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Yesa, un embalse bajo vigilancia

Los deslizamientos en las obras de la presa desatan el miedo entre los vecinos

Vecinos de Artieda (Zaragoza) se manifiestan contra el recrecimiento de la presa de Yesa.
Vecinos de Artieda (Zaragoza) se manifiestan contra el recrecimiento de la presa de Yesa. LOURDES SARSA (EFE)

Recuerdan los vecinos más antiguos de la zona que cuando, en 1959, se cerraron las compuertas de la presa de Yesa (Navarra), los habitantes de Tiermas y Escó, en territorio aragonés, tuvieron apenas tiempo para llevarse sus pertenencias. El proyecto de embalse en el valle conocido como Canal de Berdún se remonta a la dictadura de Primo de Rivera. Sin embargo, en Sangüesa, la primera población aguas abajo de la presa, el plan de emergencia del embalse llegó el 30 de mayo, 54 años después del llenado del pantano.

Nueve días antes, el profesor de geología de la Universidad de Zaragoza Antonio Casas aconsejó en las Cortes de Aragón la evacuación de Sangüesa tras exponer su opinión sobre los informes de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) sobre los deslizamientos producidos en las obras de recrecimiento de la presa de Yesa. Esa misma noche, varias decenas de vecinos de Sangüesa decidieron abandonar sus casas y, desde entonces, el alcalde, Ángel Navallas, intenta calmar los ánimos de sus paisanos mientras exige seguridad e información a la CHE y al Gobierno de Navarra.

Un día después de la comparecencia de Casas, el presidente de la CHE se reunió con Navallas y el resto de la corporación para recalcar que el deslizamiento de la ladera norte de la presa se había detenido y que los trabajos de estabilización están cercanos a terminar. Sin embargo, el Ayuntamiento ha pedido un informe de técnicos ajenos a la CHE sobre la seguridad de la presa que, según reconoce la propia confederación, se ha levantado 12 milímetros debido a ese deslizamiento.

Navallas, de una agrupación local de izquierdas, lamenta el trato recibido por el Gobierno de Navarra, de UPN. Afirma que desde la advertencia de Casas solo ha podido hablar dos veces con el consejero de Interior y nadie les había advertido del levantamiento de la presa. “No sé si nos han engañado, pero sí nos han ocultado información”, señala el alcalde. El Ejecutivo foral, mientras, asegura que confía en la CHE y ve innecesario el informe que pide Sangüesa. Tildan de alarmista la advertencia del geólogo y recuerdan su vinculación con la coordinadora contraria al embalse de Itoiz, relacionada con la izquierda abertzale. Sin embargo, el delegado en Navarra del Colegio de Geólogos, Antonio Aretxabala, coincide con las tesis de Casas.

El proyecto se aprobó dentro del Plan Hidrológico Nacional durante el mandato de Aznar, pero luego el Gobierno de Zapatero rebajó la cota proyectada, aunque continuó con las obras. Un informe de la CHE del 9 de enero advierte los deslizamientos y cambia el grado de peligro de 0 a 1, dentro una escala de 3. Un mes más tarde, 60 viviendas de las urbanizaciones Lasaitasuna y El Mirador, en Yesa, fueron desalojadas por un deslizamiento que agrietó el terreno y las propias casas. Hoy sus vecinos siguen sin poder volver a sus viviendas.

Cristina Igoa, portavoz de estos últimos, asegura que la CHE no asume la responsabilidad del recrecimiento en esta situación y que esta atribuye el fenómeno a una conjunción de las obras, las lluvias y las voladuras de un año antes para la construcción de la autovía Pamplona-Huesca. Igoa recalca que la CHE rechaza la culpa “pero asume todos los gastos”. Desde los 10 millones de la estabilización del corrimiento hasta el realojo de los desalojados.

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