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Cuando el Gobierno es una agencia de colocación

Contratar a familiares de políticos en España es una práctica antigua y muy extendida El nepotismo daña la productividad en las empresas, la imagen de país y las inversiones

GETTY

Ya es casualidad. Con lo difícil que está encontrar un trabajo —hallar un puesto bien remunerado es misión imposible— a Ignacio López del Hierro e Iván Rosa el apartado laboral de su horóscopo les sonríe. El primero es el marido de la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, y fue propuesto como consejero de Red Eléctrica durante unas horas. Renunció al cargo por la polémica que despertó su nombramiento. Rosa es la pareja de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y ha fichado por el área jurídica de Telefónica.

Estos casos, al margen de la lucha de poder interna en el Partido Popular (uno obtuvo el plácet de Mariano Rajoy, el otro no), han avivado el debate acerca de los límites del nepotismo. El nombramiento de familiares de políticos no es solo un tic del PP —de hecho, el mismo día que se dio a conocer la contratación de Rosa, Telefónica también fichó a la mujer del secretario general del grupo socialista en el Congreso, Eduardo Madina—, ni es algo nuevo de esta legislatura. La polémica, sin embargo, ha ganado decibelios por la rapidez del nuevo inquilino de La Moncloa en usar sus influencias (los populares solo llevan poco más de tres meses en el poder) y, sobre todo, por la profunda crisis que sufren los ciudadanos en forma de millones de desempleados.

Los expertos consultados critican abiertamente estas prácticas. Creen que transmiten una mala imagen del país, lastran la productividad de las empresas públicas y transmiten una idea patrimonialista del Estado. En su opinión, si bien el nepotismo es una lacra a erradicar en las empresas públicas, el mayor problema se da con los nombramientos de familiares de políticos en empresas privadas pero cuya actividad está regulada por la Administración. El conflicto de interés en estos casos es una finísima línea roja muy fácil de traspasar.

El mayor riesgo
se da cuando la
firma pertenece a un sector regulado

“El nepotismo es un problema muy grave porque se practica de manera rutinaria en la Administración del Estado”, denuncia César Molinas. Para este economista los casos de los maridos de Cospedal y Santamaría son solo la punta del iceberg. “El verdadero lastre se da en las Administraciones periféricas”. Molinas, que ha publicado recientemente una serie de reportajes en Negocios sobre qué proyecto queremos para España, explica que cuando volvió la democracia había una estructura, la franquista, muy corrupta pero muy pequeña. “Con las autonomías esta estructura sigue siendo corrupta pero su tamaño ha crecido muchísimo. Las Administraciones se han inflado con más de 8.000 Ayuntamientos, cerca de 4.500 empresas públicas... Esto es un caldo de cultivo perfecto para el nepotismo”, asegura.

El amiguismo no se da solo en las empresas públicas, sino en aquellas donde el Estado todavía conserva una participación, aunque esta sea residual. En los primeros meses del Gobierno del Partido Popular, por ejemplo, se han producido relevos al frente de compañías como Red Eléctrica o Hispasat. “El problema radica en que nuestros políticos tienen un sentido muy patrimonialista del Estado. José Folgado [nuevo presidente de Red Eléctrica] seguro que es tan competente como Luis Atienza [anterior directivo de la sociedad]. Sin embargo, su llegada se produce por el simple hecho de pertenecer a unas siglas políticas, como en su momento pasó con Atienza”, describe Molinas.

Este experto no es partidario de prohibir por ley la contratación de familiares de gobernantes. “La casuística es muy complicada y diversa. Creo que el origen del problema es cultural. En este país se ve como algo casi natural que el que llegue al poder coloque a los suyos. Hasta que esa percepción del poder no cambie...”.

El político tiene
una idea de Estado patrimonialista"

Alberto Gimeno, profesor de la escuela de negocios Esade, comparte la opinión de que el nepotismo es algo cultural. “En los países mediterráneos tenemos un concepto de la familia, de la lealtad, mucho más arraigado. Tendemos a favorecer y proteger a los nuestros. En el mundo protestante, sin embargo, hay una ética pública mucho más fuerte”.

Gimeno cree que en España se ha extendido la idea de que para llegar a una determinada posición hay que pertenecer al círculo próximo del que manda. “Se dan unos juegos de poder bastante opacos. Los favores debidos son habituales, es decir, tú estás en deuda porque te hemos ayudado a llegar al poder. Eso te obliga a ser leal”. Esta situación, según Gimeno, está directamente relacionada con la financiación de los partidos políticos y la necesidad de una mayor transparencia. “No seamos hipócritas. Como sociedad deberíamos admitir que la democracia es cara. Lo que no puede ser es que los partidos no tengan financiación y deban de buscar otros caminos”.

