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Arizona extrema la seguridad en los dispensarios de marihuana medicinal

Este Estado trata de amarrar con mucho cuidado la regulación de esta sustancia, ilegal a nivel federal Un médico controlará cada punto de venta

Carolina García
Fumadores de cannabis defienden la liberalización de esta droga en una protesta en el Golden Gate de San Francisco el pasado 20 de abril.
Fumadores de cannabis defienden la liberalización de esta droga en una protesta en el Golden Gate de San Francisco el pasado 20 de abril.REUTERS

Normalmente cuando un Estado decide aprobar la implantación de dispensarios de marihuana medicinal en Estados Unidos, los detractores del uso y la venta de esta sustancia argumentan que estos puntos de venta favorecen el crimen o el abuso. Para evitar este tipo reacciones Arizona ha decido incorporar medidas estrictas que controlen la seguridad de estos sitios. La primera de estas iniciativas, y única en EE UU, es exigir a cada uno de los dueños la contratación de un director médico que supervise las operaciones de reparto y evalúe el consumo paciente por paciente.

“Un médico se involucrará en cómo tiene que ser usada la medicina día a día, y esta es la gran novedad en Arizona comparada con los otros 16 Estados que permiten el consumo. Si realmente vas a usar el cannabis como medicina, tienes que conocer cómo funciona”, ha declarado Michael Backes, dueño de tres puntos de venta en California y solicitante de dos en Arizona, al diario The New York Times.

Los pacientes tratados con marihuana medicinal, además, contarán con una tarjeta, al igual que ocurre en otras partes del país como California o Colorado, que deberán presentar cada vez que compren la sustancia en un dispensario. “El objetivo es hacer un seguimiento de cada usuario y comprobar que no adquieren más de los 70 gramos cada dos semanas recomendados”, ha explicado Harmony Dupont, del Departamento de Salud de Arizona, en rueda de prensa.

Los puntos de venta deben contar con un sistema de vigilancia, con botones de pánico e iluminación en el exterior del establecimiento”

El consumo de marihuana es ilegal a nivel federal en Estados Unidos, por eso los responsables de seguridad del Estado advierten que cada dispensario deberá cumplir también con cada uno de los requisitos de seguridad establecidos, “porque en el fondo consumir cannabis sigue siendo un delito”, han puntualizado.

“Los puntos de venta deben contar con un sistema de vigilancia, con botones de pánico e iluminación en el exterior del establecimiento”, ha explicado Dupont. Aunque no es obligatorio, algunos de los solicitantes de puntos de venta han pedido un agente de seguridad y “la policía de Phoenix estará atenta por si ocurre cualquier accidente y tomarán las medidas apropiadas si ven un aumento de la criminalidad alrededor de los dispensarios”, continúa.

El debate sobre si los dispensarios de marihuana medicinal aumentan o no la criminalidad está vigente en EE UU. Un estudio reciente elaborado por investigadores de UCLA concluyó que “no existe relación causal entre la delincuencia y los puntos de venta, menos cuando aparece un delincuente motivado por las bajas medidas de seguridad del establecimiento. El uso de guardias y cámaras es aconsejable”.

Todos los solicitantes deben presentar un proyecto en el que deben indicar cómo van a almacenar y realizar un seguimiento de la marihuana medicinal vendida. Las primeras solicitudes se aceptaron el pasado mes de mayo, 484 formularios fueron presentados. Las licencias se otorgarán finalmente el próximo mes de agosto. Tan solo, se sortearán 126 licencias por cada zona geográfica estipulada por los oficiales de salud del Estado. Para los responsables, este número favorece a que el negocio de la marihuana no se expanda y sea incontrolable.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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