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ÓSCAR PUJOL Director del Cervantes en Porto Alegre

“Las lenguas modernas son redundantes”

Pujol elaboró el único diccionario sánscrito-catalán

Óscar Pujol ha vivido 22 años en India.
Óscar Pujol ha vivido 22 años en India.Ana Gabriela Rojas

Óscar Pujol (Arbós del Penedés, Tarragona, 1959) llegó a India “casi por accidente”. Eran finales de los setenta y a su mujer, Mercedes, le atraía el misticismo del país en el que se inspiraron los Beatles. Él, en cambio, era crítico del “exotismo barato”. Pero, poco a poco, cambió sus lecturas de Proust, Kafka y Nietzsche por el Bhagavad Gita y los Vedas. Primero leía en inglés, pero luego estudió sánscrito para leer los textos antiguos. Invirtió 12 años en hacer el único diccionario sánscrito-catalán, financiado por el Gobierno balear. Ahora prepara la versión sánscrito-castellano.

Salvo un pequeño paréntesis, Pujol ha vivido los últimos 22 años en India. En Nueva Delhi dirigió el Instituto Cervantes y desde este mes dirige el de Porto Alegre, Brasil. Días antes de marcharse de la capital india elige almorzar en uno de sus restaurantes favoritos de comida del sur, el Saravana Bhawan. Está muy cerca del nuevo edificio donde hace casi tres años se trasladó el Cervantes. Tras el endurecimiento de la crisis, han desocupado una cuarta parte del edificio para pagar una tercera parte menos de renta. Pujol confía en que el centro en India pueda ser cada vez más competitivo y recuperar más que el 30% del coste de operación con la enseñanza del español. “Tenemos un gran producto entre nuestras manos y que sin duda está en alza”.

Este hombre defiende con pasión el estudio de las lenguas clásicas, como el sánscrito, el griego y el latín. “Su precisión y su concisión ayudan a ordenar los conceptos y la mente mucho más que las lenguas modernas, que son desordenadas, redundantes”. Asegura que por la “gran tradición de pensamiento abstracto”, en gran medida debido a la lengua, hay muy buenos matemáticos e ingenieros en India. Dice que hay un movimiento por popularizar la lengua muerta, quitarle la etiqueta de lengua religiosa y sacarla de su reducto elitista, pero reconoce que su éxito es limitado.

La igualdad es el motor de la modernidad"

Pujol dice que el sistema de castas atenta directamente contra la igualdad, “que es el motor de la modernidad”. Pero dice que no hay que sacarlo de contexto: “Ninguna sociedad ha sido realmente igualitaria hasta el siglo XIX e India está en el camino”. También le ve un lado positivo: las castas confieren sentido de identidad y la posibilidad de que convivan grupos humanos muy diversos, “sin las castas no entendemos la diversidad”. En India conviven en un mismo espacio comunidades con distintos códigos sociales, con creencias distintas, con dietas distintas. La Europa ilustrada ha caído en la tentación de encontrar la “solución final”, que arregle los problemas de una vez por todas, llamémosla cristianismo, marxismo o neoliberalismo, dice.

La enseñanza del país asiático es que la utopía existe, pero no hay una sola. India enseña diversidad al mundo: varias opciones son posibles y al mismo tiempo. “La aberración más grande es intentar uniformar al género humano”.

El catalán tiene la intención de aprender portugués cuanto antes. Eso sí, entre sus cosas lleva un molde para hacer las tortitas de arroz y lentejas. Espera que el calor de Porto Alegre sea suficiente para fermentarlas. Y dice que no sabe cuándo, pero que seguramente volverá a India.

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