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La BBC afronta un cambio radical tras la dimisión de su director

Entwistle emitió un reportaje sobre las actividades sexuales de un político

George Entwistle, director general de la BBC, el mes pasado, tras declarar ante una comisión del Parlamento.
George Entwistle, director general de la BBC, el mes pasado, tras declarar ante una comisión del Parlamento.peter macdiarmid (getty images) (Getty Images)

La BBC afronta una de las peores crisis de su historia y se encamina a un cambio radical tras la dimisión, el sábado por la noche, de su director general, George Entwistle. Entwistle, que llevaba solo 54 días en el cargo, había quedado en una posición muy débil por su papel, antes de ser director general, en la decisión de la cadena de no emitir, en diciembre pasado, una investigación del programa Newsnight sobre las actividades sexuales de una de sus antiguas estrellas, Jimmy Savile. Ahora ha caído por todo lo contrario: emitir un reportaje en ese mismo programa en el que se acusaba a un político conservador de la era Thatcher de abusar de quinceañeros.

Aunque el reportaje emitido el pasado día 2 no mencionaba al político por su nombre, su identidad fue revelada por varios portales de Internet. Lord McAlpine, tesorero de los tories en los años setenta y ahora residente en Italia, negó de forma tajante las acusaciones. El autor de las denuncias, Steve Messham, admitió de inmediato, al ver imágenes de McAlpine, que no era el hombre que le había violado una decena de veces cuando era adolescente, forzando a la BBC a disculparse “sin reservas”.

El presidente del consejo que gobierna la corporación, el político conservador lord Patten, ha admitido que la BBC se enfrenta a “un cambio minucioso, estructural y radical” tras este nuevo escándalo, que cuestiona el valor más importante que ha atesorado a lo largo de su historia: la credibilidad de sus informativos.

Chris Patten admitió que se plantea la posibilidad de desgajar la actual doble responsabilidad del director general sobre la gestión diaria del ente y como responsable máximo del contenido editorial de los informativos. Un cambio que el propio Patten, que preside el consejo asesor desde mayo de 2011, descartó cuando hace menos de dos meses se decantó por Entwistle como nuevo director general.

El problema radica en los recortes, según dos respetados periodistas

Se da la paradoja de que Entwistle, con una larga trayectoria como periodista que incluye una etapa al frente de Newsnight, hasta hace unas semanas uno de los informativos más prestigiosos de la corporación pública, ha acabado cayendo por su aversión a controlar el contenido de los informativos y evitar que le pudieran acusar de interferencia. El problema es que ese distanciamiento ha llegado a parecer desidia.

La otra gran paradoja es que, aunque a la BBC no le faltan enemigos ni políticos ni mediáticos, ha sido la reacción de los propios periodistas de la cadena lo que ha dejado al ya ex director general en una posición de extrema debilidad.

Primero, cuando estalló el caso Savile, fue el programa Panorama de la BBC el que acabó desvelando hasta qué punto Entwistle hizo oídos sordos a las informaciones que le habían llegado sobre la investigación que estaba llevando a cabo Newsnight y cómo algunos responsables del programa llegaron a la conclusión de que la decisión de no emitir el reportaje se debió, en parte, a que chocaba con un programa navideño de tributos a Savile, fallecido unas semanas antes, que preparaba la BBC cuando Entwistle era responsable de programación de la cadena.

Ahora, porque Entwistle quedó poco menos que en ridículo cuando el sábado fue entrevistado en el programa Today por una de las vacas sagradas de la BBC, John Humphrys. Ante el agresivo interrogatorio de Humphrys, Entwistle tuvo que reconocer que no sabía que Newsnight iba a emitir un reportaje sobre abusos sexuales a chicos de un hospicio del norte de Gales en los años setenta en el que se iba a acusar a un político conservador retirado. Tampoco se había enterado de que el diario The Guardian había publicado ya que probablemente las acusaciones señalaban a la persona equivocada. Que Entwistle, que ya había despertado sospechas en el caso Savile “por su absoluta falta de curiosidad”, en palabras de los diputados ante los que compareció en los Comunes, mantuviera esa pasividad en un nuevo tema de abusos, le ha dejado en una posición insostenible.

Pero no le han faltado defensores. Dos vacas sagradas de la corporación, los veteranos y respetados periodistas Jonathan Dimbleby y Jeremy Paxmanl, han denunciado que la BBC no se enfrenta a un problema de fallos personales sino que todo esto es consecuencia de la política de recorte de personal periodístico que se aplica en los últimos años.

A juicio de Paxman, presentador estrella de Newsnight, “la marcha de Entwistle es una vergüenza: le han dejado caer los cobardes e incompetentes”. Y es consecuencia de los recortes en los presupuestos que la BBC lleva a cabo desde la crisis que le enfrentó al entonces Gobierno laborista en 2004 acerca de la guerra de Irak.

Para Dimbleby, el problema es el recorte de 7.000 empleos llevado a cabo en los últimos años. “¿Dónde se han hecho esos recortes? No entre los gestores, sino en los informativos, que son la avanzadilla de la misión que define a la BBC”, ha denunciado. “Creo que es un comentario bastante justo”, ha reconocido lord Patten.

El tercero en 25 años

Con George Entwistle son ya tres de los seis directores generales de la BBC que han dejado el cargo antes de tiempo en 25 años. Alasdair Milne fue destituido en enero de 1987 por presiones de Margaret Thatcher, que pensaba que sus informativos estaban demasiado a la izquierda.

Con Milne, la BBC y el Gobierno conservador se enfrentaron, entre otros temas, por el tratamiento de la guerra de las Malvinas, un programa especial sobre Thatcher en las generales de 1983, la huelga minera de 1984-85, un programa sobre el bombardeo de Libia y una investigación sobre el papel jugado por los servicios secretos en el escrutinio del personal contratado por la BBC.

La caída, en 2004, de Greg Dyke como director general y Gavyn Davies como presidente tuvo como telón de fondo la guerra de Irak y como desafortunado invitado especial al doctor David Kelly.

Científico al servicio del Ministerio de Defensa, Kelly se suicidó después de ser identificado como la fuente en la que se basó el periodista de la BBC Andrew Gilligan para asegurar que el Gobierno británico había presionado a los autores para que modificaran un informe sobre las armas de destrucción masiva en posesión de Sadam Husein de forma que se exagerara el peligro de esos arsenales para así justificar luego la invasión de Irak.

El Gobierno del laborista Tony Blair negó que se manipulara el informe, pero la BBC se reafirmó en las informaciones de Gilligan, con lo que el debate derivó en un enfrentamiento abierto entre Downing Street y la corporación.

Blair encargó una investigación al juez retirado James Brian Hutton, que acabó exculpando al ejecutivo a pesar de los numerosos testimonios y documentos que más bien parecían respaldar las tesis de la BBC. Coherentes con el dictamen judicial, Dyke y Davies dimitieron.

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