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La extracción agresiva de gas gana una batalla al ecologismo

Un informe europeo ve suficiente la legislación ambiental sobre este polémico método El activismo verde se prepara contra el ‘fracking’ porque creen que contamina

La explotación de gas no convencional en Europa acaba de recibir un espaldarazo. Según un informe encargado por la Comisión Europea, de momento no es necesaria más regulación ambiental sobre este polémico método de extracción de hidrocarburos, que consiste en fracturar la roca en el subsuelo con agua, arena y productos químicos. El texto revela la enorme división en Europa en torno a este método, que en EE UU ha revolucionado el panorama energético.

La próxima batalla ecologista tiene nombre: fracking. Las ONG se preparan para una previsible oleada de prospecciones en busca del gas no convencional. Se trata de un hidrocarburo hasta ahora inaccesible porque estaba impregnando la roca. Pero la mejora de una antigua técnica, la fractura hidráulica, lo ha puesto al alcance de la mano.

En EE UU la situación es sencilla, porque el dueño de la tierra es dueño del subsuelo. Así que si el propietario de un terreno tiene gas de esquisto bajo sus pies no tiene más que cobrar de la compañía que lo explota. Pero en Europa, como explica Mariano Marzo, catedrático de Recursos Energéticos en la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona, “el subsuelo es del Estado y no hay una regulación sobre el tema”. Francia, pese a tener grandes recursos, ha prohibido el fracking por temor a la contaminación de acuíferos (y a que afecte a su programa nuclear), y Bulgaria ha hecho algo parecido. Polonia, que tiene grandes recursos, ha decidido extraer todo lo que pueda y Reino Unido debate sobre los nuevos hallazgos.

Ante la división, la Dirección General de Energía de Comisión Europea encargó un informe externo sobre si debía legislar el tema. El texto, que Bruselas acaba de publicar, analiza los casos de Francia, Alemania, Polonia y Suecia y concluye que “no hay lagunas significativas en el marco legal europeo, al menos, al nivel actual de la actividad”.

Francia y Bulgaria han prohibido esta práctica y Reino Unido lo debate

Bruselas podría lavarse las manos (al menos de momento) en el polémico asunto y deja libertad a los Estados para tratar ambientalmente el fracking. La división es patente, pues un estudio anterior encargado por el Parlamento y la Comisión sí pedían una regulación única. Así lo estableció el año pasado un documento a petición de la Eurocámara. Marzo explica que “la UE está muy dividida y esto es una prueba más”.

En EE UU hay denuncias de contaminación de acuíferos y de microseísmos por la fractura de la roca. La Agencia de Protección Ambiental de ese país prepara un informe en el que analiza posibles casos de contaminación en un acuífero de Wyoming. Aun así, en el discurso de la Unión el pasado 25 de enero, el presidente de EE UU, Barack Obama, anunció su respaldo total a esta técnica aunque con respeto ambiental.

En España, un gran proyecto en Álava espera lograr gas por 30.000 millones

El economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol, en una visita a Madrid en diciembre negó que las críticas fuesen solo de ecologistas y señaló que había un riesgo real para el medio ambiente si no se hacía con las debidas garantías.

En España no hay demasiadas reservas, aunque sí hay actividad de búsqueda. El más avanzado es el proyecto que impulsa el Gobierno vasco en Álava, que calcula que el gas podría tener un valor de 30.000 millones de euros. El viceconsejero vasco de Energía, Xabier Garmendia, explica que tienen previsto realizar este año y el próximo perforaciones en dos pozos de exploración en Vitoria “para comprobar la viabilidad técnica, económica y ambiental de la extracción de gas no convencional. Si incumple alguna de estas condiciones no seguiremos adelante”.

Garmendia recuerda cómo el Ministerio de Medio Ambiente ya decidió que esos dos pozos no requieren declaración de impacto ambiental y que los ecologistas no pusieron alegaciones en contra en octubre. “Lo vamos a hacer con total transparencia porque esa es la clave de que el proyecto pueda salir adelante, algo que sería muy bueno porque serviría como energía de transición hacia un sistema energético más sostenible”, señala por teléfono, y recuerda que han creado un grupo con todas las administraciones para garantizar que no hay problemas ambientales.

Comisiones Obreras ha pedido al Gobierno que prohíba este tipo de explotación y Paco Ramos, de Ecologistas en Acción, considera que “es un método de extracción que supone una seria amenaza para el agua, el aire y la salud de las personas” por “las fugas de metano y la gran cantidad de tóxicos utilizados”.

Marzo opina que en Europa la principal batalla será la del medio ambiente y la opinión pública: “Si las compañías actúan de forma transparente y explicando lo que hacen puede salir adelante. Si no, pueden tener enfrente a los ecologistas, la población local y los agricultores”, que pueden temer por la contaminación del agua y por la disponibilidad, ya que esta extracción requiere enormes cantidades de agua para inyectarla.

¿Por qué en EE UU no genera problema y en Europa, donde apenas empieza a llegar la técnica, ya hay quien tiene las alarmas encendidas? “Aquí no estamos acostumbrados a las técnicas agresivas de explotación”, concluye Marzo.

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