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Comer en verde

Crudívoros, veganos, ovolactovegetarianos Sea por cuestión de salud o por razones éticas, no hay una sola forma de ser vegetariano

Productos vegetales ecológicos de la Herboristería Navarro de Valencia.
Productos vegetales ecológicos de la Herboristería Navarro de Valencia.Mónica Torres

Hay muchas formas de ser vegetariano. Los vegetarianos estrictos no consumen productos animales, los ovolacteovegetarianos, además de hincarle el diente al reino vegetal, lo hacen a los huevos y productos lácteos (también hay la versión solo ovo o solo láctea), los veganos, además de excluir la carne, no consumen ningún otro tipo de producto animal, como por ejemplo calzado y ropa, los crudívoros solo consumen alimentos crudos “que no haya destruido el fuego”, y tratan de acercarse a la forma de alimentación más natural. Incluso se escuchan términos sorprendentes como los pescovegetarianos, que incluyen el pescado en su dieta, o los flexivegetarianos, una especie de vegetarianos a tiempo parcial, que solo practican esta dieta los días laborables o los fines de semana, o incluyen un pequeño porcentaje de carne en su dieta. Hay que decir que estas últimas opciones son miradas con cierto recelo e ironía por los verdaderos militantes.

Calzado realizado sin materiales de origen animal en el comercio ecológico Planeta Vegano, en Madrid.
Calzado realizado sin materiales de origen animal en el comercio ecológico Planeta Vegano, en Madrid.Claudio Álvarez

Lo cierto es que, entre todo este maremagno, y sin cifras oficiales disponibles, se aprecia un aumento en popularidad del vegetarianismo en sus diferentes facetas. En Gran Bretaña se calcula que un 6% de la población es vegeta, y entre un 8% y 9% en Alemania. En India, animado por el hinduismo, hasta un 40% pasa de la carne (a falta de otros, los datos son de Wikipedia). En España, donde hay solo un 0,5% de vegetarianos, van proliferando los restaurantes y tiendas veggies, y cada vez son más visibles y aceptados. Ya no son rara avis.

“En la asociación sí que hemos notado un creciente interés, con más personas que se dirigen a nosotros interesadas o con dudas respecto a la alimentación vegetariana”, explica David Román, de Unión Vegetariana. “En los últimos años se ha normalizado bastante, la gente no nos ve ya como bichos raros, somos gente normal de todo tipo, y no hay porque asociarnos con lo hippie como a veces se ha hecho, cosa que a veces causaba ciertos prejuicios”.

Los motivos para hacerse vegetariano son muchos pero sobre todo dos: por tener una alimentación más saludable y por cuestiones éticas, como la preocupación por los animales o el impacto medioambiental. “Observamos dos perfiles predominantes, gente joven, en torno a los 25 años, muy comprometida con los derechos de los animales y que, por tanto, siguen una alimentación vegetariana, una juventud que es, además, muy activa y reivindicativa. Y, por otro lado, mujeres hasta los 40-45 años, con alta formación académica, que, sin olvidar los temas ético, están motivadas por temas de salud”, dice Román. Estas razones de conciencia, y la desconfianza en la alimentación industrial, pueden estar haciendo crecer, pues, el número de vegetarianos. “Las actividad vegetariana que empezó en España con médicos naturistas antes de la guerra y durante la posguerra no tenía el componente animalista o medioambiental, que eran cosas que por aquel entonces no tenían mucho sentido. Estas motivaciones han llegado en los últimos tiempos, en parte por los problemas planetarios que vivimos”, dice Román. ¿Cómo afecta el consumo de carne al planeta? "El sector ganadero genera más gases de efecto invernadero –un 18%, medidos en su equivalente en dióxido de carbono (CO2)- que el sector del transporte. También es una de las principales causas de la degradación del suelo y de los recursos hídricos", según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Además, los vegetarianos inciden en lo costoso de producir un kilo de carne, para el que hay que utilizar mucho combustible, agua y alimento que podrían ser distribuidos de otra manera más sostenible.

