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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Optimismo antropológico contra el negro pesimismo eclesial

Zapatero, vapuleado por la Iglesia pese a que mejoró su financiación, reaparece en un debate con el cardenal Cañizares

El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, en Ávila con el cardenal Antonio Cañizares
El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, en Ávila con el cardenal Antonio CañizaresJuan Luis del Pozo (EFE)

Blanco sobre negro: el optimismo antropológico frente al negro pesimismo representado por una cruz. Esta podría ser la conclusión del debate que ayer sostuvieron el ex presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, y el ‘ministro’ del Culto en el Estado vaticano, el cardenal español Antonio Cañizares. Se celebró ante mil personas en la Universidad Católica de Ávila, donde el primero fue recibido con abucheos y Cañizares, con una cerrada ovación. “Ya ven que mantengo mi espíritu optimista”, dijo con ironía el ex presidente. Reconoció que su presencia allí, invitado por el periódico La Razón, le había ocasionado no pocas incomprensiones entre sus afines.

En la primera aparición pública en España desde su retirada, el ex líder socialista llegó arropado por el ex presidente del Congreso, José Bono, el ex presidente de la Generalitat, José Montilla, los ex ministros Beatriz Corredor, Miguel Sebastián y Ángel Gabilondo, el portavoz del PSOE en el Senado, Marcelino Iglesias, y el secretario general de los socialistas de Castilla-La Mancha y alcalde de Toledo, Emiliano García Page. Por la parte del cardenal tampoco faltaron políticos del PP, muchos en excedencia, como el ex presidente del Senado Juan José Lucas y el ex ministro de Interior con José María Aznar, Ángel Acebes.

El presentado como un “cara a cara” entre Zapatero y Cañizares versó sobre "El humanismo en el siglo XXI", un asunto sobre el que la Iglesia romana cree tener máxima autoridad. Esta fue una de las afirmaciones del cardenal: “Cuando la vida no es respetada, cuando la familia no está lo suficientemente protegida, no hay un futuro para esta Europa, si se produce en contra del bien y del mal, del hombre, de la verdad. La juventud hoy no sabe qué es lo bueno y qué es lo malo. Viven inmersos en un relativismo, en una ética situacional”.

Rodríguez Zapatero apeló entonces a “las grandes constituciones de Occidente”, que son aconfesionales. “Esto es razonable porque así se garantiza mejor la libertad, pero sería absurdo ignorar que el cristianismo ha ejercido una influencia decisiva sobre Europa en los últimos 1.000 años”, sostuvo.

No explicó el ex presidente el carácter de esa influencia. Gran parte de los avances sociales, científicos y políticos de la Humanidad han tenido su principal enemigo en la Iglesia romana, con el terrible Santo Oficio de la Inquisición como brazo armado. El famoso ‘Syllabus’, el catalogo vaticano de los “errores modernos” (con inclusión de una docena de ismos: modernismo, liberalismo, socialismo, etc), y el famoso índice de libros prohibidos son solo una prueba de la enemistad de los prelados cristianos con la modernidad, aún hoy empeñados obsesivamente en condenar el relativismo moral (su contrario es el totalitarismo moral).

Zapatero soportó estoicamente las execraciones de la Iglesia romana durante los cerca de ocho años de su Ejecutivo, con Cañizares en la primera línea de fuego hasta que el Papa lo llamó a Roma para formar parte de la Curia (Gobierno). Entre los momentos de máxima tensión, destacan la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y el nuevo Estatuto de Cataluña. Cañizares dijo entonces que la Nación, “un bien moral”, estaba amenazada. Una vez nombrado ‘ministro’ del Papa, el ex Primado de Toledo templó sus críticas y se distanció de la posición mayoritaria de sus colegas en el episcopado.

Pese a esas críticas, el Gobierno Zapatero es quien mejor ha tratado a la Iglesia católica en España, sobre todo en el tema económico, aumentando un 34% la asignación tributaria de Hacienda a los obispos, y renunciando a algunas de sus promesas electorales, como la despenalización de la eutanasia y la reforma de la anticuada ley de libertad religiosa. Sin embargo, el Vaticano siempre sostuvo que el de Zapatero era el Gobierno más laicista de Europa (“furibundamente laicista”, textualmente), y un mal ejemplo para el resto del mundo.

Negando también las evidencias, el cardenal Cañizares proclamó ayer que su confesión no tiene privilegios. Dijo: "A veces parece que la Iglesia recibiese una serie de beneficios, pero no es así”. Rodríguez Zapatero pasó por alto el tema. Contestó: “La religión debe abandonar ese intento de monopolizar todos los aspecto de la vida. La trascendencia del debate religioso es fundamental, incluso en estados aconfesionales. Y ese debate pasa por escuchar a todas las partes, para aprender".

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