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“Sin apoyos van a hundir a mi hijo”

La madre de un niño con déficit de atención teme una escuela masificada

Mireia Moreno.
Mireia Moreno.GIANLUCA BATTISTA

Mireia Moreno vive con especial angustia el anuncio de los recortes por el efecto demoledor que pueden tener sobre su hijo David, de siete años, que padece un trastorno de déficit de atención. David cursa segundo de primaria, pero la mayor parte de las clases las hace en un reducido grupo de cinco alumnos y una educadora especial, que lo ayuda a estar al día con las materias y a superar sus dificultades de aprendizaje. Los recortes dejarán a la escuela de David, el colegio público La Muñeira, de Badia del Vallès (14.000 habitantes, Barcelona), sin un profesor y medio, como mínimo, cosa que no permitirá la existencia de estas clases de refuerzo el próximo curso.

 La Muñeira es una escuela afectada doblemente por los tijeretazos. Por un lado, el aumento de una hora lectiva de los profesores hará que la escuela tenga que prescindir de media jornada de un docente, aunque el centro calcula que será más. En este colegio, de una sola clase por curso, no sobran profesores, así que todavía no saben cómo cubrirán las bajas el año que viene, ya que el sustituto no llegará hasta pasados 10 días de baja. La dirección de la escuela no descarta que en esos casos se tengan que repartir los alumnos entre el resto de clases, aunque sean de niveles diferentes.

Por otro, la Muñeira es uno de los cuatro centros que el próximo curso la Generalitat, con el argumento del descenso de la demografía, cerrará progresivamente (otras seis escuelas se eliminarán de un plumazo), empezando por el primer curso de educación infantil (tres años), así que el profesor de este nivel desaparecerá. Con 200 alumnos, la Muñeira es una escuela pequeña que el año que viene perderá 50 alumnos (entre el curso suprimido y los que acaben la primaria). A este ritmo los padres prevén que el centro cerrará en tres años.

Sin apenas clases de refuerzo y con la mirada puesta en un futuro traslado, Mireia se desespera. “Todo lo que he ganado en estos años en la educación de mi hijo lo voy a perder de golpe. ¿Dónde iré? ¿A una escuela masificada? David no puede estar en una clase con 30 alumnos. ¡Van a hundir a mi hijo!”, se enciende esta madre.

El centro, en una zona humilde, cerrará en los próximos años

La Muñeira es uno de los Centro de Actuación Educativa Preferente (CAEP), que por ubicarse en entornos socioeconómicos muy humildes cuentan, en teoría, con ciertos privilegios —como ratios inferiores, una mayor financiación, más horas de atención individualizada o prioridad a la hora de obtener becas—, aunque los recortes les afectarán por igual que a las escuelas convencionales. De hecho, los cuatro colegios y dos institutos de Badia son CAEP. Este municipio, situado a 20 kilómetros de Barcelona, arrastra un paro del 26% y el sambenito de ser la población con la renta por cápita más baja de Cataluña.

Mireia también está viviendo un drama particular como secretaria de la asociación de padres y madres del colegio. Hace dos años que la Generalitat no convoca las subvenciones a las organizaciones de padres y madres, así que se han quedado sin recursos para ayudar a las familias más asfixiadas económicamente a pagar el comedor o los libros.

La mayoría de los alumnos están becados gracias a las ayudas al comedor que otorga el Ayuntamiento, pero la crisis llega aquí a todos los rincones y hace casi medio año que el Consistorio no paga las becas de comedor. Además, ha anunciado que el año que viene estas ayudas sufrirán un tijeretazo del 50%. La dirección del centro alerta de las consecuencias que esto puede tener en muchos niños de familias sin recursos, ya que la comida de la escuela significa el sustento principal que, quizá, en casa no les pueden proporcionar.

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