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Tribuna
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La 'píldora del día después' y la ideología

¿Se imaginan lo que pasaría si un Ministro de Sanidad saliera en los medios de comunicación diciendo que no se conoce suficientemente los peligros del paracetamol y que va a encargar un estudio para aclarar si es necesario disponer siempre de receta médica para comprarlo?

El primer sobresalto sería descubrir que el ministro del ramo no conoce cosas tan básicas y, el segundo, que además actúa irresponsablemente. Si como parece suceder respecto a la píldora del día después, no sabe del tema, debería informarse antes, y si para ello necesita crear una comisión que analice esos potenciales peligros, debería esperar al informe de esa comisión antes de alarmar a los varios millones de mujeres españolas que, desde que la píldora del día después fue autorizada, la han tomado.

La evidencia científica no es de derechas ni de izquierdas. Es difícil de imaginar la enorme cantidad de estudios que las autoridades sanitarias exigen y la multitud de controles que hay que pasar, internacionalmente y a nivel español, antes de que un medicamento sea comercializado. Hay miles de artículos médicos publicados sobre este medicamento durante los últimos 40 años y como muestra valga el que la Organización Mundial de la Salud lo considera un medicamento esencial y enormemente seguro. Ya que la bibliografía médica no está al alcance del gran público y de que siempre habrá alguien que diga que ellos tienen estudios en sentido contrario, merece la pena conocer otro dato irrefutable: Durante los años que esta píldora se puede comprar en farmacias sin receta médica, se han consumido más de 1.500.000 unidades, sin que se haya declarado ninguna reacción adversa grave.

Consecuentemente con el argumento de los peligros, una curiosa preocupación asalta a los sectores que tradicionalmente se han opuesto a la anticoncepción de urgencia. Los mismos médicos que durante años se negaban a atender a las pacientes que la pedían, ahora dicen que lo mejor es que sea con su prescripción porque así estarán mejor informadas y se podrán ahorrar el dinero que les cuesta en la farmacia. El peregrinaje de las mujeres, especialmente de las más jóvenes, retrasaba enormemente el proceso, poniendo a estas mujeres, que pedían una atención incluida en la cartera de servicios de la seguridad social y debidamente autorizada por todas las agencias del medicamento habidas y por haber, en grave riesgo de embarazo no deseado. Por eso se aprobó su libre dispensación en farmacias. ¿Acaso está prohibido que en los centros de salud y en los de planificación familiar den toda la información precisa sobre esta píldora y la entreguen gratuitamente? No es incompatible y deberían pensar que si ese mecanismo funcionara, las ventas en farmacia no serían las que son. ¿O es que piensan que las personas quieren gastarse 20 euros en un medicamento si pudiera conseguirse gratis en su centro sanitario más cercano?

En España se han vendido 1,5 millones de pastillas sin efectos adversos

Si la argumentación del gran peligro no se sustenta con la evidencia científica, si la medida se toma sorprendentemente nada más llegar al Gobierno y no se acompaña de otras propuestas para mejorar la prevención de embarazos no deseados, este ministerio se va a encontrar con muchas clientas para llevar a cabo sus maravillosos programas para proteger la maternidad… el problema es que será no deseada. En estas condiciones cuesta creer que la ideología no tenga nada que ver.

Isabel Serrano es ginecóloga y presidenta de la Federación de Planificación Familiar Estatal.

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