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Tiburones a la deriva

Existen 480 especies de escualos, de las que 150 están amenazadas o casi amenazadas En el Mediterráneo, varias especies sufren declives cercanos al 100%

OCEANOGRÀFIC

El Shark Specialist Group (SSG) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), compuesto por científicos expertos en peces cartilaginosos (tiburones, rayas y peces sierras), dio a conocer el pasado lunes las conclusiones de un informe donde destaca que el 13,5% de estas especies del centro y norte de América y el Caribe cumple los requisitos para ser catalogado en una de las tres categorías amenazadas (en peligro crítico, en peligro y vulnerable) asociadas con un elevado riesgo de extinción. Los científicos han estudiado casi 300 especies, lo que demuestra la amplia variedad de tiburones que existen en el planeta.

Hay tendencia a asociar este grupo de peces a una única especie: el tiburón blanco. Su protagonismo en la serie de películas iniciada por Steven Spielberg le hizo famoso y redujo a un cliché injustamente sanguinario a una familia que incluye a 480 especies, muchas de ellas habituales de los mares que rodean la península Ibérica y las islas Baleares y Canarias. De tanto fijar el objetivo en el temor a los ataques de un tiburón blanco, pasan desapercibidos a menudo datos, aportados también por la UICN, que elevan a 150 especies las amenazadas o casi amenazadas. Algunas presentes en el Mediterráneo, como el cailón, el marrajo o el cazón, han sufrido declives en su población de más del 99%. “En el caso del cazón de un 99,97% en los últimos 25 años”, precisan desde Oceana.

Hace un mes la UE incluyó a 10 especies de tiburones y rayas del Mediterráneo como amenazados

El cazón es la especie más conocida, por su presencia en la cocina mediterránea, que activa las alarmas de las ONG ecologistas. Greenpeace la incluye en su Lista roja de especies pesqueras, en la que alerta a los consumidores sobre las consecuencias de comer determinados pescados y mariscos. Hace un mes, Oceana mostraba su satisfacción por la decisión de la Unión Europea de incluir en el Convenio de Barcelona para la protección del Mediterráneo a 10 especies de tiburones y rayas de este mar considerados como amenazados. Entre ellos estaban el cailón, el marrajo, el cazón y otros como el tiburón martillo. También fue bien recibido que a principios de año España incluyera en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial a once rayas, tiburones y peces sierra. La presencia con anterioridad de tres únicas especies y dos géneros en el listado mencionado obligaba a tomar esta medida, aunque, de momento, ninguno aparece en el catálogo de las especies amenazadas y no existe ningún plan de gestión para las pescables. Para el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), la inclusión en el listado, aunque no estén en el catálogo, garantiza su conservación, ya que “exige un seguimiento de la especie y la protección de su hábitat”.

A pesar de estas iniciativas, no dejan de aparecer informes que denuncian la desprotección de los tiburones. El último publicado por el grupo de Medio Ambiente del Pew Charitable Trusts confirmaba que el 82% de las especies migradoras (51 de 62) están en riesgo de extinción, pero solo tres (tiburones blanco, ballena y peregrino) cuentan con planes de gestión internacionales. Los planes de gestión son básicos, ya que controlan la pesca de estos escualos. “No se puede explotar ninguna especie sin un plan de gestión, y sin embargo se hace”, afirma María José Cornax, responsable de Pesquerías de Oceana. “Un caso flagrante es el del marrajo dientuso, el más capturado tras el tiburón azul”, añade. “No está en peligro, pero nuestra flota le persigue y necesita con urgencia un plan para gestionar adecuadamente sus poblaciones”. La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT, en sus siglas en inglés), recomendó recientemente que no se incremente la pesca de esta especie hasta que haya datos más fiables sobre su estado en el norte y el sur del Atlántico.

La flota española concentra sus capturas en dos especies: la tintorera o tiburón azul y el marrajo

Desde el Magrama no hablan de planes de gestión, pero sí de que “España ha destacado a nivel internacional por ser el primer país que de forma unilateral adoptó medidas para la conservación de especias de tiburones especialmente vulnerables, mediante una orden que prohíbe la captura de tiburones zorro y martillo”. En cuanto a las pesquerías que afectan a escualos, aseguran que la flota española concentra sus capturas en dos especies que suponen el 98% del total: la tintorera o tiburón azul (90% de la captura) y el marrajo. En relación con el último informe presentado por la ICCAT, el Magrama contesta que “ninguna de ellas (las dos especies) se encuentra en riesgo de sobrepesca de acuerdo con la información facilitada por los comités científicos de las distintas organizaciones regionales de pesca”.

En América, Peter Kyne, autor principal del estudio del SSG, recuerda que “las rayas, que incluyen también las mantas, predominan dentro de las especies que hemos clasificado como en peligro crítico o en peligro, haciendo patente una tendencia alarmante que, sin embargo, pasa ampliamente desapercibida”. Llama la atención Kyne sobre el elevado número de especies con datos insuficientes, “lo que revela graves lagunas de información y de conocimiento”. La sobrepesca y la falta de gestión también se citan como causas de esta situación, por lo que pide la acción gubernamental en varios frentes, que incluyen “la recopilación de datos sobre las pesquerías, la introducción de límites de capturas basados en los dictámenes científicos y el principio de precaución, la protección íntegra de las especies catalogadas en peligro crítico y en peligro, la reducción de las capturas accesorias, el desarrollo de alternativas sostenibles y la cooperación internacional para las especies altamente migratorias”.

Para Oceana, algunas iniciativas que se llevan a cabo en España, como el intento de instalar un secadero de aletas de tiburón en Canarias o las prospecciones petrolíferas planteadas en aguas de estas islas, no van en la dirección que exige el SSG. María José Cornax afirma que “al secadero que pretenden construir en Arico (Tenerife) le denominan artesanal pero es falso, porque la mayoría de las aletas proceden de especies migradoras, por lo tanto no son flotas artesanales”. A la vuelta del verano se prevé que las instituciones europeas revisen la ley que permite el cercenamiento de las aletas y que, con ello, se limite la presión pesquera sobre los tiburones. Por otro lado, Cornax recuerda que las islas Canarias es la región de Europa con la más alta biodiversidad de tiburones, por lo que “cualquier prospección petrolífera supondría un grave efecto sobre ella, e impediría que se desarrollen otras actividades, como el buceo”.

 

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