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Las cuotas incendian el debate en Bruselas

Reding descafeína su propuesta para exigir paridad en los consejos de administración de las empresas

La vicepresidencia de la Comisión Europea Viviane Reding.
La vicepresidencia de la Comisión Europea Viviane Reding.P. SEEGER (EFE)

El debate sobre el acceso de la mujer a los puestos de responsabilidad ha incendiado esta semana las instituciones europeas. Los partidarios de acelerar el camino hacia la igualdad real a través de las cuotas han dado un sonoro golpe a los Gobiernos en la cara de Yves Mersch, el candidato a ocupar un asiento en el comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE). Pero también han perdido la primera batalla para lograr que un 40% de los consejos de administración de las grandes empresas estén formados por mujeres. Ante la falta de apoyos para sacar adelante esta norma, la Comisión Europea se prepara para presentarla el próximo noviembre rebajando, eso sí, su alcance.

“No me rendiré”, escribió la vicepresidenta de la Comisión y titular de Justicia, Viviane Reding, en su cuenta de Twitter el pasado miércoles, justo después de constatar que su proyecto de imponer la diversidad de género en las cúpulas de las empresas a partir de 2020 no iba a salir adelante. La propuesta había dividido en dos al Ejecutivo comunitario y, pese a contar con el apoyo del presidente, José Manuel Durao Barroso, comisarias tan relevantes como Neelie Kroes o Catherine Ashton habían mostrado su rechazo a una norma que consideraban demasiado intervencionista.

Reding prefirió posponer una votación que corría el riesgo de perder, con la intención de presentarla de nuevo el próximo 14 de noviembre. Fuentes comunitarias señalan que trabajan para limar el aspecto más controvertido: la imposición de multas a las empresas que no respeten la paridad entre los miembros no ejecutivos de los consejos. Según fuentes conocedoras de las negociaciones, Reding ofrecerá una norma descafeinada, que en lugar de establecer sanciones concretas permitirá a cada Estado miembro decidir cómo castigar a los incumplidores. Trata de disuadir de esa manera a los nueve países —entre ellos, Reino Unido y Holanda— que habían mostrado su rechazo a la iniciativa.

De haber sido aprobada con la oposición de varios comisarios, sería la primera vez desde que Barroso asumió la presidencia en 2004 que una votación no saliera de la Comisión con el apoyo unánime de sus 27 miembros. Pero este no es el único hito relacionado con la lucha de las mujeres por romper el techo de cristal que se ha batido esta semana. Por primera vez en su historia, el Parlamento Europeo rechazó el pasado jueves a un candidato al máximo órgano del Banco Central Europeo (BCE).

La Eurocámara vetó un nuevo consejero del BCE como protesta

Los 325 eurodiputados que se pronunciaron en contra —frente a 300 votos a favor y 49 abstenciones— no tenían ningún problema con el currículo del candidato propuesto, el luxemburgués Yves Mersch. Protestaban, sin embargo, por el hecho de que en la terna presentada para sustituir al español José Manuel González-Páramo no hubiera ninguna mujer.

La negativa de Estrasburgo a apoyar a Mersch no tiene por qué tener un efecto práctico, ya que la última palabra para nombrar a los consejeros de la institución que encabeza Mario Draghi la tienen los Gobiernos. Pero es innegable que el rechazo de la Eurocámara coloca en una situación difícil a los ministros de Finanzas de la Eurozona, los responsables de confirmar o no el nombramiento.

El líder de los liberales, Guy Verhofstadt, aseguró que sería un error político mayúsculo continuar con la candidatura de Mersch e instó a los Gobiernos a proponer dos nuevos nombres para el puesto. Estos deberían ser, obviamente, un hombre y una mujer. Fuentes diplomáticas aseguran que lo más probable es que, pese a todo, el nombramiento de Mersch siga adelante.

 

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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