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El Congreso de Brasil pretende aprobar el polémico Estatuto del no nacido

El texto, propuesto por diputados evangélicos, prohíbe el aborto y la investigación con células madre

Juan Arias
Río de Janeiro -
Manifestantes contra el aborto, este martes en Brasilia.
Manifestantes contra el aborto, este martes en Brasilia.Fernando Bizerra Jr. (EFE)

El polémico proyecto de ley en trámites en el Congreso de Brasil desde 2010, titulado Estatuto del aún no nacido, fue aprobado este miércoles por la Comisión de Finanzas y Tributos de la Cámara.

El proyecto de ley establece como "aún no nacido" el ser que ya fue concebido y tipifica los delitos cometidos contra él. Incluye a los seres humanos concebidos in vitro y a través de clonación, reconociendo su naturaleza humana con protección jurídica por el propio Estatuto, por la ley civil y penal.

El texto define que la vida comienza en el momento mismo de la concepción y prevé una ayuda económica durante 18 meses para las mujeres que tras haber sido violadas decidieran dar a luz a su hijo. El proyecto fue presentado por el pastor evangélico Eduardo Cunha, líder en el Congreso del PMDB, el mayor partido aliado del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.

La aprobación en la Comisión parlamentaria fue seguida en el Congreso por manifestantes a favor y en contra del aborto. Los movimientos feministas han titulado a esa ayuda económica de "beca violación" y al proyecto como “Estatuto del feto”.

“Quieren pagar por la violación que ella sufrió. Es como decir que no existe problema de que la mujer sea violada”, comentó la diputada Erika Kokay del Partido de los Trabajadores (PT). En el pleno, la diputada del PSB (Partido Socialista de Brasil) gritó: “Es algo inaceptable. Si tuviesen esos señores una hija violada, ¿aceptaría algo semejante, algo que hiere el respeto de la mujer?".

El proyecto cuenta con el apoyo del nutrido grupo de diputados evangélicos, cerca de un centenar, y prevé también que en los casos de aborto legal permitido por el Código Civil, es decir cuando la vida de la mujer está en peligro, cuando ha sido violada o cuando el feto sufre de anencefalia, el Estado ofrezca asistencia a las mujeres que decidan seguir adelante con su embarazo.

El texto prevé que en el caso de violación, si se descubre al autor, este será obligado a pagar una pensión a la víctima. Impone condena con penas de seis meses a un año a las personas que se refieran al feto “con palabras de desprecio” o que hagan apología del aborto, penas de uno a tres años de cárcel para los que causen intencionadamente la muerte del aún no nacido y de dos años de prisión para los que anuncien procesos o sustancias que provoquen el aborto.

El texto del Estatuto prohíbe el aborto en todos los casos, las investigaciones con células madre, el congelamiento de embriones y hasta las técnicas de reproducción asistida, ofreciendo a las mujeres con dificultades para quedar embarazadas la única vía de la adopción.

El Estatuto del aún no nacido incluye otro tema polémico: establece que los psicólogos pagados por el Estado deberán convencer a las mujeres de desistir del aborto. “El psicólogo comprometido con la doctrina cristiana debe influenciar a la mujer y tratar de convencerla de cambiar de opinión”, reza el texto.

Para justificar el proyecto de ley que estimula a la mujer violada a no abortar, el diputado autor del texto dice que “si en el futuro, la mujer se casa y tiene otros hijos, el hijo nacido de una violación acostumbra a ser el preferido. Ello tiene una explicación simple en la psicología femenina: las madres se apegan de modo especial a los hijos que las hicieron sufrir más”.

El texto del Estatuto está causando una avalancha de protestas. “Es una marcha atrás, sin pies ni cabeza, en las conquistas civiles de este país. Un texto equivocado desde el comienzo al fin. Trata la violencia de la mujer como algo monetarista, como si se resolviera con dinero. Nosotros apoyamos la libertad de decisión de la mujer”, afirma Nilcea Freire, ministra de Políticas de la Mujer.

A su vez, los evangélicos, cada vez con mayor fuerza -también política- en el país, insisten: “El aborto es para nosotros un acto contra la vida en todos los casos, no importa si la mujer corre peligro de vida o si fue violada”, ha afirmado el diputado Henrique Afonso. “Esa cuestión del Estado laico es muy controvertida. Hay gente que me dice que yo no debo legislar como cristiano, pero es en eso en lo que yo creo y hago lo que Dios manda, no consigo separar ambas cosas”, ha añadido.

Otro diputado evangélico, este de la izquierda del Partido de los Trabajadores, Luiz Bassuma, cuestionado sobre la prohibición de la congelación de embriones in vitro que aparece en el texto, fue enfático: “Las mujeres que adopten. La única respuesta para las mujeres que no pueden tener un hijo propio es la adopción. Estamos siendo (con el Estatuto) pioneros en el mundo que aún va a revisar esos proyectos que se apellidan científicos, pero que son todos contra la vida”.

La antropóloga Débora Diniz, de la Universidad de Brasilia (UnB) analiza así el texto de la nueva ley: “No se trata de proteger a la mujer, de lo contrario todas las mujeres embarazadas recibirían esa ayuda del Estado; ni es una compensación para las víctimas de violencia sexual, pues todas ellas serían ayudadas, aborten acepten o no el hijo”. Y concluye: “Es perverso ofrecer dinero para que las mujeres adhieran a una tesis, pues eso es lo que ellos (los evangélicos) están proponiendo”.

El proyecto de ley pasará ahora a la aprobación de la Comisión de Constitución y Justicia del Senado y después a la aprobación del plenario del Congreso. Su aprobación en la Comisión de Finanzas y Tributos tuvo lugar horas antes de una marcha de los evangélicos en Brasilia contra el aborto y contra los gais.

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