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La opinión sobre sanidad de los ciudadanos cae por segundo año

Mato destaca en el Congreso que un 70,6% piensa que funciona bien o muy bien

La ministra de Sanidad, Ana Mato, durante la sesión de control al Gobierno, esta mañana en el Congreso de los Diputados.
La ministra de Sanidad, Ana Mato, durante la sesión de control al Gobierno, esta mañana en el Congreso de los Diputados. Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Cuesta ser responsable de la sanidad española con la que está cayendo. Esta mañana, la ministra de Sanidad, Ana Mato, aprovechó las interpelaciones que tuvo que contestar en el Congreso, centradas en si debía dimitir por la relación de su exmarido, Jesús Sepúlveda, con la trama Gürtel, para sacar pecho y adelantó tres indicadores del Barómetro Sanitario que el CIS elabora para su departamento cada año. En concreto, dijo que más del 70% de los españoles opina que funciona bien o muy bien, que le dan un 6,57 sobre 10 de media y que un 87% destaca que ha recibido una atención buena o muy buena cuando lo ha necesitado.

Las cifras son, tomadas por sí solas, indudablemente buenas. Pero estos números pueden resultar engañosos. Porque, tradicionalmente, los ciudadanos dan una nota muy buena al sistema que les atiende gratis –al menos, todavía, si no se incluye lo que han pagado antes mediante impuestos-. Y es al compararlos con los números de años anteriores cuando se ve que el sistema acusa el deterioro de los recortes.

El caso del primer indicador, el que mide la opinión sobre si el sistema funciona bien o muy bien, ya descendió en 2011. Entonces pasó del máximo alcanzado en la serie histórica, el 73,9, al que llegó en 2010, al 73,1. La caída en 2012 ha sido, por tanto, de 2,5 puntos, la mayor variación, en positivo o negativo, desde 2007. Esto muestra que el deterioro se precipita.

También la nota que los ciudadanos dan al sistema sanitario acusa este deterioro. El 6,57 que le dan supone un descenso desde el 6,59 que le dieron en 2011, cuando alcanzó su máximo, y lo coloca al nivel de 2010. Este indicador sufre siempre variaciones pequeñas (era de 6,27 en 2007), pero desde entonces siempre había subido, y es la primera vez que baja.

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Dentro de estos márgenes muy estrechos en que se mueve la gratitud de los ciudadanos hacia el sistema, todavía muestra una tendencia positiva el tercero medido: la satisfacción con la atención recibida. Mato dijo que en 2012 el 87% pensaba que había sido buena o muy buena, sin dar más detalle. En 2011, la proporción era del 86,6% (un 60,4% buena y un 26,2% muy buena). Es relativamente fácil explicar la aparente incoherencia entre unos descensos y este ascenso. Aparte de que las variaciones son muy pequeñas, este último indicador se refiere a personas que ya han sido atendidas.

El ministerio no ha querido facilitar el informe completo, que está siendo elaborado aún.

En resumen, los datos no son tan optimistas como parece. Dentro de la tónica general, dos de los tres indicadores han empeorado. Siguen siendo buenos, pero menos.

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