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La demanda china provoca escasez de leche infantil en Holanda

El recelo de los padres chinos a los productos locales desata las compras en países europeos. El incremento de los pedidos ha creado un mercado fraudulento

Isabel Ferrer

La desconfianza de los padres chinos ante la seguridad de las leches maternizadas locales ha derivado en un aumento explosivo de la demanda de marcas occidentales, en especial de Holanda, uno de los principales productores mundiales de lácteos. El escándalo de la leche contaminada con melamina, que en 2008 mató a 6 niños chinos y enfermó a otros 300.000, explica la elección del consumidor oriental. Sin embargo, la deriva ha generado un mercado negro de importaciones chinas de leche en polvo para lactantes. Como resultado de ello, en los supermercados holandeses escasean las marcas punteras, Nutricia y Friso, en particular. Según el Gobierno, la mayoría de los nuevos clientes son chinos residentes en Holanda, o bien grupos organizados dedicados a este comercio ilegal, que luego revenden la leche en Internet. Una unidad de 11 euros, precio original, puede costar así hasta 30 euros. También la transportan en grandes cantidades por barco y avión sin traducir siquiera la etiqueta al chino. En menor medida, se presume que hay jóvenes chinos trabajando a comisión: 1 euro por cada caja pagada con dinero del presunto importador fraudulento.

Aunque no se ha constatado aún la existencia de un cártel del sector, Reino Unido, Alemania, Australia, Nueva Zelanda y Hong Kong tienen un problema similar. Todos han empezado a racionar las unidades de leche en polvo a petición de los fabricantes. En Holanda, los supermercados podrán decidir si permiten una o dos latas por persona (esta leche no se vende en farmacias). Las cadenas británicas Tesco, Asda y J Sainsbury, ofrecen a su vez dos cajas por compra. “Las marcas blancas, en su mayoría de los propios supermercados, o menos conocidas en el extranjero, siguen a la venta con normalidad. Tampoco falta en los hospitales, pero la demanda de las más famosas es enorme y supone un problema de mercado”, señala Murko Mijnlieff, del ministerio de Economía. Para ilustrar la urgencia de la situación, recuerda que en Holanda hay 18.000 lactantes. En China, unos 18 millones.

El capítulo más oscuro del boom de la leche maternizada se escribe en estos momentos en Hong Kong. El puerto une el comercio entre el este y el sureste de Asia, y a finales de abril, en solo dos meses, las autoridades habían arrestado a 879 personas. Asimismo requisaron casi 9.000 kilos del deseado producto llegado sin el correspondiente permiso.

Nutricia, en manos de la francesa Danone desde 2007, y responsable de la gama Nutrilon, así como de la neozelandesa Karicare, no quiere que nadie se lucre a costa de su marca. En su sitio de Internet, ha pedido disculpas al consumidor local por la situación. Friso, comprada por el grupo Hero, ha hecho lo mismo. Ambas han participado en la “cumbre de la leche para bebés”, celebrada el miércoles en el propio departamento de Economía. Junto a supermercados y fabricantes, acudió la Federación nacional de la Industria Alimentaria. Teniendo en cuenta que el mercado local holandés llega hasta Alemania, Bélgica y Francia, Sharon Dijksma, secretaria de Estado económica, consiguió el compromiso de un aumento de la fabricación lechera a partir de junio. Luego anunció la formación de un equipo especial de inspectores encargados de desentrañar las redes de los compradores chinos en Holanda.

A las autoridades chinas se les pedirá, por otro lado, que impidan la entrada de cargamentos ilegales de leche infantil. Mientras Dijksma pactaba con las firmas locales, su colega, la ministra de Comercio y Desarrollo, Lilianne Ploumen, negociaba en Pekín la forma de contener el fraude. Pero también la posibilidad de firmar contratos de exportación para las compañías holandesas. La demanda se ha duplicado en un tiempo récord, “y eso supone oportunidades para nosotros”, según el ministerio. El rotativo “De Telegraaf”, el de mayor tirada del país, ha aportado, sin embargo, un dato turbador. En pleno escándalo, Nutricia habría mandado miles de paquetes de leche infantil a China por su cuenta. La casa admite los envíos, pero asegura haber aumentado la producción para el consumidor nacional. A su vez, varios supermercados, entre ellos Albert Heijn, el más popular, habrían vendido centenares de cajas a intermediarios chinos. Con el consiguiente beneficio extra.

La melamina es un compuesto químico no aprobado para el consumo humano usado en la fabricación de plásticos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en China se agregó a la leche para aumentar el contenido de nitrógeno (la proteína láctea se puede medir a través del contenido de nitrógeno). Como la leche había sido primero diluida con agua, la melanina aumentaba de manera ficticia la concentración de proteínas perdida. En 2007, apareció melanina en comida para mascotas. Fabricada en Estados Unidos, llevaba gluten de trigo y proteínas de arroz chinos. Muchos de los animales murieron. En 2008, perecieron los seis bebés chinos. Otros 300.000 sufrieron en su mayoría fallos renales. En 2011, la policía china detuvo a 96 personas sospechosas de traficar con la misma leche contaminada con melamina que debió haber sido destruida tres años antes.

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