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La boda gay que remueve China

La popularidad de una pareja en Internet rompe el muro de silencio en torno a la homosexualidad

Una secuencia de imágenes del día de la boda de la pareja china conocida como 'Bebé Pequeño' y 'Bebé Grande', difundida por ellos mismos en las redes sociales.
Una secuencia de imágenes del día de la boda de la pareja china conocida como 'Bebé Pequeño' y 'Bebé Grande', difundida por ellos mismos en las redes sociales.

Un profesor de historia jubilado y un repartidor de bidones de agua se casaron el pasado miércoles en Pekín, en una boda sin validez legal retransmitida en vivo por Internet, y que terminó repentinamente con la irrupción del hijo de uno de ellos. “Ha sido terrible”, ha dicho a este periódico mediante un mensaje electrónico esta pareja popular entre los internautas chinos. Su hijo “dijo que esta ceremonia nos hacía perder la dignidad”. El hijo de uno de los miembros de esta peculiar pareja llegó a la fiesta, apagó la música y golpeó a los invitados. En la retransmisión del evento, la pareja se ve sentada uno al lado del otro, vestidos de novio y novia, abrazándose mutuamente y rodeada de gente a su alrededor, brindando y cantando, cuando sucede la intervención filial.

A diferencia de en su casa, la pareja recibió una cálida bienvenida en Internet cuando anunció su amor públicamente la semana pasada en Weibo, la versión china de Twitter. Su cuenta del microblog, llamada “amor de dos abuelos viejos” ha atraído a casi 24.000 seguidores (a primera hora del martes en China) y miles de comentarios. La pareja, que se llama mutuamente “Bebé Pequeño” y “Bebé Grande”, había subido anteriormente otras fotos y un vídeo en las que aparecen hablando y besándose “Estamos enamorados”, escribió la pareja en Weibo. “Da igual lo duro que sea, nunca nos separaremos”.

La pareja decidió compartir su historia en la red, inspirados por la campaña hongkonesa de derechos gais Gran amor. A pesar de que la comunidad de gais y lesbianas en China están recibiendo cada vez más aceptación, especialmente en grandes ciudades como Pekín y Shangái, y a través de Internet, esta es una muestra de las dificultades que los homosexuales reciben en China en relación con la familia.

Aún así la unión pública del profesor y el repartidor de agua no es la única de este tipo en China. La primera boda gay china tuvo lugar en agosto del 2011 en Shenzhen, al sur del país, ante cinco invitados. En octubre del año siguiente, la amplia acogida en la Red de otra boda entre homosexuales, esta vez en la provincia costera de Fujian, hizo que muchos activistas la consideraran una señal de cambio hacia la aceptación social.

Pero estas bodas gais, como las del profesor retirado y el repartidor de agua, no son comunes. Esto es debido a una cultura milenaria centrada en la familia, y la importancia tanto cultural como económica de tener hijos, que tienen que cuidar de sus mayores, dado que el sistema de pensiones no cubre las necesidades básicas. Según el antiguo filósofo confuciano Mencio, al que todavía se cita a menudo, “hay tres formas de ser un mal hijo, de las cuales la más grave es no tener un heredero”.

La mayoría de homosexuales, especialmente hombres, pasan por heterosexuales para casarse y poder tener un primogénito. No existen cifras oficiales, pero Zhang Beichuan, sexólogo de la Universidad de Qingdao, estima que casi el 90% de los hombres gais están casados con mujeres por presiones familiares.

“La presión familiar es demasiado grande y mucha gente solo sale del armario parcialmente, una vez llega a ciudades grandes o a través de Internet," dice Stephen Leonelli, asesor de la asociación homosexual Centro LGTB de Pekín. “En China, las minorías sexuales no solo tienen que superar el estigma de ser diferentes, sino que además tienen que enfrentarse a las presiones familiares”.

