_
_
_
_
_
DESAYUNO CON... TOMÁS MARCO

“Hay que comer de todo, en música también”

El veterano compositor recibe un homenaje de la Sociedad de Autores

Juan Cruz
El compositor Tomás Marco pasea antes del desayuno y compone mentalmente.
El compositor Tomás Marco pasea antes del desayuno y compone mentalmente.Álvaro García

Si la materia prima es buena “hay que comer de todo”. Lo dice este hombre que saborea lentamente los mejores recuerdos de su infancia, el salmorejo que hacía la madre andaluza, sus frituras. Pero es un hombre también de las verduras navarras, de donde era la familia paterna. Él es Tomás Marco, compositor. Acaba de cumplir 70 años y por eso la Sociedad General de Autores le dedica hoy lunes un homenaje en el Centro de Arte Reina Sofía.

“Hay que comer de todo, y en música también”. Lo dice delante de este desayuno frugal. “Si la materia es buena, racial, y está tratada con cariño, por supuesto que como de todo. La cocina gallega, la cocina andaluza, esos fritos, el salmorejo... También me gusta lo sofisticado. Cuando estaba El Bulli fui alguna vez”.

“Lo más sofisticado y lo más natural”, dice Tomás Marco. “Lo malo es que lo más natural se confunde ahora con la comida rápida”. ¿Y en la música pasa lo mismo? “La verdad es que sí; la música se ha industrializado, porque hubo un tiempo en que daba dinero. ¡Ahora nada da dinero..., si acaso el narcotráfico!”.

Su colega Luis de Pablo (uno de sus compositores entre las recientes echaduras españolas) decía que una de las más horrorosas referencias a la música era la expresión “música de fondo”... “Ahora en todo hay música, en el móvil, en los bares... En París hubo bares que avisaban de que allí no había música, para que la gente fuera a hablar... ¡Pero ahora parece que la gente no quiere hablar!”.

La música es “una reflexión profunda sobre el hecho sonoro”. A esa reflexión de sonidos llegó siendo muy chico, oyendo a su padre (magistrado, “todos los ancestros masculinos eran juristas...”) tocar el piano... Él estudió Derecho para cumplir con la familia, pero luego se dedicó a componer. Pasea antes del desayuno y compone mentalmente... Cuando era un niño leía las partituras de ópera que tenía su abuela en la casa de Ochagavía, “ella era una señorita culta de Pamplona”. Allí leyó las óperas de Mozart, y cuando pasó el tiempo el recuerdo de esas óperas formaron parte de su obra El tiempo y la memoria.

Marco hizo radio (en Radio 2, con el legendario Enrique Franco, el primer crítico musical de EL PAÍS), trabajó en otras tareas ministeriales (en Cultura) y ahora es un jubilado jubiloso. “Tengo 70 años. Nos parece que Beethoven era un venerable anciano..., y murió a los 58 años. Quitando que ahora se vive más y en mejores condiciones, en teoría yo sería un anciano, pero me encuentro en forma. Sigo componiendo, porque comparto con Picasso la idea de que la inspiración te ha de hallar trabajando”.

Le celebran hoy los años. Alrededor, dice, “el mundo no está para tirar cohetes. Lo peor es que la gente no siente que haya esperanza. El arte ha existido siempre también como consuelo; puede ser un acicate para sacar lo mejor del ser humano”. Él se encomienda a Monteverdi (“que es el padre de todo”) y a Bach (“que es el Dios padre... Cioran decía que sin la existencia de Bach Dios sería un personaje de segunda categoría”). Una última pregunta, Tomás: ¿Se puede comer y escuchar música? “No es bueno para la música ni bueno para la comida”.

Jardines de la SGAE Madrid

  • Zumos, té, refrescos.
  • Pastas.

Cortesía de la Sociedad General de Autores

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_