La consultora Odgers Berndtson está especializada en la búsqueda de directivos y consejeros. José Medina, su presidente para España y Portugal, considera que la imagen que se da con el nombramiento de familiares de políticos es “muy negativa” y no beneficia ni a la empresa que ficha ni a la persona contratada. “Es un problema de falta de madurez democrática. En España necesitamos aún años de práctica profesional de los políticos y de las empresas”.

Parentescos y salidas laborales

  • Ignacio López del Hierro, marido de la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, fue propuesto como consejero de Red Eléctrica. Tras hacerse público su fichaje se vio obligado a renunciar al cargo.
  • Iván Rosa, marido de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha sido contratado por Telefónica para trabajar en su departamento jurídico.
  • Ángeles Alarcó, exmujer de Rodrigo Rato, presidente de Bankia, es la nueva presidenta de Paradores Nacionales.
  • Víctor Calvo-Sotelo, hijo del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, es el nuevo Secretario de Estado de Telecomunicaciones.
  • Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deportes, es hijo del ex fiscal general del Estado, Jesús Cardenal.
  • Marcelino Oreja, hijo del exministro de Exteriores Marcelino Oreja, preside Ferrocarriles de Vía Estrecha (Feve).

Este experto matiza que los buenos políticos sirven al puesto, más que servirse del puesto. El mayor riesgo de nepotismo, en su opinión, se da en las empresas públicas ya que los grupos privados solo deben responder ante sus accionistas. “Ahora bien, hay empresas privadas que operan en ámbitos regulados. Ahí el riesgo es que se haga un uso instrumental de personas que se sirven de su puesto”.

Más que de establecer reglas fijas en el ámbito del nepotismo, Medina sería partidario de estudiar caso por caso. “En este tema siempre pecaría de conservador. Cuando se justifica el fichaje de un familiar por su capacidad y preparación habría que preguntarse si no hay otras salidas laborales que no sean tan perjudiciales para todos”, argumenta.

Las empresas privadas que fichan a expolíticos o a familiares de políticos en activo suelen echar mano de la figura del consejero independiente para su contratación. El Código Unificado de Buen Gobierno establece una serie de supuestos según los cuales una persona no podría entrar en un consejo con la etiqueta de independiente, pero ninguno de ellos habla del grado de parentesco con un miembro de la Administración. Como definición general, esta guía de buenas prácticas señala que se considerarán consejeros independientes aquellos que “designados en atención a sus condiciones personales y profesionales” puedan desempeñar sus funciones sin verse condicionados “por relaciones con la sociedad, sus accionistas significativos o sus directivos”.

La idea nebulosa del independiente abre la puerta a muchos consejos

Carlos Alemany lleva años trabajando en la búsqueda de directivos y consejeros. Junto a otros socios ha lanzado recientemente la consultora Alemany & Partners. En su opinión, un grave problema en las empresas españolas es la poca profesionalización de sus consejos. “Es cierto que no queda muy claro en la definición de independiente el tema de los familiares de políticos. Sin embargo, para mí el límite está clarísimo: habría que prohibir todo fichaje por una empresa que opera en un sector regulado, por muy válida que sea la persona, porque su familiar va a regular sobre cuestiones que afectan a la compañía”, dice.

Alemany fue la persona que sugirió a Amancio Ortega, dueño de Inditex, el nombre de Pablo Isla como candidato a ocupar el cargo de consejero delegado. La sucesión en el grupo textil es puesta como ejemplo en el ámbito empresarial de un proceso regido solo por criterios profesionales y alejado de cualquier tentación de nepotismo. Hace unos meses, con el PSOE todavía en el poder, Alemany entrevistó a una mujer para ofrecerle un puesto directivo en una empresa española importante. La candidata rechazó el trabajo. ¿El motivo? Le confesó que era la esposa de un miembro del Gobierno y que eso podría provocar un conflicto de interés. “Evidentemente, semejante sinceridad no ocurre todos los días”.

Alemany subraya que algunas empresas reguladas recurren con frecuencia al fichaje de familiares de políticos. “Y en ocasiones lo hacen a pares, uno de cada color político, para que nadie proteste”, ironiza. “En el mundo anglosajón los consejeros se definen y se nombran en función de los intereses exclusivos de los accionistas. En el sur de Europa, sin embargo, las relaciones personales todavía pesan mucho”, concluye este experto.

El nepotismo es una tentación en la que se cae más en la cultura mediterránea

En determinadas empresas se han vacunado contra cualquier tentación de nepotismo. Garrigues es una de ellas. Este despacho de abogados tiene una regla de oro: está prohibido incorporar a familiares de los actuales socios. “No es una medida de purificación. Es simple pragmatismo. De lo contrario se destruiría la compañía”, explica su presidente, Antonio Garrigues.

