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Nueve genes permiten identificar los cánceres de próstata más agresivos

La firma biológica del tumor servirá para adecuar los tratamientos

El cáncer de próstata es uno de los tumores más prevalentes (el tercero en hombres en España). Pero también de los de pronóstico más diverso. Por eso afinar en la previsión es clave para adecuar el tratamiento. Y un equipo dirigido por Johann de Bono del Instituto de Investigación sobre el Cáncer de Londres (ICR por sus siglas en inglés) y David Olmos, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha identificado nueve genes que actúan como código de barras para determinar la gravedad del tumor. El trabajo lo ha publicado The Lancet Oncology.

No es la primera vez que se identifican marcadores genéticos de un tipo de cáncer, pero, hasta ahora, la mayoría de las veces sirven para identificar sobre todo sus subtipos (son unos clásicos los HER positivos o BRCA en el de mama). Esta vez se trata de predecir la gravedad. En concreto, los pacientes con esta marca sobrevivieron 9,2 meses, frente a los 21,6 de los otros.

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El asunto, en este tipo de tumor en concreto, tiene mucha importancia. En España mueren 6.000 personas por esta causa. Existe una prueba para detectarlo (el análisis de la PSA), pero que no indica su evolución. Además, de hecho, esta determinación está siendo cuestionada ya que se ha detectado un aumento de diagnósticos que, según algunos investigadores, no se ha correspondido con un descenso en la mortalidad. En cambio los hombres han podido sufrir las consecuencias adversas de los tratamientos, cuando, a lo mejor, podían haber vivido con el cáncer sin más complicaciones. Por eso, Olmos cree que la combinación de ambas pruebas será un buen método para ajustar la necesidad de tratamiento (aparte de ahorrar).

"De momento estamos en lo que los ingleses llaman proof of concept, prueba de concepto", ha dicho Olmos a EL PAÍS. "Se ha probado con personas con muy mal pronóstico. La idea es extenderlo a los demás" para, en un futuro, usar esta huella genética para que ayude a decidir quiénes tienen que someterse a un tratamiento más agresivo o, en el otro extremo, a quienes lo mejor es no hacerles nada, ya que su tumor no va a ser un peligro, aclara el investigador.

El ensayo se ha hecho con personas con un tumor avanzado, y se han buscado las modificaciones genéticas correspondientes. Muchas de ellas están relacionadas con la respuesta inmunitaria. Ahora se preparan trabajo con el Sloan-Kettering Cancer Center para probar la validez en estados iniciales de la enfermedad.

El trabajo es una prueba de hacia dónde van las investigaciones. En la misma publicación, otro grupo, del Dana-Farber Cancer Insitute de Boston, ha hecho un trabajo similar para identificar seis genes (en verdad, el ARN mensajero correspondiente, que es la traducción de las instrucciones contenidas en el ADN) con la misma utilidad.

Todos estos artículos necesitan ser verificados a mayor escala antes de poder ser utilizados en la práctica.

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