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Un satélite ruso, destruido al chocar con un fragmento chino de basura espacial

El proyectil es un trozo del artefacto meteorológico ‘Fengyun 1C’, fuera de uso, que Pekín destruyó en órbita con un misil

Simulación generada por ordenador de la nube de basura espacial alrededor de la Tierra en órbita baja.
Simulación generada por ordenador de la nube de basura espacial alrededor de la Tierra en órbita baja. NASA

EL BLITS es un pequeño satélite de siete kilos y medio, una bola con una superficie reflectante que Rusia puso en órbita en 2009, a 832 kilómetros de altura, para hacer experimentos con láser desde la Tierra. Funcionaba perfectamente hasta el pasado 22 de enero. Dos científicos del Instituto de Ingeniería de Instrumentos de Precisión, en Moscú, se dieron cuenta, el 4 de febrero, de que la órbita del artefacto era más baja (120 metros) de lo debido y había cambiado su rotación y su orientación. ¿Qué había pasado? Analizaron los últimos datos y determinaron que el súbito cambio de parámetros se había producido un par de semana antes, llegando a la conclusión de que podía deberse al choque con un fragmento de basura espacial, precisamente en esa órbita terrestre baja tan poblada de restos de aparatos espaciales. Los datos del Sistema de Vigilancia Espacial estadounidense desvelaron que precisamente el 22 de enero estaba muy cerca del BLITS un fragmento del satélite chino Fengyun 1C, que, ya fuera de servicio, fue destruido en el espacio en 2009 con un misil lanzado por Pekín en un ensayo. Se calcula que la velocidad relativa entre el satélite ruso y el fragmento de basura espacial en el choque era de 9,676 kilómetros por segundo.

El viejo artefacto meteorológico chino, de 750 kilos, fue destruido a 865 kilómetros de altura y, si la prueba fue un éxito como sistema antimisiles, se convirtió en un auténtico desastre para los aparatos en órbita: generó unos 950 fragmentos de basura espacial de 10 centímetros o mayores y más de 35.000 pequeñas piezas, todos ellos formando una nube muy peligrosa que se extiende desde 200 a 3.850 kilómetros de altura. Suponen una amenaza incluso para la Estación Espacial Internacional, que más de una vez ha tenido que maniobrar para evitar uno de los trozos generados en el ensayo del misil contra el Fengyun 1C.

Los científicos rusos creen que el BLITS, que se utilizaba para investigaciones de geofísica y de geodinámica, ya no se puede seguir con láser, según informa Spaceflight. Seguramente ha resultado seriamente dañado en el choque con el fragmento de basura espacial y ha podido partirse en dos; el mismo Servicio de Vigilancia Espacial de EE UU ha localizado una pieza que probablemente es del nanosatélite ruso. Estaba formado por dos esferas, una dentro de otra y la mitad de la exterior (de 17 centímetros de diámetro) estaba recubierta con una capa reflectante. Así, el satélite devolvía en pulsos cortos las emisiones laser que se apuntaban hacia él desde estaciones en tierra. Los científicos lo utilizaban para estudiar el campo gravitatorio terrestre y las variaciones estacionales en la altura de la atmósfera, para trazar mapas de la superficie de los océanos e incluso para estudiar el interior del planeta.

“Debido al gran número de satélites activos en el espacio, más de 900, y la gran cantidad de fragmentos de basura espacial, estimamos que una colisión entre un trozo mayor de un centímetro con un satélite activo en órbita cercana a la Tierra se producirá, como media, cada dos o tres años en la próxima década (antes de varios acontecimientos que generaron abundante basura espacial en 2007) nuestra estimación era de una colisión cada cinco o seis años”, escribía, en 2009, Davir Wrhight, de la Unión de Científicos Preocupados, según recuerda Space.com. Uno de los acontecimientos de 2007 fue precisamente la destrucción del Fengyun 1C.

La nube de basura espacial que rodea el planeta contiene, según la NASA, 500.000 objetos más grandes que una canica y 22.000 mayores que una pelota de beísbol.

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