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Corea planea volver a cazar ballenas 26 años después

Seúl sostiene que la recuperación de las poblaciones de cetáceos amenaza sus pesquerías Anuncia en Panamá que planea crear un programa científico como el de Japón Pese al anuncio, la cumbre de la Comisión Ballenera acaba con avances importantes, según WWF

Un ballenero arrastra los cuerpos de dos cetáceos a su base en Islandia.
Un ballenero arrastra los cuerpos de dos cetáceos a su base en Islandia.REUTERS

Corea del Sur, uno de los países balleneros que sí cumplió la moratoria impuesta en 1986, planea retomar las actividades ante la parálisis en la Comisión Ballenera Internacional (CBI). Esta ha sido la principal novedad de la reunión anual del organismo, que concluyó ayer en Panamá. De llevar adelante la caza, Corea se uniría a Japón, Noruega, Groenlandia o Islandia que han seguido con las actividades balleneras estos años.

Joon-Suk Kang, representante de Corea en la cita de Panamá, resaltó en su discurso que su país había cumplido con la moratoria, pese a que su historia ballenera “se remonta a tiempos prehistóricos”. Kang insistió en que hasta 1986, sus pescadores cazaban unos mil ejemplares de rorcual aliblanco y que se les prometió que volverían a hacerlo cuando se recuperara la población. Pero la CBI está paralizada y ni levanta la moratoria ni controla lo que cazan los países que no la respetan.

Seúl sostiene que las ballenas comen demasiado pescado y que eso afecta a sus pesquerías. Así que estudia crear un “programa científico” para analizar los hábitos de alimentación de las ballenas, lo que incluiría la caza científica, la rendija utilizada por Japón para justificar la captura de ballenas pese a la moratoria. La flota japonesa, perseguida por los ecologistas, captura unos 850 ejemplares de rorcual aliblanco (señala que hay más de 700.000 ejemplares), y otros 100 de otras dos especies.

El anuncio de Corea fue lo más negativo de la cita de Panamá que, según la ONG ecologista WWF, concluyó con “avances importantes hacia la conservación de ballenas y delfines”. La organización destaca en un comunicado que “los Gobiernos han sacado adelante varias iniciativas orientadas a reducir los desechos marinos y el ruido submarino de las actividades industriales”.

Además, “los Gobiernos presentes expresaron su preocupación por la amenaza que representa el desarrollo de explotaciones petrolíferas y de gas en alta mar en aguas del Ártico”. En especial con el impacto que pueden tener las prospecciones rusas en la isla de Shakalin, cerca del área de alimentación de las ballenas grises del Pacífico Norte. Esta especie está en peligro de extinción, ya que solo quedan unos 150 ejemplares y esa zona es el único lugar donde pueden alimentarse y enseñar a sus crías.

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