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La mano del neandertal asoma tras las pinturas más antiguas

Nuevas dataciones de arte rupestre de Asturias y Cantabria revelan que es anterior a lo estimado El hallazgo abre la duda de qué especie humana creó las figuras rupestres

Tal vez nada nos acerque más a los ignotos humanos del pasado que las pinturas que hicieron en las cuevas. Y no solo se convierte en mensaje casi directo un primoroso bisonte policromado, sino incluso la simple silueta de la mano de alguien que la contorneó soplando un tinte por una caña. El norte de España es rico en esos vestigios. ¿Quién hizo las pinturas rupestres? ¿Y cuándo? A la segunda pregunta hay ahora una respuesta clara: algunas tienen más de 40.000 años. Esto las hace unos 5.000 años más antiguas de lo que sugerían las dataciones anteriores y, además, abre una inquietante incógnita sobre sus autores.

Siempre se ha considerado que fue nuestra especie, la humanidad moderna, la autora de esas obras de arte primitivas, entre otras cosas porque cuando fueron pintadas muchas de ellas ya habían desaparecido los neandertales (hace casi 30.000 años). Pero no hay razón para negar a estos últimos la capacidad de pintar, para afirmar que carecían de la cultura simbólica necesaria para hacerlo. Ahora resulta que algunas de las pinturas son más antiguas de lo que se creía y claramente contemporáneas de los neandertales, por lo que cabe especular que pueden ser obra suya. Es solo una idea, advierten los expertos, porque no se conocen pinturas rupestres de aquella especie. Y hace 40.000 años ya estaba el hombre moderno en Europa. De cualquier modo, esas obras de arte primitivo de Cantabria y de Asturias son las más antiguas del mundo de edad bien determinada.

El descubrimiento viene de la mano de unas nuevas dataciones de 50 pinturas en 11 cuevas. En la de El Castillo, un disco tiene 40.800 años o más, y algunas siluetas de manos, 37.300. En Altamira, un símbolo rojo claviforme tiene, al menos, 36.500 años.

Los primeros europeos tenían la capacidad cognitiva para ser artistas

“Las pruebas de la presencia de humanos modernos en el norte de España se remontan a 41.500 años y antes de ellos estaban allí los neandertales”, explica Alistair Pike, líder del equipo autor de este trabajo que se presenta en la revista Science. “Nuestros resultados indican que, o los humanos modernos llegaron a Europa con la pintura ya incorporada a su actividad cultural o esta se desarrolló inmediatamente después de su llegada, o tal vez se trata de arte neandertal”.

La creación artística es un hito de la evolución de las capacidades cognitivas y el comportamiento simbólico, y puede ser asociado al desarrollo del lenguaje, recalcan los investigadores.

Se conocen vestigios de capacidad simbólica de la humanidad moderna anteriores a su llegada a Europa, como cuentas perforadas y cáscaras de huevo de avestruz decoradas de hace entre 70.000 y 100.000 años, encontradas en África, recuerdan los científicos. Tal vez nuestros antepasados prehistóricos desarrollaron más aún esa innovación cultural, ya en el continente europeo, en su competición por los recursos con los neandertales. Pero de estos últimos, que vivían en el territorio miles de años antes de que llegaran los humanos modernos, también se han encontrado pruebas de su capacidad simbólica, como enterramientos y adornos corporales.

Si resultase que los artistas prehistóricos eran la otra especie “sería un descubrimiento fantástico”, añade Pike. “Significaría que los contornos de mano en las paredes de esas cuevas son de neandertal... pero necesitamos datar más muestras para ver si esto es así”, añade. La prueba definitiva sería identificar pinturas rupestres anteriores a la llegada a Europa de la humanidad moderna, es decir, anteriores a 42.000 años, como mínimo.

Los expertos necesitan pruebas de hace 42.000 años para estar seguros

“No sería sorprendente que los neandertales resultaran ser los primeros artistas de las cavernas. Puede parecer chocante, pero en el contexto de lo que hemos aprendido de ellos en la última década no debería sorprender demasiado”, dice Joao Zilhao, investigador de la Universidad de Barcelona y uno de los miembros del equipo de Pike. Reconoce que no se puede afirmar por ahora que está demostrada esa autoría. Pero si fuera así, añade, significaría que “el lenguaje y las capacidades cognitivas avanzadas estaban presentes en el linaje humano hace mucho tiempo: al menos desde el ancestro común de neandertales y humanos modernos, hace medio millón de años”.

Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones de Atapuerca, destaca dos aspectos en este “magnífico trabajo”. “Lo primero que resulta muy interesante es la datación exacta del arte paleolítico, que permite comprobar el esquema clásico de evolución estilística: ahora está claro que las siluetas de manos y los símbolos son más antiguos, y luego evolucionaría hacia un estilo más descriptivo, más figurativo”. En cuanto a si pudieron ser los neandertales los autores de las obras rupestres más antiguas, Arsuaga afirma que no hay nada probado con este trabajo de Pike y sus colegas, “que nos deja con la miel en los labios. Las elaboradas figuras de ciervos y bisontes, no creo, pero las siluetas de manos y los símbolos, ¿por qué no?”.

Las dataciones de las pinturas rupestres y los grabados prehistóricos han sido muy inciertas desde hace años. El problema es que, a menudo, los pigmentos utilizados son minerales, no de origen orgánico, por lo que no son eficaces las técnicas de radiocarbono. Y en los que son de carbón, solo se pueden extraer cantidades minúsculas para no dañar las obras, lo que dificulta la datación, porque cualquier contaminación se magnifica.

Pike (Universidad de Bristol, Reino Unido) y sus colegas, casi todos ellos de España y de Portugal, han utilizado una técnica denominada de uranio/torio con la que no analizan directamente los pigmentos sino las capas mineralizadas (calcitas) que, con el tiempo, se forman sobre las pinturas. Las obras de arte rupestre que están debajo no pueden ser más modernas. Es una técnica mínimamente invasiva, comentan, porque ahora se puede aplicar a muestras de pocas decenas de miligramos.

“Nada impide, que sepamos, que los neandertales pudieran tener arte, aunque aún no lo hemos encontrado”, dice Ignacio Martínez, paleoantropólogo de Atapuerca. “Aquellos individuos tenían todo lo necesario para poder ser artistas: un cerebro grande, seguramente capacidad de hablar, una tecnología compleja... y tenemos pruebas de que practicaban el adorno personal”.

En este nuevo trabajo de datación de las pinturas rupestres participan, además de Pike y Zilhao, investigadores de varias instituciones españolas: Marcos García-Diéz, de la Universidad del país Vasco; J. Alcolea y R. De Balbín, de la Universidad de Alcalá de Henares; C. González-Sainz, de la Universidad de Cantabria; Carmen de las Heras, José Antonio Lasheras y R. Montes, del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira; D.L. Hoffmann, de la Universidad de Bristol y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, y B.P. Pettitt, de la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido.

20.000 años de grafiteros en Altamira

Un símbolo claviforme rojizo del Techo de los Polícromos de la cueva de Altamira tiene, por lo menos, 36.500 años. Luego el arte rupestre empezó allí 10.000 años antes de lo que pensaba. Lo han datado ahora los científicos con el nuevo método. Las espectaculares figuras de bisontes son de hace unos 18.000 años. Esto significa que el lugar fue visitado y pintado por los hombres prehistóricos repetidas veces a lo largo de un período de casi 20.000 años, concluyen los investigadores. Como prueba, otra pintura de la famosa cueva también datada de nuevo, es de hace 22.000 años.

“Altamira tiene numerosas pinturas, incluidas manos humanas y animales. La cronología de este arte se ha debatido desde su descubrimiento [en 1868]”, escriben Alistair Pike y sus colegas en Nature. Ellos recuerdan en su artículo que los expertos coincidían ya en distinguir varias fases superpuestas en las 10 principales zonas decoradas de la cueva, pero no coincidían acerca de cuánto tiempo habría durado la repetida presencia y utilización —al menos artística— de los humanos en Altamira.

También en El Castillo se empezaron a fondo los grafiteros prehistóricos. En esa cueva hay más de un centenar de imágenes en múltiples cámaras. Los científicos ahora han datado un disco rojizo hecho con salpicaduras en el llamado Panel de las Manos y tiene más de 40.800 años. Las siluetas de las manos —hechas con la misma técnica de soplar un pigmento alrededor de un objeto pegado a la pared—, tienen 37.300 años.

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