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Médicos, monjas y padres traficaban con bebés comprados en Marruecos

La Guardia Civil imputa a 19 personas de esta red internacional Los menores eran de familias humildes a las que daban dinero o prometían un mejor futuro

El comandante de la Guardia Civil que ha dirigido la "Operación Oculta".
El comandante de la Guardia Civil que ha dirigido la "Operación Oculta".Laureano Valladolid (EFE)

Las redes de compraventa de bebés que operaron en España hasta 1990 no solo se aprovisionaban de recién nacidos en territorio nacional, también los importaban del extranjero. La Guardia Civil ha descubierto ahora la existencia de un entramado que captaba a parturientas en Marruecos y que, con base de operaciones en Melilla, abastecía a matrimonios españoles deseosos de ser padres. Buena parte de estos chiquillos fueron entregados a familias de la Comunidad Valenciana, una región que ya antes aparecía como destinataria de muchos de los recién nacidos robados.

La Guardia Civil ha detectado 28 casos de lactantes procedentes de Marruecos que fueron introducidos en Melilla y trasladados a la Península con documentación falsa, simulando que eran hijos biológicos de los adoptantes. Algunos de ellos habían nacido en Melilla y otros en Marruecos.

Los implicados en la compraventa de recién nacidos realizaban distintos roles en la trama: captadores, intermediarios, vendedores, compradores, suministradores, médicos, comadronas... Había dos monjas relacionadas con los hechos, de las que solo vive una.

Estas personas obtenían los recién nacidos de diferentes formas. En ocasiones, en la propia Melilla, donde contactaban con madres gestantes —prostitutas, limpiadoras y mujeres de extracción humilde— que accedían a la entrega del bebé bajo la promesa de una vida mejor para él o a cambio de dinero. En algún caso, a estas parturientas, a las que alojaban en una especie de pisos-nido hasta el parto, “les despacharon dándoles 3.000 pesetas (menos de 20 euros)”, según un responsable de la investigación.

La Comunidad Valenciana era el destino de muchos de los chiquillos

La Operación Oculta arrancó tras una denuncia general referida a 261 niños robados interpuesta en enero de 2011 por la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir). No obstante, el punto de partida del operativo fue una denuncia cursada el 25 de febrero de 2011 por el abogado Enrique Vila en representación de dos niñas (hoy ya mujeres), que fueron compradas por sendas familias de Ontinyent (Valencia).

Las pesquisas de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Melilla han aclarado que 14 bebés fueron comprados en esa ciudad entre 1970 y 1980 por cantidades que oscilaban entre 1.200 y los 6.000 euros.

A las 31 personas implicadas en la trama —entre ellas varios padres y madres adoptivos— se les imputan delitos como suposición de parto, alteración de la paternidad, detención ilegal o falsificación de documento. 12 de esas personas —entre las que hay un médico y dos comadronas— han fallecido, mientras que el resto son personas de edad avanzada.

Las niñas eran

Un matrimonio de Ontinyent era piedra angular de la red criminal: actuaba como captador de familias que buscaban un bebé.

Los implicados en la trama captaban a matrimonios estériles, que anhelaban ser padres. Concertaban una cita con ellos y, a cambio de dinero, los llevaban a Melilla. Una vez allí, les hacían entrega de un recién nacido, a la vez que les ponían en contacto con un médico o una comadrona que, a cambio de 300 euros, les facilitaba un certificado de nacimiento haciendo constar falsamente que la madre adoptante era la que había alumbrado a la criatura. Así podrían inscribirlo en el Registro Civil.

Otro eslabón importante de la cadena eran tres hermanas nacidas en Tetuán (Marruecos). Dos de ellas residían en Melilla y la tercera en Marruecos, donde cambió su nombre y apellidos. Esta última, que era la encargada de captar a jóvenes en avanzado estado de gestación, era el enlace con dos auxiliares de enfermería de los hospitales de Oujda y Nador.

Estas empleadas hospitalarias fueron interrogadas hace varios meses por la policía marroquí y admitieron que tenían conocimiento de la compraventa de 28 bebés por parte de esta red. Las dos empleadas facilitaban la entrega y traslado a Melilla de los bebés.

Catorce personas han sido identificadas como víctimas, una de ellas madre gestante a la que le quitaron su hijo recién nacido, siendo un total de 28 los casos de niños lactantes objeto de la trama.

La Guardia Civil ha identificado a 14 hombres y mujeres que fueron comprados por sus padres adoptivos siendo bebés. La mayoría de ellos fueron llevados a Valencia, y el resto a Málaga, Granada, Cuenca, Las Palmas y Palma de Mallorca. Las niñas eran más caras que los niños simplemente porque eran más demandadas por los padres adoptantes.

Una de estas niñas, llamada María José, nació en Melilla y fue entregada a sus padres adoptivos en un bar, con restos de sangre y envuelta en una sábana. El matrimonio, de clase media, viajó desde Valencia a Melilla y pagó 200.000 pesetas por ella. La denuncia de esta mujer, que hoy tiene 33 años, fue clave en la Operación Oculta.

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