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La Justicia británica obliga a pagar igual salario a hombres y mujeres

El Ayuntamiento de Birmingham no abonó a 174 trabajadoras las bonificaciones que sí dio a sus compañeros El Supremo abre la vía a otras reclamaciones

Trabajadoras y antiguas empleadas del Ayuntamiento de Birmingham celebran la sentencia.
Trabajadoras y antiguas empleadas del Ayuntamiento de Birmingham celebran la sentencia.david jones (cordon press)

Un grupo de antiguas empleadas del Ayuntamiento de Birmingham acaba de protagonizar un hito en la batalla por la igualdad de salarios, al ver reconocido su derecho a reclamar las pagas extraordinarias percibidas por otros trabajadores mientras que a ellas les fueron denegadas. El Tribunal Supremo, la máxima instancia judicial del país, les dio ayer la razón en una sentencia que sienta precedente en el Reino Unido y abre la vía a otras reclamaciones similares.

El consistorio de la segunda ciudad británica más poblada (1,7 millones de habitantes) ha perdido un litigio al que intentó despojar de todo sesgo sexista, alegando en su defensa que las 174 trabajadoras afectadas sobrepasaron el margen de seis meses estipulado para solicitar las bonificaciones salariales. Por encima de ese tecnicismo, las cocineras, limpiadoras, encargadas de mantenimiento y cuidadoras que suscribían la demanda adujeron que el Ayuntamiento no tuvo en cuenta ese plazo de tiempo a la hora de abonar las pagas a los compañeros que desempeñaban labores “tradicionalmente masculinas” (basureros, trabajos en obras públicas, sepultureros…).

Mary Roche, con 27 años de cuidadora a sus espaldas, explicaba ayer a la BBC su reacción de incredulidad al conocer el montante de las bonificaciones a las que tenía derecho pero que nunca llegó a cobrar. La cifra que engloba las pagas no percibidas por las 174 mujeres supera los dos millones de libras (2,4 millones de euros). El conocido como grupo Abdulla, en alusión al apellido de la trabajadora que encabeza la lista, puede beneficiarse de una “sentencia histórica” con “enormes implicaciones”, en palabras su abogado, Chris Benson, quien ayer auguraba “miles” de demandas potenciales de trabajadores de otros sectores que busquen acogerse a la misma.

La decisión del Supremo afecta a todos aquellos trabajadores (sin discriminación de género) que estuvieron empleados en el consistorio a partir de 2004, esto es, seis años antes de que el grupo Abdulla ganara su primera batalla legal en los tribunales. Unos meses después, en noviembre de 2011, ganaron su demanda ante el Tribunal de Apelaciones, pero el Ayuntamiento de Birmingham recurrió ante el Supremo, que ayer zanjó el caso con su pronunciamiento definitivo, y de nuevo favorable, a las exempleadas.

“Para estas mujeres ha supuesto el final de una lucha muy larga”, manifestaba Benson. El jefe del equipo legal que las defendió ha explicado que, si bien los salarios de hombres y mujeres eran los mismos sobre el papel (entre 10.000 y 15.000 libras anuales), solo ellos percibieron unas pagas extraordinarias que en la práctica podían llegar a doblar el sueldo. “Las mujeres solo quieren recibir el mismo pago por el trabajo que hicieron”, apostilló el abogado. Trabajos como “limpiar, vestir, cuidar de otras personas… hacer de todo” que Joan Clulow realizó durante cinco lustros sin bonificación alguna: a esta hoy septuagenaria se le “revuelve el estómago” al rememora el doble rasero salarial por razones de género. Su compañera Pam Saunders (67) se mostraba contenta por la victoria, pero también “enfadada por haber tenido que llegar tan lejos para conseguir lo que era nuestro”.

El Ayuntamiento de Birmingham (dirigido por los laboristas) reaccionó a la sentencia subrayando su compromiso con la “igualdad en el puesto de trabajo” y garantizando que extraerá las debidas consecuencias de la sentencia.

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