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La defensa del periodismo de una senadora

"¿Qué pasó para que en nuestro país, en las vísperas de celebrar los 30 años de democracia, no se haya incorporado aún a la prensa como un valor inherente al sistema de libertades? ¿Qué pasó para que los jóvenes salgan de la universidad diciéndose comunicadores, casi ofendidos cuando se les llama periodistas? Sin que sepan que la información es un derecho y la comunicación es una expresión personal", se interrogó la senadora Norma Morandini en el acto en el que recibió la Pluma de Honor de la Academia Nacional de Periodismo de Argentina.

Morandini, que se exilió en España y en Portugal durante la dictadura militar y que trabajó en la revista española Cambio 16, es actualmente senadora del Frente Cívico, opositor, por la provincia de Córdoba, y sigue publicando artículos de opinión en la prensa. A su regreso a Argentina testificó en el juicio contra la Junta Militar. Dos de sus hermanos se cuentan entre los desaparecidos. "Como tengo una madre de pañuelo blanco a la que las lágrimas no le opacaron la mirada luminosa de los espíritus tolerantes, este premio es para ella como una forma modesta de compensarla de tanto despojo", dijo emocionada.

"Pertenezco a una generación que se inmoló"
"Nada vivifica mejor la idea de democracia que haber vivido en dictadura, por eso me obsesiona que los jóvenes aprecien la libertad"

"Pertenezco a una generación que se inmoló", afirmó, "llevo un cementerio dentro y porque he vivido entre heridos, aprendí con ellos que nadie apuesta más a la vida que aquel que estuvo a punto de perderla. Y esto vale para la democracia. Nada vivifica mejor la idea de democracia que haber vivido en dictadura, por eso me obsesiona que los jóvenes aprecien la libertad, luchen por ella, conquisten sus derechos. Y a nosotros nos cabe ser responsables y no alentarles a la violencia. Si las crisis económicas se resuelven en décadas, las de violencia se comen varias generaciones".

Morandini se mostró preocupada por el espíritu autoritario que parece impregnar todavía a la sociedad argentina. "Existe libertad, se nos enrostra desde el poder oficial como si se tratara de una concesión generosa del gobernante", explicó. "Efectivamente: existe libertad, pero se castiga la opinión". El país condenó la dictadura, "pero no desmontó la cultura autoritaria que la sustentó".

"Por más que se desacredite a los periodistas y a la prensa, lo mismo que la política, la queja no debe invalidar el principio que la sustenta, sin que corramos el riesgo de alimentar lo que condenamos, el autoritario que sobrevuela entre nosotros", defendió.

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