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Industria deja pasar un plazo clave a favor de la prórroga de Garoña

El ministerio no publica a tiempo la orden que permitía a la nuclear solicitar la prórroga El Consejo de Seguridad Nuclear acuerda las condiciones del cese definitivo el 6 de julio

La nuclear de Garoña, en Burgos.
La nuclear de Garoña, en Burgos.CLAUDIO ÁLVAREZ

Pese a las palabras a favor de la continuidad, la nuclear de Garoña dio el lunes un paso más hacia su inminente cierre. Después de pedir de urgencia al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que informase sobre si la central podía seguir un año más en parada fría, el Ministerio de Industria ha dejado pasar el plazo que permitiría a la planta pedir la prórroga. A solo un mes de que expire la licencia de la planta, Garoña vuelve a estar con fecha de clausura inminente y su prórroga exigiría una pirueta legal —otra más, aunque ya sin apenas plazo—. El pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) acordó el lunes las condiciones del cese definitivo de la explotación de Garoña, que se mantiene en el 6 de julio.

El pasado septiembre, Endesa e Iberdrola, propietarias al 50% de la central, dejaron pasar el plazo extraordinario que les había dado Industria para que Garoña funcionse hasta 2019, y no hasta 2013 como había fijado el Gobierno de Zapatero. Garoña alegó entonces que los impuestos que preparaba el Gobierno la llevarían a pérdidas económicas. Por eso paró en diciembre y descargó el reactor.

El pasado 16 de mayo, Industria dio muestras de ceder y preguntó al CSN si aceptaba que Garoña se mantuviese abierta en parada fría un año más. El CSN aceptó con condiciones. Para ello, el Gobierno debía modificar una orden ministerial y la nuclear pedir esa extraña prórroga antes del 1 de junio. La fecha pasó sin que Industria publicara en el Boletín Oficial del Estado ninguna modificación legal, por lo que las eléctricas se quedaron sin posibilidad de apuntarse. Así, el CSN siguió el calendario previsto, como ha hecho desde hace nueve meses, y anoche puso el penúltimo clavo en el ataúd de Garoña.

Fuentes del sector consideraron altamente improbable que en unos días se pueda dar la vuelta a la situación. Pero Garoña es un icono político que ha demostrado que es capaz de doblegar las declaraciones de los responsables ministeriales. El departamento que dirige José Manuel Soria pasó de tachar de “chantaje impresentable” la presión de las eléctricas a augurar una larga vida a la nuclear. En 2009, Rajoy fue a la planta burgalesa y prometió que Garoña seguiría abierta si él llegaba a La Moncloa.

Desde entonces, la nuclear es moneda de cambio de Endesa e Iberdrola, que presionan al Gobierno con su cierre a cambio de mejoras fiscales, según interpreta buena parte del sector eléctrico. Sin embargo, hay fuentes del sector atómico que apuntan que las eléctricas no ven clara la enorme inversión que requiere Garoña —mejoras por Fukushima además de otras impuestas en 2009— y que por eso e primer plazo venció sin pedir la prórroga. La negociación entre Industria y Endesa e Iberdrola ha sido a puerta cerrada y el PSOE sostiene que puede ser calificada “como información privilegiada” .

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