Chi Peng, un artista de 32 años de la provincia de Shandong, dice que cuando se mudó a la capital para estudiar arte empezó a expresar su orientación sexual hacia personas de su mismo sexo de forma natural. “No siento ningún tipo de discriminación”, añade Chi. “Son solo mis padres los que no saben que soy gay”.

Aunque la idea del amor romántico está presente a lo largo de la historia china, las bodas son consideradas más una colaboración pragmática que una unión por amor, según Xu Bin, directora de Idioma Común, un grupo que aboga por los derechos gais. En los 80, las personas solteras que trabajaban para el Gobierno tenían que vivir en viviendas compartidas, pero si se casaban podían tener su propia casa. “Hoy, hay más parejas que se casan por amor, pero las condiciones económicas, sociales y la aprobación familiar siguen siendo algunos de los elementos más importantes”, dice Xu.

“La identidad no es individual en China”, dice Leonelli. “Hay que tener en cuenta la familia, el contexto y las obligaciones personales que hay dentro de ellas”. Por eso, muchos homosexuales se fuerzan o son forzados a casarse con gente del sexo contrario. “La mayoría de gente no tiene acceso a información, nunca ha sido expuesta a diferentes formas de familias o estilos de vida y no se pueden imaginar que hay alternativas”, dice Leonelli.

Los pocos que sí tienen acceso, pueden encontrar una pareja gay o lesbiana para casarse en páginas como chinagayles.com o sitios como Espacio Rosa, donde crean espacios para que gente oprimida sexualmente pueda compartir sus experiencias y conocerse. Y otros, como le gustaría a Chi, el artista, se casan con algún amigo gay o amiga lesbiana. “Así mis padres estarán más felices y yo podré tener hijos, que es también mi sueño”, dice el artista.

Desde la revolución nacionalista de 1912, la homosexualidad se relaciona en China con el estilo de vida imperial decadente y se considera una desviación social. La homosexualidad se criminaliza a partir de 1949 con el régimen comunista y durante la Revolución Cultural (1966-1976) muchos son ejecutados. Posteriormente, los gais pueden ser encarcelados sin juicio en campos de reeducación o ser enviados a hospitales psiquiátricos, donde podían estar sometidos a descargas eléctricas o inyecciones de hormonas.

La homosexualidad deja de ser considerada un delito en 1997, siguiendo una década de apertura al exterior y un crecimiento económico importante. Y en 2001, la Sociedad Psiquiátrica China deja de definirla oficialmente como una enfermedad mental.

Hoy, cuando alguien sale del armario, la mayoría de familias suelen pensar que es un problema temporal o que se puede cambiar. Muchos envían a sus hijos a centros con supuesta terapias o medicamentos para curar la homosexualidad, considerados estafas por los sexólogos. Uno de los problemas más graves, según Xu, es que mucha gente no tiene ni la más básica noción de qué es la homosexualidad.

“La vida no puede haber sido fácil para ellos como homosexuales”, dice Xu sobre esta pareja, a la que uno de sus hijos le ha retirado la palabra. “Es fantástico que haya anunciado su amor públicamente, este tipo de gesto da esperanza y valor al resto de la comunidad gay”.

Los comentarios en Weibo del “amor de los dos abuelos viejos” han sido reenviados miles de veces por cibernautas, incluyendo el cantante hongkonés gay Wong Yiu Ming, uno de los principales defensores de la campaña hongkonesa Gran Amor que inspiró a la pareja.

Esta iniciativa intenta educar al público sobre la homosexualidad, reunir apoyo para minorías sexuales, e intentar detener la discriminación contra gente en función de su orientación sexual. Gran Amor se inauguró a mediados de enero de 2013 y durará 18 meses. También incluye competiciones de cortos, fotografía, y libros relacionados con la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transexual, y seminarios.

Este tipo de esfuerzo dedicado a ayudar al entendimiento público de la homosexualidad y cambiar la cultura es lo más urgente para Xu. "Necesitamos mejorar la conciencia y el entendimiento de la homosexualidad para que podamos ser aceptados", dice.

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