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“Tengo tantos documentos que a veces me da miedo”

La directora de la revista 'The New Times’ ha ganado una batalla a los servicios de seguridad rusos

Pilar Bonet
Albats investiga las zonas opacas de la política rusa.
Albats investiga las zonas opacas de la política rusa.ANTON KUPRIYÁNOV

La veterana periodista rusa Yevguenia Albats tiene razones para alegrarse: The New Times, el semanario que dirige, ha cumplido ya cinco años y se ha convertido en una publicación de referencia para la observación de las zonas opacas de la política rusa. Además, Albats, autora de un conocido libro sobre los servicios de seguridad soviéticos (Mina de efecto retardado: Retrato político del KGB), acaba de ganarles una batalla a los servicios de seguridad rusos (FSB), que en diciembre de 2007 vetaron la entrada en el país a una redactora de la revista, de ciudadanía moldava. Desde The New Times, la redactora, Natalia Morar, había denunciado turbios flujos financieros del Kremlin hacia los partidos políticos y el extranjero.

El restaurante Scandinavia está casi vacío cuando nos sentamos a la mesa en un desapacible día, supuestamente primaveral. Una sopa de tomate nos hace entrar en calor. Yevguenia viene de escribir sobre la peripecia de Morar, cuyo retorno a Rusia ha sido posible gracias al presidente Dmitri Medvédev, a quien Albats le planteó el problema en febrero, en una reunión con periodistas convocada por el jefe del Estado en Sochi, en el mar Negro.

Agentes del FSB vetaron la entrada en el país de una redactora que denunció turbios flujos financieros del Kremlin

Pese a ser una de las profesionales más experimentadas de Rusia, Yevguenia asegura que no suele ser invitada a las reuniones confidenciales de los representantes de los medios de comunicación con los dirigentes del Kremlin. "Siempre consideré que si los políticos me daban información, tenía la obligación de divulgarla, porque esta es la esencia del trabajo periodístico", dice.

Albats estuvo ausente de una reciente cita con Medvédev dedicada a la corrupción. Y eso que The New Times acababa de publicar informaciones sobre los supuestos negocios de Vladímir Putin. "Parece mentira que nadie le preguntara a Medvédev sobre esos negocios", exclama Albats. Ella sí hubiera preguntado "cómo se explican los documentos y transcripciones, según las cuales, siendo presidente y después primer ministro, Putin, usando el nombre de Mijaíl Ivánovich como seudónimo, controlaba desde Lichtenstein, un sistema de paraísos fiscales, adonde se transfería un 35% de las donaciones efectuadas por los oligarcas".

The New Times retoma el nombre en versión inglesa de otro semanario arruinado en 2006 (Novoe Vremia) y es financiado por Irena Lesnévskaya, una empresaria con vocación reformista. La revista tiene 50.000 ejemplares de tirada y carece de publicidad. "Personas con miles de millones de dólares se ofrecen a darnos dinero en mano, lo que rechazo por ser ilegal, pero no quieren entrevistas ni publicidad, porque temen que el Kremlin les castigue", dice.

La camarera retira por fin el plato en el que Albas se ha demorado. Siguen dos raciones de salmón a la plancha que ponen una suave nota de color en el entorno severo formado por las paredes y el mantel de color blanco y dos copas de agua mineral. Ya sea porque el ambiente sugiere ética protestante y austeridad o por las calorías a quemar, rechazamos como una amenaza la oferta de postre.

Albats es una gran defensora de Alekséi Navalni, el abogado y bloggero famoso por combatir la corrupción en Rusia, a quien considera un "compañero de lucha". Como doctora y profesora que fue en la Universidad de Yale, Yevguenia recomendó al bloguero para que éste permaneciera seis meses en aquella universidad norteamericana. "Navalni es el único al que temen en el Kremlin por ser carismático e inteligente. Por eso no lo muestran en televisión", dice. Yevguenia.

Entre los colaboradores de The New Times se cuenta el oligarca Mijail Jodorkovski, a quien se le pagan unos 9.500 rublos por artículo (unos 243 euros). "Se le envían por giro postal" a la prisión de Karelia donde cumple condena, explica Albats, y bromea: "Debo de ser la única que le paga en lugar de cobrar de él".

¡Quién lo hubiera dicho en los noventa, cuando gente que trabajaba para Jodorkovski me advertía y me amenazaba por mis investigaciones sobre Menatep (el banco donde el magnate acumuló capital)!", exclama. "Yukos (la petrolera dirigida por Jodorkovski) llegó incluso a presentar una demanda por un articulo mío, pero tuvo que retirarla, porque yo tenía todos los documentos y pruebas. Tengo tantos documentos que a veces hasta me da miedo", exclama.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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