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“Cocinar para Mitterrand fue mi gran aventura”

La vida de la primera mujer que pisó la cocina del Elíseo ha sido llevada al cine

Rocío García
Danièle Delpeuch fue cocinera del presidente francés François Mitterand.
Danièle Delpeuch fue cocinera del presidente francés François Mitterand.JESúS URIARTE

Ha echado una ojeada a la pizarra de la calle y lo tiene claro. Conejo en salsa, eso quiere comer Danièle Delpeuch. Eso sí, la petición definitiva del plato solo llegará después de ir hasta la cocina y pedir que, por favor, le enseñen el conejo en salsa. “Sí, quiero eso”, asegura esta mujer francesa elegante, de buen porte y con dos collares —“nunca salgo sin ellos”—, cuando el cocinero le muestra la cacerola.

Se queda extasiada ante el colorido de la barra de pintxos del local y apenas duda para decantarse por aquello que lleve anchoa. Danièle Delpeuch, a punto de cumplir 70 años, divorciada, con cuatro hijos y seis nietos, es una mujer que vive entre árboles en una casa del suroeste de Francia. Hasta allí, en el Périgord, fueron en su busca a finales de los ochenta para que se hiciera cargo de la cocina privada del entonces presidente de la República, François Mitterrand. “El presidente estaba harto de la cocina de los chefs del palacio y quería una mujer de campo en la cocina, buscaba comida sencilla, de mercado, sin salsas ni adornos, como todas las personas que trabajan mucho”, recuerda Delpeuch mientras da buena cuenta del conejo, que toma con los dedos y deja en los huesillos.

Primera mujer que entraba en las cocinas del Elíseo y donde se encontró un ambiente más que hostil, Delpeuch fue recomendada por el también cocinero Joel Robuchon tras el éxito de su propuesta de “fines de semana de foie y trufas” en su casa del Périgord, mitad granja, mitad restaurante. A los dos años en el Elíseo —“cocinar para Mitterrand fue mi gran aventura y, como todas las aventuras, se acaban cuando empiezan otras”—, le siguieron 14 meses en una base de la Antártida, donde daba de comer a 50 trabajadores e investigadores. Toda la vida apasionante de esta encantadora mujer ha sido llevada al cine de la mano de la actriz Catherine Frot en la película La cocinera del presidente, que, dirigida por Christian Vincent, se ha presentado la semana pasada en la sección Culinary Cinema del Festival de Cine de San Sebastián. “No es fácil que alguien se adueñe de tu vida, pero tengo la sensación de que Catherine le ha dado vida propia. Soy yo, pero a la vez no lo soy”.

"Los que trabajan mucho quieren comida sencilla"

Su especialidad está en el mercado y eso fue lo que le ofreció a Mitterrand. “Cocinar es algo más que un plato a la mesa. Cocinar es buscar productos, hacerlos y presentarlos”, asegura Delpeuch, que comenzó a cocinar a los 20 años y que esta mañana lo primero que ha hecho ha sido visitar el mercado de la Bretxa, en la ciudad donostiarra. “¡Qué pescados maravillosos he visto! Si hoy tuviera que hacer algo en la cocina, me habría decantado por un bacalao”.

Su paso por el Elíseo le ha marcado la vida para bien. “Sigo viviendo de ello”, reconoce, aunque es absolutamente cauta a la hora de contar intimidades de Mitterrand. “Como buen gastrónomo, al presidente le gustaba todo lo bueno y eso era lo que yo le ofrecía. Quizás alguien pueda pensar que, como ya ha fallecido, yo me voy a poner a revelar secretos. Qué equivocados están. Por ética, no lo he hecho nunca, ni lo voy a hacer”.

Peleona como pocas y amante de la vida activa —“acabo de sufrir una auténtica tragedia y es ahora cuando valoro más lo que tengo”—, se está preparando para viajar a Nueva Zelanda con sus nietos y buscar la manera de cultivar allí trufas.

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