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Telediarios con final feliz

TVE persigue en informativos noticias banales cargadas de moralina

Rosario G. Gómez
Las instalaciones de Torrespaña, en Madrid. / Uly Martín
Las instalaciones de Torrespaña, en Madrid. / Uly Martín

Para medir el pluralismo político en las televisiones públicas, los partidos suelen echar mano del cronómetro y de las matemáticas. Todos aspiran a que los minutos que ocupan en los telediarios guarden, cuando menos, una cierta proporcionalidad respecto a los escaños que ocupan en el Parlamento. Si el pluralismo político es, cuantitativamente, fácil de calibrar no ocurre lo mismo con el social. En TVE proliferan noticias (son presentadas como tales) sobre la vida cotidiana de los ciudadanos aparentemente banales que llevan adosada una potente carga ideológica. Y casi siempre escorada hacia posiciones conservadoras.

En los servicios informativos de TVE se ha instalado una tendencia que conduce a la elaboración de noticias “con un final feliz” y también hacia aquellas que reflejen iniciativas de emprendedores, según explican fuentes de Torrespaña. La cadena aspira a hacer reportajes que transmitan elementos positivos, que sean un contrapunto a la hecatombe económica.

La sección de sociedad es un privilegiado soporte para este tipo de contenidos. “Los telediarios tienen mucho cuidado con el pluralismo político, pero ha desaparecido el pluralismo social. Las voces que no ocupan un escaño en el Congreso prácticamente no se oyen en las noticias”, añaden las mismas fuentes. “El control ideológico se realiza ahora a través de los temas sociales”, señalan.

Además, RTVE pretende que esta corriente se instale en todos sus medios, tanto de radio como de televisión o de Internet. El objetivo es que sea cual sea el soporte, lancen los mismos mensajes. “Tiene que haber una unidad de contenido porque somos la misma marca”, explican fuentes de la corporación.

Algunos de estos contenidos, aparentemente triviales, han desatado una fuerte polémica dentro y fuera de la cadena. Destacan dos reportajes emitidos en el telediario este mes. En uno de ellos, el noticiero se hacía eco de la advocación a san Expedito, al que algunos han declarado el santo de las personas en paro y recogía una recomendación de los psicólogos: que acercarse a un altar a rezar puede calmar la ansiedad por la falta de trabajo o por el temor a perderlo. El vídeo enfatizaba los efectos balsámicos de poner velas y encomendarse a los santos. Otro de los reportajes proponía a los padres que aconsejaran a sus hijos adolescentes, a las puertas del verano, no usar ropa provocativa. Varios expertos explicaban en el vídeo cómo vestir con decoro y evitar la ropa demasiado sexi en las niñas para finalizar con este mensaje: “Aunque nos cueste, no hay que mezclar ropa y sexualidad”.

También ha desatado críticas la cobertura de la reciente aprobación de la Ley de Costas por no contemplar las opiniones de la oposición, que criticaba duramente la desprotección y privatización del litoral alentada por el Gobierno del PP. La presentadora del TD-1, Ana Blanco, tuvo que recoger las voces en contra de esta norma al dar paso al vídeo. “La noticia era incompleta y en la entradilla se dijo lo que tenía que haber ido en el cuerpo de la información”, admite una directiva de la cadena.

Coberturas de este tipo muestran que, mientras TVE mantiene las apariencias respecto al reparto de tiempos en el ámbito de la política, se está produciendo un “gota a gota” que pone de relieve el mayor acceso de las organizaciones conservadoras a los programas de TVE y a los responsables editoriales, lo que les permite “ir colocando sus temas”, según percibe el periodista y profesor de la Universidad Complutense Rafael Díaz Arias. No solo detecta un sesgo a favor del Gobierno y en contra de todos los movimientos de renovación social, sino que en ocasiones esas informaciones están “mal hechas, mal revisadas y mal editadas, no están contextualizadas ni se identifica a las fuentes”.

Pero aunque los políticos ni siquiera reparen en estos contenidos, existe un poderoso control ciudadano gracias a las redes sociales. “La gente está muy escamada y detecta cosas que en otros momentos podrían pasar inadvertidas. Hay una vigilancia social que hace saltar las alarmas”, dice. Díaz Arias asegura que los mensajes ideológicos son especialmente nítidos en RNE. Y pone como ejemplo la reciente cobertura de la creación de células madre por clonación, un hallazgo que en la radio pública fue sonoramente rebatido y relativizado.

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