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“Dios me dijo: Kike, no te compliques, estoy en la gente”

Al 'obispo' de Camboya el mundo de la empresa le dejaba "seco"

Figaredo: “Estoy contra el aborto, pero cada caso es cada caso”.
Figaredo: “Estoy contra el aborto, pero cada caso es cada caso”.Á. García

Como es un obispo tan atípico que hasta se le puede llamar Kike, la primera pregunta hace referencia a los dogmas. Para ver si se desmarca. La doctrina católica, con la que la Iglesia pretende evangelizar esta Europa racionalista y descreída, considerada tierra de misión, proclama cosas como estas: que Jesús es Dios, que nació de una mujer virgen, que resucitó, que sigue vivo y que es su cuerpo lo que comemos cuando comulgamos. ¿Cree todo esto Enrique Figaredo, prefecto apostólico (equivalente a obispo en países donde el cristianismo está poco implantado) de Battambang, Camboya?

Pues sí. Este jesuita asturiano, economista, de 53 años, que desde hace 25 dedica su vida a trabajar con jóvenes mutilados por las minas antipersona en el Centro Arrupe, fundado por él en Camboya, dice que se cree todo eso. Sin que se le atragante el cruasán del desayuno que ha decidido tomar en esta diminuta cafetería madrileña: “Se ha hecho un esfuerzo de sistematización de lo que es Dios. Es la formulación más perfecta de la experiencia de fe, pero está expresada con humanidad y, por tanto, es limitada”. Sin embargo, subraya que para él “no es problema la doctrina”. “Estoy en sintonía con nuestro Papa, que nos ha cambiado de paradigma: ha puesto el énfasis en la bondad y en la misericordia”.

Cafetería Lombay. Madrid

• Dos cafés: 4,50 euros.

• Un té: 1,50.

• Dos cruasanes: 2,80

• Un zumo de zanahoria: 3,50.

Total: 12,30 euros.

Acaba de ser recibido junto a otros obispos por el nuevo pontífice y ha aprovechado el viaje a Roma para visitar a su familia en España. Considera que poner el acento en la verdad, en la doctrina, en la moral, “entorpece”. ¿El matrimonio homosexual? ¿el aborto? “¡Claro que estoy en contra del aborto: hay que proteger la vida del débil. Pero cada caso es cada caso. Hay cosas ante las que tiene que haber más silencio. Me faltan aspectos. Es una suerte. Estoy con la gente con necesidades básicas”. Él ha optado por evangelizar sin apenas palabras: “Que las personas nos vean hablar a través de lo que hacemos, no de la prédica. Cuando actuamos con misericordia, estamos mostrando nuestra verdad: un Dios que vive entre nosotros”.

Asegura que se lo dijo el mismo Dios. Estaba en un encuentro de jóvenes cristianos en Francia, porque el mundo de la empresa y la economía, para el que se había formado, le dejaba “seco”. Mientras meditaba, sintió que Dios le decía... “Dios me dijo: Kike no te compliques; mi presencia está en la gente; mi rostro es el rostro de la gente. Búscame ahí”.

“Lo sentí con muchísima fuerza. Salí de esa oración con una percepción diferente del mundo. Viendo a Dios de una manera evidente... para mis ojos. La vida adquirió una nueva perspectiva. Como cuando estás enamorado”.

Buscó a Dios en la gente. Y lo encontró en Camboya. Crucificado. “A pesar del sufrimiento, ves esas sonrisas, unos ojos que te traspasan. Dios está ahí. Pero lo tienes que ver con ojos de enamorado”.

Hoy, en vísperas de su regreso, Sreymco, una joven con una pierna mutilada, le ha mandado un mensaje por Facebook: ‘Lokopok [padre], ¿cuándo vuelves?’ “Ahí siento a Dios que habla, y que me dice ¿cuándo vuelves? Camboya no tiene el monopolio, pero es un lugar privilegiado para el encuentro con Dios. Porque es el Dios que sufre y habla con sencillez”.

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