Este profesional del Derecho aprendió el peligro de la consanguinidad en la empresa durante una de sus primeras visitas a un bufete en EE UU. “Fue uno de los primeros consejos que recibí. Si los empleados ven que sus jefes fichan por motivos de parentesco se frustrarán al ver que su carrera profesional estará limitada”, explica. En el caso de la vinculación entre política y empresa, Garrigues sería partidario de fijar reglas claras, aunque reconoce que no es una tarea fácil. “El tener que renunciar a un trabajo para el que estás capacitado porque tu mujer o tu hermano es un cargo público es complejo. Por otro lado, no se puede obviar que esta situación genera problemas prácticos. Por ejemplo, si varios miembros de un Consejo de Ministros se tienen que abstener según en qué temas porque un familiar trabaja en una empresa afectada, eso acaba afectando al buen gobierno del país”, argumenta.

En las empresas familiares la intención del dueño por dejar la compañía a la siguiente generación puede poner en riesgo la propia supervivencia de la empresa. Y es que la inteligencia, la capacidad o simplemente las ganas no siempre se heredan. Por eso muchas sociedades buscan asesoramiento externo para establecer un protocolo de actuación. Unilco es una consultora especializada en empresas familiares. A sus clientes siempre les aconsejan que para crecer la mejor receta es la profesionalización. “La propiedad y la gestión deberían ir cada uno por su lado. Hay que contar con los mejores. Aunque solo sea por pura estadística, las oportunidades de encontrar talento en el mercado son mayores que en la propia familia”, comenta Vidal Martín, director de Unilco.

La mujer de un exministro
rechazó una oferta
para evitar polémicas

Cuando el nepotismo se practica en una empresa familiar el único perjudicado, si sale mal la apuesta, es la propia compañía. Sin embargo, cuando el enchufe de familiares se practica en los grupos con capital público el damnificado es el contribuyente. “Los partidos políticos funcionan a veces como agencias de colocación. En algunos casos los elegidos reúnen méritos, en muchos otros no”, dice Martín. “La relación entre la Administración y las empresas debería regirse por la más absoluta transparencia. Yo sería partidario de poner límites clarísimos a los nombramientos en sociedades públicas. Además, deberíamos ser más exigentes con el cumplimiento de la ley de incompatibilidades”, añade el experto de Unilco.

La Ley de Incompatibilidades limita durante dos años la actividad privada de ex altos cargos en empresas que hubieran podido estar relacionadas con su responsabilidad de Gobierno, directa o indirectamente. “Durante los dos años siguientes a la fecha de su cese los altos cargos (...)”, dice la ley, “no podrán desempeñar sus servicios en empresas o sociedades privadas relacionadas directamente con las competencias del cargo desempeñado”.

Sin embargo, algunos exministros, como la extitular de Economía y exvicepresidenta Elena Salgado, utilizan vericuetos de empresas extranjeras para poder evitarlo. Salgado ha fichado recientemente por Endesa para ocupar un sillón en el consejo de administración de su filial chilena, Chilectra.

Para Antonio Garrigues las
abstenciones en el Consejo de Ministros lastran la gobernanza

Los países en los que se cruzan estos límites arriesgan. El nepotismo puede ser un obstáculo que frena la inversión de compañías extranjeras en España. En determinadas ocasiones, cuando un grupo foráneo se plantea aterrizar en otro país, contrata los servicios de consultoras especializadas en inteligencia empresarial (lo más parecido a los espías en el campo corporativo) que rastrean los vínculos de parentesco en la estructura directiva del grupo objeto de deseo. “El objetivo es evitar sorpresas como la que nosotros denominamos el síndrome de la tía local en el ático, es decir, un familiar del dueño o de alguien importante que no hace nada, pero que tiene un contrato blindado con un gran sueldo”, describe Bruce Goslin, consejero delegado en España de K2 Global Consulting.

Este tipo de profesionales también rastrean en el pasado de los posibles candidatos a ocupar un puesto en la alta dirección de una empresa. Miran que lo que dice su hoja de servicios sea verdad, las referencias de antiguos jefes y también echan un vistazo a su árbol genealógico. “En todo lo relacionado con los parentescos que puedan dar lugar a conflictos de interés siempre aconsejamos a los clientes que se lo piensen muy bien. Muchos empresarios fichan a familiares de políticos con la esperanza de ganar cierta influencia. Sin embargo, también hay que tener en cuenta la posible erosión que esa contratación puede tener en la imagen de la empresa. Hay que estar dispuestos a aguantar el chaparrón de la opinión pública”, dice Goslin.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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