhague (Dinamarca).

Para lograrlo, deberán poner fin a la desconfianza entre los países ricos y los menos desarrollados que ha presidido las negociaciones desde el comienzo. Y así lo ha pedido hoy Christiana Figueres, secretaria general de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas, en su discurso de apertura en Tianjin. "Ahora es el momento de acelerar la búsqueda de un terreno común. Como Gobiernos, pueden continuar quedándose quietos o moverse hacia delante. Si quieren un resultado tangible en diciembre, ahora es el momento de aclarar lo que podría constituir un conjunto de objetivos que se puedan alcanzar y sean políticamente equilibrados en Cancún, y lo que precisará un trabajo adicional después de Cancún", ha exhortado Figueres a los 3.000 delegados asistentes.

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El cónclave de Copenhague defraudó a expertos medioambientales y líderes políticos, ya que los participantes fueron incapaces de llegar a un tratado global vinculante para contener las emisiones de gases de efecto invernadero. El objetivo final de las conversaciones es alcanzar un acuerdo global, que podría ser cerrado el año que viene en una cumbre en Sudáfrica, a tiempo para sustituir el Protocolo de Kioto, que expira en 2012.

Las expectativas para Cancún no son muy altas, dado que las diferencias entre los países persisten y la desconfianza mutua no ha hecho más que incrementarse, en especial sobre los fondos de financiación para la lucha contra el cambio climático, las exigencias -por ejemplo, a China- de mayor transparencia sobre los compromisos de recorte de emisiones y el enojo sobre la cuantía de las disminuciones ofrecidas por las naciones ricas.

Ante esta situación y la dificultad de lograr un tratado único global, la atención se ha volcado hacia la búsqueda de áreas comunes en puntos esenciales, como la financiación y la transferencia de tecnologías limpias, y la reducción de la deforestación.

La reunión de Tianjin será clave para limar asperezas, relanzar las negociaciones y hacer avanzar las cuestiones de la transparencia y el suministro de fondos. Los países más desarrollados se comprometieron en Copenhague a aportar 30.000 millones de dólares en tres años a los más pobres para luchar contra el cambio climático -cifra que se elevaría a 100.000 millones anuales para 2020-, pero poco dinero ha sido materializado hasta ahora.

Científicos y expertos han advertido de los riesgos de no lograr un pacto global, que a todos interesa a pesar de las discrepancias sobre quién debe cargar con mayor responsabilidad en la disminución de emisiones. Y ponen como ejemplo de los fenómenos climáticos extremos que vivirá el planeta si los líderes mundiales no toman medidas pronto, las catastróficas inundaciones que han vivido Paquistán y China este verano, y la sequía y los incendios sufridos por Rusia.

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