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La universidad ‘online’ tiende puentes hacia el empleo

La plataforma Coursera plantea conectar a sus estudiantes con ofertas de empleo concretas UnX, en España, estudia una herramienta similar para 2013

Andrew Ng y Daphne Koller, dos profesores de Stanford, se aventuraron hace año y medio a crear Coursera, la primera plataforma de cursos gratuitos a través de Internet que ha reunido a más de una docena de universidades estadounidenses. Intriga y escepticismo rodearon sus comienzos, tanto por parte de sus estudiantes potenciales como del profesorado. Pero después llegaron Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT), las dos instituciones más prestigiosas del país, con su propia versión, EdX. Aquel anuncio, en la primavera de 2012, confirmaba avances de una educación online que ya ha llegado hasta España.

Hace una semana, Coursera dio otro paso que, según Ng, es tan “natural” como la creación de la plataforma: conectar a los estudiantes con ofertas de empleo. “Desde el primer día hemos recibido solicitudes por parte de empresas que querían contratar a aquellos estudiantes que estuvieran obteniendo los mejores resultados”, cuenta Ng desde San Francisco. “Pero también recibíamos mensajes de alumnos que decían haber conseguido un trabajo porque en su currículum estaba el certificado de Coursera”.

El nuevo servicio permite a cualquier empresario acceder a una lista de posibles candidatos para el puesto de trabajo que oferta y saber los resultados que han obtenido en sus cursos. Los alumnos pueden registrarse voluntariamente o solicitar que no se comparta su información académica. Una vez que la empresa ha elegido al alumno, Coursera hace de intermediaria -como dueña de la información- y contacta con él para saber si está interesado en la oferta. Las empresas después pagan a Coursera una cuota por cada contacto y la universidad que ofrece las clases en las que participó el alumno también recibe un porcentaje.

“Nuestro principal incentivo ha sido servir a los estudiantes, no a las empresas”, dice Ng. Afirma que la mayoría de los participantes recurren a la plataforma porque quieren conseguir un trabajo mejor o ascender dentro de su propia empresa. El nuevo servicio permite identificar a los estudiantes con mejores notas y conectarles con las empresas que busquen empleados. “Los alumnos saben que cuanto más alto sea su nivel, más posibilidades tienen de obtener un puesto de trabajo”, dice Ng.

En España, UnX, el proyecto de la UNED en colaboración con MIT que supone la primera iniciativa para ofrecer gratuitamente cursos superiores en español a través de la red, plantea una herramienta similar. Su director, Daniel Torres, asegura que el componente social de las clases hace inevitable que en un futuro próximo se conviertan en un puente para conectar a los alumnos con bolsas de empleo especialmente en un contexto de crisis económica que ya ha despertado interés en estas iniciativas. “El usuario ve que existe potencial en esa comunidad de estudiantes en cuanto hay un servicio real para él”, comenta Torres.

UnX prevé incorporar herramientas para conectar a alumnos con ofertas de empleo a comienzos de 2013 y estudia en estos momentos la posibilidad de convertirlo también en una fuente de financiación. Las empresas podrían darse de alta en la plataforma de cursos e identificarse como entidad interesada en la contratación de trabajadores, por lo que pagarían una pequeña tarifa. “Las compañías que participan en esas plataformas también invierten en imagen. No solo están diciendo que buscan empleados, también que tienen cierta sensibilidad para este tipo de avances”, dice Torres.

Sin embargo, para Carolina Jeux, CEO de Telefonica Learning Services -aliado de la UNED junto a Universia-, uno de los principales atractivos para las empresas será la filtración de candidatos para un determinado puesto de trabajo. “Los estudiantes que participan en estos cursos se están diferenciando del resto”, asegura Jeux. “Las nuevas plataformas de educación online revelan quién está interesado en el aprendizaje continuo y eso tiene un valor importante para el empresario que estudia esos candidatos”.

UnX y Coursera defienden que los empresarios aprecian la iniciativa de cualquier aspirante a un puesto de empleo, así como el compromiso con el aprendizaje y la disciplina que son necesarios para participar y terminar estos cursos en los que el estudiante muchas veces impone desde el ritmo al que quiere aprender hasta el grado de dificultad que quiere supera.

Según Ng, uno de los detalles que más buscan es el nivel de participación de los alumnos en los foros de conversación de los cursos, quiénes son más interactivos y hacen más aportaciones, y la recepción que han tenido sus comentarios entre otros participantes. “Los empresarios saben así qué candidatos podrán comunicarse mejor con el resto de empleados o las cualidades que se ajustan a los requerimientos del puesto”, dice Ng. De momento, la plataforma de empleo ha estado limitada a aquellas personas que participasen en uno de sus cursos de informática, pero pronto estará disponible en más áreas “porque el producto ya ha alcanzado el punto de madurez necesario”.

Ng reconoce que tanto Coursera como las universidades necesitan asegurarse una fuente de ingresos de cara al futuro. La mayoría de empresas de educación surgidas en los últimos dos años todavía no tienen garantizada la supervivencia por la falta de un modelo de negocio sostenible. Por otro lado, las mayores universidades de Estados Unidos, como en otros países, han elevado el precio de sus matrículas y pierden alumnos año tras año. “El servicio de empleo es un fuente de ingresos”, admite Ng, que parece navegar por la incertidumbre del momento convencido de que la solución estará en multiplicar esas fuentes en varios modelos.

Pero nunca cobrarán a los estudiantes. “Muchas veces nos preguntan por qué no cobramos siquiera cinco dólares por cada curso”, dice Ng. “Yo siempre les contesto que hay millones de personas en todo el mundo que no disponen de esa cantidad, otros tienen 10 dólares, pero no una tarjeta de crédito para pagarnos”. Así que los ingresos tendrán que llegar por otras vías, como la venta de contenido educativo a las universidades. El plan de Coursera -como también lo estudia MIT o Harvard- es que los profesores pidan a los alumnos que consulten los vídeos y lecciones que hay publicadas en Coursera y dediquen el tiempo de clases presenciales a debates y asesoramiento individual que enriquezca su experiencia de una manera que no puede hacerlo internet.

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