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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La importancia de los estilos de vida en el binomio salud-enfermedad

Las enfermedades no transmisibles constituyen más del 60% de las causas de mortalidad

Las enfermedades no transmisibles constituyen actualmente más del 60% de las causas de mortalidad, morbilidad y discapacidad en todo el mundo. Esto, aunado al aumento sostenido de sus factores de riesgo y su terrible impacto en los entornos familiares, laborales y comunitarios hace que se esté convirtiendo en tema de interés colectivo a escala global, y conduce a preguntarnos por las formas de vida de las personas. Desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) ya hace tiempo que venimos recordando que la mala alimentación, la obesidad, el consumo de tabaco, la presión arterial elevada, el sedentarismo, el estrés negativo, el burnout, entre otros factores psicosociales, son algunos de los factores de riesgo más importantes que propician la aparición de las enfermedades no transmisibles. Estas enfermedades representan cada vez más un costo elevado para el cuerpo social y los servicios sanitarios, debido a las enfermedades y discapacidades que generan. Y debido a esto, cada vez más comienzan a entrar en juego políticas de salud que regulan los comportamientos y los estilos de vida de las personas.

Desde que Lalonde, ministro canadiense allá por los años setenta, informó a la sociedad de la importancia que los estilos de vida tenían en la mortalidad y morbilidad humana, se ha producido un espectacular empeño por conocer hasta qué punto estos juegan un papel fundamental en la salud de las personas. Trabajos como el de Framingham sobre riesgo cardiovascular han puesto de manifiesto la importancia que la obesidad, el sedentarismo y el consumo de tóxicos como el tabaco o el alcohol suponen de carga de enfermedad. Muchos cánceres tienen una relación clara con la obesidad y el consumo de sustancias tóxicas: pulmón, piel, estómago, colon y recto, ovario, mama, etcétera son claros ejemplos.

Los cambios producidos, por mor de los avances sociales y económicos, en los estilos de vida de las personas han supuesto la aparición de lo que hoy en día llamamos epidemias del siglo XXI como la obesidad, que llega a afectar al 30% de la población infantil en países industrializados, la diabetes mellitus, la hipertensión arterial o las dislipemias o el incesante incremento de factores de riesgo conocidos desde hace tiempo como favorecedores, cuando no provocadores, de múltiples enfermedades como la patología cardiovascular, cáncer y otras muchas.

De tal manera nos afectan los estilos de vida que pudieran justificar más del 60% de las causas de muerte actualmente y estar implicados en la mayoría de los procesos mórbidos en la primera civilización. Dicho de otra manera, si fuésemos capaces de actuar frente a los factores de riesgo provocados por hábitos insanos podríamos disminuir la morbi-mortalidad hasta en un 60%. Esta cifra merece toda nuestra atención y consideración en una sociedad cada vez más industrializada y tecnificada en donde la salud debe recobrar un papel importante en la cultura del ser humano.

Gracias a estudios nacionales como el ZACARIS ( Drugs, Rev. Esp. de Cardiología…), realizado sobre población adulta de Zaragoza ponen de manifiesto algunos datos clarividentes entre los que destaca que el riesgo coronario atribuible a la obesidad es del 42%, por encima incluso del tabaquismo. La lucha contra la obesidad podría disminuir, por tanto, un 40% de la cardiopatía isquémica, y, además, tratando la obesidad, se tratan a la vez inclusivamente la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y la diabetes, siendo además de la principal causa de estos tres factores de riesgo cardiovascular, el que constituye mayor riesgo de padecer cardiopatía isquémica.

EL PAPPS (programa de actividades Preventivas y de Promoción de la Salud) ya informa de la carga de enfermedad de diferentes estilos de vida y de la eficacia de las intervenciones desde la atención primaria de salud al actuar sobre ellos, por lo que involucra al médico general/familia en una labor extremadamente importante en el cuidado de nuestros pacientes:

A la vista de los factores y problemas de salud definidos más arriba se hace necesario concienciarnos todos sobre la importancia de estos estilos de vida y la del papel que jugamos los médicos generales y de familia en su vigilancia, así como nuestro rol en la intervención sobre ellos, al menos en los que los diferentes estudios científicos han demostrado su eficiencia y efectividad.

Y uno de los objetivos de la Cátedra SEMG de Estilos de Vida y Promoción de la Salud de la Universidad de Zaragoza es precisamente concienciar a alumnos de Medicina del interés que nuestra intervención sobre los diferentes hábitos representa, asumiendo que los beneficios para la salud de nuestros pacientes son a largo plazo, pero siempre justificables y necesarios.

José Manuel Cucalón Arenal y Alejandro Marín Ibáñez son profesores de la Cátedra SEMG de Estilos de Vida y Promoción de la Salud de la Universidad de Zaragoza.

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