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RTVE se acerca al precipicio

El recorte presupuestario provoca el desplome de la audiencia Un nuevo modelo presidencialista da a Echenique todo el poder para gestionar la corporación

Rosario G. Gómez
Leopoldo González-Echenique, durante su comparecencia parlamentaria.
Leopoldo González-Echenique, durante su comparecencia parlamentaria.ULY MARTIN

Luis Fernández quiso vender las sedes de Prado del Rey y Torrespaña. A Alberto Oliart le preocupaba el futuro de la alta definición y el desenlace de la serie La señora. Ahora llega el turno de Leopoldo González-Echenique, el tercer presidente de RTVE elegido por el Parlamento, que no ha enseñado todavía sus cartas. Durante su comparecencia en la Comisión de Nombramientos del Congreso expuso un programa, que a grandes rasgos se resume así: no tiene intención de eliminar la televisión pública, apuesta por un modelo en el que prime la calidad de los contenidos, es partidario de fomentar la producción propia y defiende unos informativos plurales, neutrales y veraces.

Tras las buenas intenciones llega la hora de la verdad. Echenique tiene ante sí varios frentes abiertos: el recorte presupuestario, el relevo del equipo directivo, la compra de derechos, la reordenación de canales, el parón de la producción audiovisual y el desplome de las audiencias.

Para llevar a cabo su proyecto tendrá manos libres. El Gobierno ha convertido la televisión pública en un régimen presidencialista. El papel del Consejo de Administración ha sido prácticamente anulado desde que el PP se ha hecho con una cómoda mayoría absoluta. Ha nombrado a seis de los nueve consejeros (incluyendo al presidente) mientras que CiU, PSOE e IU suman uno cada uno. “Echenique tiene todo el poder y la garantía de que todo lo que proponga va a salir adelante”, dicen fuentes de la corporación. El hecho de que los consejeros ya no tengan dedicación exclusiva (ni asesores ni secretarias ni coche oficial) y de que el calendario de reuniones se reduzca a una al mes, dificulta la gestión cotidiana de la corporación. En la sesión celebrada esta semana se aprobó el nuevo reglamento de funcionamiento interno.

La gestión de Echenique se ve condicionada por la situación económica de RTVE. El Gobierno ha recortado este año la subvención estatal en 204 millones de euros. Pero el ajuste en el presupuesto de gasto es aún mayor: ronda los 230 millones. En total, la corporación cuenta con unos 970 millones (un tercio, 378 millones, van para gastos de personal) y este hachazo se está notando ya en las audiencias.

Del liderazgo claro ha pasado al tercer puesto. En diciembre de 2011, cuando todavía no había llegado la tijera, La 1 era líder con una cuota de pantalla del 14,7%. El mes pasado cerró con el 11,5%, la audiencia más baja de toda su historia. Sin frenos que amortigüen la caída, algunos directivos no descartan que La 1 se coloque por debajo del 10% en breve.

Para ahorrar, TVE ha retirado de la parrilla sus grandes series de ficción. Se ha reservado para mejores tiempos los nuevos capítulos de Cuéntame, Águila Roja y La República, no ha estrenado la producción de época Isabel y ha suspendido la emisión de Amar en tiempos revueltos durante el verano. En su lugar, ha recurrido a las reposiciones de piezas amortizadas (en todos los sentidos) como Ana y los siete, que están provocando un mayor hundimiento de las audiencias. Los ajustes podrían llevar también al cierre de algún canal. Una de las opciones es suprimir Teledeporte. “Los grandes eventos, como la Champions, se difunden por La 1 y los minoritarios se pueden pasar por La 2”, apuntan en la corporación.

Todo por un objetivo: ahorrar. Según el informe presentado a finales de junio por el director general corporativo, Jaime Gaiteiro, antes de ser relevado de su cargo, RTVE había enjugado ya una buena parte del tijeretazo. Tras las medidas de choque, calculaba que el déficit a finales de año se situaría entre los 25 y los 35 millones de euros. “Es un gran esfuerzo, sobre todo porque todavía estamos en julio. Pero hemos tocado hueso y es difícil recortar más”, admite la corporación. En la reunión del próximo día 24 está previsto que se presente en el Consejo la formulación de cuentas. Según los datos del anterior equipo gestor, 2011 arrojaría un déficit de 11 millones de euros. Pero si se contabilizan las aportaciones que tienen pendientes las telecos por las liquidaciones complementarias para financiar RTVE (más de 40 millones), terminaría con beneficio y debería devolver dinero al Estado.

Al margen de lo espinoso de las cuentas, el presidente de RTVE tendrá que definir su modelo para no desviarse del presupuesto. En materia de contenidos deberá decidir si guarda en la recámara las mejores series o abre la puerta a la ficción nacional. Los productores ya se han quejado de los perjuicios que el parón de TVE está provocando en sector. La estrategia de la pública sirve de ejemplo a las cadenas privadas y su frenazo ha provocado un efecto dominó. Muchas empresas tienen sus series paralizadas.

Durante su comparecencia, Echenique hizo una apuesta por la producción propia y esta semana se lo han recordado los sindicatos, con los que ha mantenido reuniones por separado. “Fue una toma de contacto formal”, dicen representantes de UGT y CC OO, que no consiguieron compromisos en firme sobre el mantenimiento de la plantilla o el futuro de la estructura territorial de la compañía.

Sus interlocutores alaban el trato afable de Echenique, pero políticamente ha entrado con mal pie. El Gobierno ha cambiado la ley para que su nombramiento pudiera ser aprobado por una mayoría absoluta de los diputados y no por una mayoría cualificada de dos tercios como fueron designados los anteriores presidentes. El PSOE presentó un recurso al Constitucional —admitido a trámite el pasado jueves— porque, según sus dirigentes, el real decreto ley rompía las normas de juego.

Los socialistas se negaron a proponer candidatos al Consejo de Administración, pero eso no implica que hayan abandonado el organismo. Tienen todavía un representante, el periodista Miguel Ángel Sacaluga, con mandato hasta enero de 2013. Entonces tocará renovar cuatro plazas. Al PSOE le corresponderían tres si se aplica en RTVE el mismo baremo que en la Mesa del Congreso. Podría designar representantes siempre y cuando su elección se ajustara a los criterios que estaban en vigor antes de que el Gobierno modificara la ley. Es decir, que obtuvieran el respaldo de dos tercios del Congreso. Pero aún queda mucho camino por recorrer.

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