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Vincent Autin espera la luz verde para casarse en Francia

Durante las últimas semanas, el país galo ha vivido un estallido de homofobia con agresiones verbales y físicas

Bruno y Vincent Autin.
Bruno y Vincent Autin.Hélène Mandroux

Vincent Autin, de 40 años, diplomado en la Escuela de Comercio, trabajador en la oficina de turismo en Montpellier y presidente de la Asociación Orgullo Lésbico y Gay de Montpellier, lleva semanas esperando la luz verde para poder casarse con su pareja, Bruno, de 30 años, funcionario. Tras meses de agitación callejera, agresiones homófobas y movilización de la Iglesia católica con una galaxia de asociaciones tradicionalistas y la derecha parlamentaria y la extrema derecha, la Ley del Matrimonio para Todos, que regula las bodas y la adopción de las parejas homosexuales, ha sido aprobada por la mayoría socialista del Parlamento francés. Ahora solo falta que el Consejo Constitucional decida sobre el recurso presentado por la Unión por un Movimiento Popular (UMP). “Nos casaremos en cuanto sea posible”, cuenta Autin desde Montpellier. “Está todo preparado. Alianzas, zapatos, la sala, los trajes… Incluso los invitados están prevenidos para venir corriendo”.

Si el Consejo Constitucional desestima el recurso a la ley Taubira (llamada así por la ministra de Justicia, Christine Taubira), el presidente François Hollande tendrá quince días para promulgarla, y Autin se casaría a finales de mes. “Esperemos que Hollande promulgue la ley hoy mismo, Día Mundial de la Lucha contra la Homofobia, sería un símbolo muy fuerte”. La boda de Vincent y Bruno será también simbólica. “Habrá una boda privada, una cena y una fiesta; y una boda pública, abierta a todo el mundo, un verdadero Mariage pour Tous. El ayuntamiento nos ayudará y hará un gran banquete ciudadano, con banda de honor y todo”. La alcaldesa socialista de Montpellier, Hélène Mandroux, de 72 años, “es heterosexual pero lleva mucho tiempo comprometida en la lucha contra la homofobia”.

Mientras llega el momento de decir sí, Vincent Autin recuerda el estallido de homofobia que Francia ha vivido en las últimas semanas. “Ha sido una sorpresa. Sabíamos que habría protestas, pero hemos descubierto que hay mucha gente implicada y poco a poco se ha ido radicalizando hasta llegar a la violencia verbal y física. Creo que la homofobia extremista estaba latente y ha encontrado la ocasión para expresarse. Francia es un país laico, pero la cultura tradicionalista católica prefiere la Biblia a la República, y reivindica un modelo patriarcal que anula incluso la emancipación de la mujer, un terreno en el que Francia estuvo en la vanguardia”.

Según Autin, “es muy inquietante la simbiosis entre el extremismo religioso y el político, porque los grupos fascistas han encontrado en la apertura de las adopciones a los gais un pretexto para salir a la calle y legitimarse, y a medida que iba pasando el tiempo han revelado su verdadero rostro”.

Las asociaciones de gais y lesbianas llevan meses denunciando el clima homófobo, las llamadas y los tuits amenazantes, los rezos callejeros y las agresiones físicas, como la que sufrió en París una pareja de gais. Autin espera que, una vez la ley entre en vigor, “los adversarios de la ley se desmovilicen y vuelva la normalidad”, pero también hace autocrítica. “Los colectivos tendremos que seguir haciendo pedagogía con los jóvenes. Es fácil entender que el matrimonio y la adopción son simplemente un derecho nuevo que no afecta en nada a los heterosexuales. Como dice mi madre: "Cuando mi hijo nació tenía los mismos derechos, cuando a los 15 años dijo que era homosexual, la República le confiscó los derechos que tenía cuando nació”.

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