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La aerolínea estadounidense Delta sube precios por la tasa ecológica europea

Las compañías norteamericanas cifran en 2.400 millones de euros el coste de esta tasa hasta 2020 EE UU, India y China han criticado duramente el gravamen de la UE por emisiones contaminantes

Las aerolíneas norteamericanas han comenzado una ofensiva comercial para responder a la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de obligarlas a comprar derechos de emisión de CO2 si quieren aterrizar o despegar en territorio de la UE. Las compañías estadounidenses calculan que esta decisión les costará unos 3.100 millones de dólares (2.420 millones de euros) en tasas hasta 2020. La primera compañía aérea en reaccionar ha sido Delta, la segunda del mundo en volumen de vuelos. A partir del pasado lunes cobra un recargo de tres dólares a cada vuelo que aterrice o despegue en Europa. La alemana Lufthansa, la quinta aerolínea del mundo, ha anunciado que aumentará sus precios próximamente, por el mismo motivo.

En diciembre, Delta previó unos beneficios para el año 2011 de 800 millones de dólares (624 millones de euros). Espera, además, recortar sus vuelos entre un 2 y un 3% en este año. De momento, tiene una flota de 716 aviones que vuelan a 341 destinos, 101 de ellos internacionales. En Europa, tiene centros de operaciones en París y Ámsterdam. Conecta Nueva York y Atlanta con Madrid y Barcelona, y ofrece dos vuelos en temporada veraniega entre Nueva York y Valencia y Málaga. De momento, la compañía se ha limitado a confirmar que ha aplicado una tarifa de seis dólares (4’6 euros) sobre los vuelos con ida y vuelta en Europa, sin dar más explicaciones.

El aumento se implementó el día después de que entrara en vigor la norma europea por la cual las aerolíneas, incluidas las norteamericanas, deben pagar por sus emisiones de CO2. El sistema de pago por contaminación está vigente desde 2003, pero hasta este año no se había incluido en él a las compañías aéreas. Ahora, todas las empresas de aviación deben comprar y ceder derechos de emisión por los vuelos que transiten por un aeropuerto europeo. En principio recibirán de forma gratuita el 85% de sus emisiones previstas y deberán pagar por el resto. La patronal Airlines for America, que representa al sector, llevó la decisión al Tribunal Europeo, que falló en su contra el mes pasado.

Por su parte, Lufthansa, que tiene rutas que cubren nueve ciudades españolas y opera un trayecto entre Madrid y Nueva York, ha asegurado que deberá comprar al menos un 35% de las emisiones concedidas, dados los datos de años recientes y las estimaciones de crecimiento de negocio. La compañía alemana mantiene que el sistema de compra de bonos contaminantes le costará 130 millones de euros este año y ha avanzado que los pagará aumentando los precios, según informa la agencia Associated Press. En octubre, Lufthansa presentó unos beneficios de 578 millones de euros en los primeros nueve meses de 2011.

El Congreso norteamericano investigó la legalidad de esas tasas en verano. Según dijo en un testimonio en el Capitolio Nancy Young, vicepresidenta de la patronal Airlines for America: “La Unión Europea viola el derecho internacional, incluyendo la soberanía de Estados Unidos, e impone un impuesto ilegal, exorbitante y contraproducente sobre los ciudadanos norteamericanos, desviando dólares norteamericanos y poniendo en riesgo miles y miles de puestos de trabajo. La cooperación con la industria, y la continua oposición del Gobierno de EE UU a esta medida, son medidas cruciales para volver a sentar a la UE a la mesa de negociaciones”.

Tanto EE UU como India y China han criticado duramente la aprobación de esa tasa por emisiones de CO2. En diciembre, los secretarios norteamericanos de Estado y Transporte, Hillary Clinton y Ray LaHood, escribieron una carta a la Comisión Europea pidiéndole que dé marcha atrás: “Instamos a la UE y a sus países miembros a que, de acuerdo con sus respectivas competencias, reconsideren esta decisión; a que detengan, o por lo menos, retrasen o suspendan la aplicación de esta directiva”. Ambos advertían de los posibles efectos que podía desatar la aplicación de esos impuestos. Tanto el Ejecutivo como las dos cámaras del Congreso federal han anunciado que tomarán medidas para evitar que las aerolíneas de EE UU se vean obligadas a efectuar esos pagos, aunque todavía no han concretado cuáles serán.

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