En España, donde hay solo un 0,5% de vegetarianos, van proliferando los restaurantes y tiendas veggies

El componente ético está especialmente presente en la comunidad vegana. El veganismo no es solo es una opción alimentaria, sino una filosofía muy comprometida. “Es una forma de vida que excluye la explotación animal, mucho más allá de la alimentación. No usamos productos animales para la ropa o el calzado, ni cosméticos testados en animales y no vamos al zoológico ni a espectáculos circenses que utilicen animales. En el aspecto alimenticio somos vegetarianos estrictos, excluyendo la leche y los huevos, y por supuesto, el pescado”, explica Fryzt Dorén, de la tienda PlanetaVegano.

Respecto a los beneficios para la salud, “aumenta la cantidad de fibra en la dieta y disminuye la cantidad de grasa saturada y el exceso de consumo de proteína animal. Mejoran sistema digestivo y sistema cardiovascular, y todo el organismo se regenera. Basta con hacer la prueba una semana y ver qué tal se siente uno”, explica Ana Moreno, autora de más de 20 libros y de un blog sobre el asunto. ¿Es caro ser vegetariano, hay que planificar mucho la alimentación? “Es más barato si basas tu dieta en verduras, ensaladas y frutas, con algunas semillas, legumbres y cereales”, dice Moreno. “Si compras alimentos ‘para vegetarianos’ que ya están manufacturados, entonces puede ser más caro, pero esto no es necesario. No lleva más tiempo, pero si más planificación. Hay que organizarse”.

Aún así, la nutricionista Laura Pire alerta sobre los peligros: “Para que la dieta vegetariana sea saludable, tienes que ser un experto. Para aprender a ser vegetariano, hay que buscar la información firmada y garantizada por un nutricionista de carrera. Hay libros muy buenos, pero el control tiene que ser con un experto. No basta con ser vegetariano para enseñar a comer a un vegetariano. Nutrición, es nutrición”. Las carencias, según explica Pire, tienen que ver con los elementos que aportan la carne roja y su relación con la salud de la sangre. La falta de hierro hemo puede provocar anemias constantes que empeoran la calidad de vida y a la larga pueden ser muy negativas. La falta de vitamina B12, encargada de la correcta formación de los glóbulos rojos, puede provocar que tengamos una sangre muy pobre.

Hay que tener cuidado con los efectos negativos del veganismo estricto: falta de hierro y vitamina B12

¿Cómo pueden paliarse los efectos negativos? “La carencia de B12 se resuelve con una dosis inyectada cada cierto tiempo, el hierro se complementa con preparados farmacéuticos de diversa calidad y efectividad, a veces con efectos secundarios muy incómodos”, explica Pire. Dice la nutricionista que existen complementos de origen vegetal, concentrados de frutas y verduras ricas en hierro, vitamina B12, ácido fólico, y todos los ingredientes llave para la correcta absorción, que tomados diariamente protegen contra las enfermedades que pueden producir las carencias. “Son complemento suaves, aptos para todas las edades y saben bastante bien, que es otro detalle de interés”, concluye.

¿Es complicado ser vegano en un mundo mayoritariamente omnívoro? “Ser vegano es muy sencillo, solo hay que saber planificar, saber qué excluir de la dieta o las costumbres. Socialmente es algo más difícil, cuando sales con amigos omnívoros a cenar estás más limitado, pero siempre se encuentra algo que comer. Eso sí, muchos sienten cuestionada su ética al comer con un vegano y quieren discutir. Nosotros ya hemos escuchado los argumentos mil veces, así que preferimos no hacerlo. Si realmente están interesados, podemos hablar más tarde”, cuenta Dorén. “Al principio hay una muralla que parece infranqueable. Es todo un desafío porque, por lo general, la gente alrededor, en familia, trabajo o amigos no es vegetariana, y puede tornarse en una lucha con el mundo que a algunos les resulta traumática, pero se acaba pasando. Es fácil, hay muchas alternativas”, explica Román.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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