_
_
_
_
_

Una mujer lleva al trono al arzobispo de Canterbury

Justin Welby abre las puertas a una reflexión personal sobre la homosexualidad

Justin Welby a su entrada a a la catedral de Canterbury, en el sur de Englaterra.
Justin Welby a su entrada a a la catedral de Canterbury, en el sur de Englaterra.POOL (Reuters)

Justin Welby ha sido entronizado este jueves por la tarde como nuevo arzobispo de Canterbury. Por primera vez, una mujer tuvo un papel muy relevante en la ceremonia de entronización. La venerable Sheila Watson, archidiácono de Canterbury, le instaló en el trono diocesano de la catedral, simbolizando así su nombramiento como obispo de Canterbury, uno de los tres títulos que le corresponden a Welby junto con el de arzobispo y cabeza de la Iglesia de Inglaterra y el de líder espiritual de la comunión anglicana en todo el mundo.

A la sobria ceremonia, celebrada en la catedral de Canterbury, asistieron 2.000 invitados, entre ellos el príncipe Carlos, el primer ministro británico David Cameron y representantes de la comunión anglicana en el mundo y de otras confesiones religiosas.

El papel de la mujer en la Iglesia anglicana y en particular su acceso al obispado es uno de los asuntos que van a marcar el mandato de Welby, un antiguo ejecutivo del negocio del petróleo que colgó el traje y la corbata para abrazar el sacerdocio en 1989 y que pensó que era una broma cuando le sugirieron que se presentara como candidato para arzobispo.

El debate sobre el papel de la mujer está relativamente encaminado. Hace cuatro meses, el sínodo anglicano votó por gran mayoría a favor del obispado femenino, pero la propuesta descarriló porque se quedó a un paso de obtener la mayoría necesaria en el colegio laico. Sacerdotes y obispos votaron abrumadoramente a favor en sus respectivos colegios, pero la normativa exige el apoyo de los tres colegios que forman el sínodo. Pero la llegada de las obispas parece ser solo una cuestión de tiempo más que de fondo.

La cuestión que de verdad amenaza con dividir a los anglicanos en el mundo es la homosexualidad. El propio Welby se declaró hace 10 años abiertamente en contra de aceptar la homosexualidad. Y, aunque ha ido cambiando hacia posiciones de aceptación de las leyes que reconocen a las parejas homosexuales, aún ahora se declara opuesto al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Pero se declara dispuesto a reflexionar. Horas antes de la ceremonia de entronización, el nuevo arzobispo declaró a la BBC su disposición a reunirse en privado con Peter Tatchell, el más conocido activista británico a favor de los derechos de gais y lesbianas. Respondía así de forma constructiva al reto que le había lanzado Tatchell en una carta abierta publicada por el semanario The New Statesman en la que este le echaba en cara a Welby que no aceptara para los homosexuales las leyes de igualdad que sí defendería en la cuestión del racismo. El arzobispo mantiene una relación de especial atracción hacia Nigeria en particular y África en general.

“Dice usted que no es homófobo, pero una persona que se opone a la igualdad para gais y lesbianas es homófobo, de la misma manera que una persona que se opone a la igualdad de derechos para los negros es racista”, le reprocha. “Gracias por su meditada carta. Plantea muchas reflexiones y las cuestiones que plantea son poderosas. Me gustaría explicarle lo que yo pienso y escucharle usted a cambio”, le ha respondido el arzobispo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_