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“Gracias al yudo soy quien soy y me convertí en rector”

Responsable de una universidad surcoreana, busca alianzas culturales y deportivas con España

Pilar Álvarez
Kim Jung Haeng, rector de la universidad surcoreana Yong In.
Kim Jung Haeng, rector de la universidad surcoreana Yong In.ÁLVARO GARCÍA

“El mundo cambia muy rápidamente y no hay tiempo que perder”. A sus 69 años, el rector Kim Jung Haeng echa mano de consejos parecidos a los que podrían dar cualquier padre o abuelo. Admite no estar muy al tanto de las tribulaciones de los universitarios españoles para conseguir un empleo —la media de paro es del 25% para titulados menores de 30 años—, pero el problema no le es ajeno. La crisis también golpea a sus alumnos. “Les aconsejamos que busquen empleo lo antes posible y les ayudamos a encontrar uno relacionado con su especialización”.

Kim Jung Haeng lleva casi toda la vida —48 de sus 69 años— relacionado con la Yong In University, una universidad privada de Corea del Sur que nació como escuela de yudo y cuya oferta abarca las artes marciales, cultura y cine o administración de empresas, entre otras disciplinas.

Pasó por Madrid tras ser nombrado doctor honoris causa por la Universidad Camilo José Cela por su aportación al mundo de la educación y el deporte. Es vicepresidente del Comité Olímpico de su país y aprovechó su visita para encontrarse con el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco. Cree que a la tercera puede ir la vencida y desea suerte a la candidatura de Madrid para los Juegos de 2020. “Es importante que se impliquen los ciudadanos además del mundo político”, recomienda.

La Yong In University tiene un lema: contribuir a la sociedad cultivando la moral. Una idea en la que Jung Haeng ahonda durante la merienda. Sentado en una mesa redonda de reuniones, no para de tomar notas. Apenas da un sorbo al café y ni mira la bollería mientras reflexiona sobre la clave del éxito del centro que dirige. Presume de que algunos de sus alumnos triunfan en los Juegos Olímpicos y otros dirigen sus propias películas tras graduarse en cine. En su universidad son “más estrictos” que en otras. Un ejemplo: la relación de respeto que los alumnos novatos mantienen con los veteranos. Los estudiantes nuevos no pueden fumar delante de los antiguos. “La educación que se inculca durante el periodo de estudios se convertirá en enseñanza positiva para el resto de la vida”, añade.

Ama el deporte desde la infancia. Su cuerpo parecía predestinado. “Practico muchos desde pequeño porque poseo una estructura corporal bastante buena y tenía muy buenos reflejos”. En sus inicios fueron el rugby y el fútbol. De mayor se aficionó al golf, la única especialidad que al parecer se le resiste: “Será falta de práctica”. Y siempre le ha seducido el yudo. “No ofrece solo formación física, ayuda psicológicamente y enseña fidelidad, da una moral ideológica y confianza”. Y añade contundente: “Gracias al yudo soy quien soy y me convertí en rector”.

El docente surcoreano busca alianzas culturales y deportivas con España y anima a los jóvenes a adentrarse en las artes marciales y participar en una disciplina que despierta el interés de “muchos extranjeros”. Entre ellos, el presidente ruso Vladímir Putin, al que él mismo entregó el graduado honorífico de yudo por su universidad.

Los dos hijos de Kim Jung Haeng no han seguido sus pasos ni en lo académico ni en lo deportivo. El chico estudió periodismo en Japón y ahora trabaja en una multinacional coreana. La hija estudió en Inglaterra y es funcionaria en su país. “Seguramente por mi pasión por el deporte, ellos no resultaron muy deportistas”.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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